Cuatro Cosas

Se puede decir lo que se quiera –siempre con respeto y referido únicamente a lo temporal–, pero se mire como se mire, la visita del presidente de la Generalitat de Cataluña al Vaticano, en estos momentos, resulta polémica. Y no hay que ser un genio para suponer que, de algún modo, la embajada española allí intervino para facilitar encuentro con el Pontífice. Y, de rebote, echar una mano a Petrus. Oh, yes...

Avecilla no suele meterse en estos asuntos, porque siempre tiene presente aquello que le dijo Alonso Quijano a Sancho Panza –Sí, sí, lo de “con la Iglesia hemos topado...”– y sabe que no conviene. Pero certifica lo que se contaba ayer por las capitales respectivas de Santiago y Madrid. Resumiendo: en el centroderecha había quien echaba chispas. Y no es que abjurase, quia: tan solo bramaba. ¿Eh...?

(En la madrileña Génova Street, do se halla el estado mayor del PP, alguien del lobby gallego allí le comentó –por teléfono– al pájaro que uno de los presuntos estrategas que acompañaron a O Noso Ex juraba en arameo. Y en la corte jacobea, pero más bajito, recordaban las visitas de Bolaños y Yolandinha a la santa sede. “Los precursores”, afirmó un aspirante a poncio, y lo oyeron. Uyuyuy...)

En otro orden de cosas, y dicho sea de paso, Anacleto asegura que sí, que lo narrado no hace mucho se va confirmando –oficiosamente, ofcourse: la orden en el PPdeG es que “sobre las elecciones, chitón”–: que al menos un conselleiro de los actuales encabezará una lista de las cuatro provincias. El agente dice que el probable no querría el cambio, pero que el que manda, manda. ¿Capisci...?

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