Cuatro Cosas

Hablando de las cosas de la política con minúscula estaban los poncios centroderechistas en la madrileña Génova street cuando de repente, ñaca, sale Tezanos con su rollo demoscópico y provoca las chanzas generalizadas –y algún canguelo: palabra de Anacleto, que por experiencia sabe que siempre hay quien se pregunta lo de “jolines, ¿y si sí...?”– entre los petrucios que hablaban de otras cosas. Parece que relacionadas con algún roce preelectoral. Y tururú...

A la vez provocó que la fontanería de los expectantes a chollo abran la retórica acerca de cuánto cobra el director de los mejores intoxicadores del continente: ciento cuarenta mil euros al año –brutos, claro: más que brutos, bestiales–, primas (de las tías se encarga Tito Berni)– aparte. Y provocan cálculos de cuánto debe poner el/la españolito/a que viene al mundo, lo/a guarde Dios, y el que ya está aquí; cada farol del susodicho y, de paso, cuánto paga a los cocineros. Jo...

Sí, los que “cocinan” las estadísticas, que debe ser otro pastón, aunque los que fabrican rumor dicen que el ex two de Guerra (Alfonso: cuidadito con equivocarse) como experto en manipulaciones, antes de que el one se pasase al “enemigo”, que es la comitiva petrusiana, si se juzga lo que ahora dice el antiguo Oyente. Por cierto: en la sede del PP se tronchan con otra risa, diferente pero muy parecida: lo de la reunión del comité ejecutivo federal del PSOE. ¿Eh...?

La cita, cuentan las crónicas solventes, demostró que eso no es un estado mayor, sino un coro de monaguillos que sólo saben decir “amén”. Lo que demuestra que, tan caros como están los huevos –hay que ahorrarlos a toda costa, ya que nunca se sabe qué puede aportar el mañana– para más adelante. Es algo parecido a lo de los sindicatos, que también reservan sus esfuerzos para redimir al proletariado hasta que cambien los subvencionadores y ver cómo se portan. Financieramente hablando. Avecilla dixit. ¿Capisci...?

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