Mira Vigo

Aquel equipo de Lavadores

Aquel equipo de Lavadores

Aquel equipo de Lavadores / Fernando Franco

Fernando Franco

Fernando Franco

Si volviéramos la mirada medio siglo atrás podríamos ver a estos hoy maduros varones con botas y camisetas de un equipo de fútbol: Lavadores. El tiempo ha pasado pero allá por los 70 eran una formación balompédica nacida con los chavales de Pardavila, en Santa Cristina de Lavadores. De aquella el fútbol modesto aún brillaba, no les quedaba mucho más en los barrios. Cuantas vivencias, cuántos recuerdos en este reencuentro, en el Restaurante La Frontera, medio siglo después.

El libelo contra Gondomar y la mesa bien abastada del Pigmalión

En medio de mi maratón gastronómico pasé por el restaurante Pigmalión en la benéfica compañía de los historiadores Jose Maria Peláez y Fernando Bartolomé, que ha descubierto, publicado y nos ha regalado un libelo del siglo XVII contra el conde de Gondomar, en su tiempo de embajador de Inglaterra. En la mesa de al lado, Carlos Nascimento y la gentil Silvia Torres, gerente uno y responsable comercial ella de Naviera Mar de Ons; en otra cercana iluminaban el lugar con sus corpóreas presencias Suna Cardoso, Ana Ortiz, las Patricias Babé y Oya y Susana García. ¿El título del libelo? La sangre y el azufre. Ante unos fastuosos cogotes de merluza, el escritor aragonés asentado entre nosotros nos ilustró sobre su descubrimiento. Bueno es que sepáis las almas cultas y sensibles que el gran embajador Gondomar hasta no hace mucho tiempo ostentaba en Inglaterra la medalla de bronce en la historia universal de la infamia con Hitler o Felipe II, por lo mucho que influyó en su rey a favor de España. Por los manteles también desfilaron los héroes del bou Eva, las monjas pajilleras, la herramienta de Fernando VII, el tentenecio salmantino y el valor del sentimiento de la compasión, además de algún amigo ausente al que se despellejó con disciplina rigorista. Se habló de salud y procurar cuidarla con desusada contención y, de vuelta a mi casa, yo recreé el verso de Machado ante unos tragaldabas de su tiempo: ¿Qué fue de aquellos truenos, hoy vestido de Nazareno?

El artístico aperitivo de Beny

El día de Nochebuena me fui con Jaime Capitán a un aperitivo laureado por el arte porque no otra cosa fue el que dio el ex rally man, vendedor de coches de alta gama y ahora fecundo galerista Beny Fernández en su sancta santorum de Doctor Cadaval. Cava Escofet Rosell (con la sobreetiqueta de Beny Campeón) y conservas selectas sirvieron de picoteo, entre obras de Rafael Alonso, Miguel Ángel Barros, Puhinger, Augusto Rodríguez, Orozco, Conchi Cuadrado... en un distendido encuentro que corrobora a esta galería como la más activa de Vigo. Allí pudimos saludarnos, abrazarnos y en casos besarnos gentes de bien como Mercedes Lence, Teresa Pérez, Moncho Pombo, Tino Canicoba, Armando, José María Massó y Josita... que dimos gracias a Dios unos, a Beny otros por tal encuentro de entrenamiento para la Nochebuena.

Y la traca final por las calles

Si la víspera de Nochebuena me fui con Maribel y Nemesio Barxa a darnos un atracón de ostras, al día siguiente después de lo de Beny hice un recorrido festivo con la aguerrida pero cordial jueza Lola Galovart, la no menos pero con las tijeras Mara Costas, el fino estilista pero en la cirugía estética, heredero refinado de los maestros del arte cisoria, Pedro Arquero, su partenaire en el juego amoroso y periodista de alto standing Carmen Domínguez… Sobrepasamos como pudimos la línea de una plaza de la Constitución en orgiástica entrega de masas al baile y charloteo, reposamos en la calle de las ostras y luego subimos hacia el Paseo de Alfonso los supervivientes para tomarnos una birra o algo así en el Castro del trío Curiel, Vaquero y Brea (que yo sepa). ¡Guau, qué descoloque, qué bailoteo las damas, qué frenesí nochebuenero! ¿Cómo llegarían a la cena?