Opinión | Mirador de lobeira

Distorsión en los Presupuestos

Xunta y Gobierno central han hecho cuentas con O Salnés y el saldo vuelve a quedar lejos de las pretensiones, lo normal en este tipo de relaciones marcadas por el reparto de un dinero siempre insuficiente, lo que crea frustraciones, a veces enojos, y en ocasiones loas y ditirambos a los de la misma cuerda. Esta semana se han puesto en colación los ajustes de unos y otros en una suma de millones que al ciudadano de a pie, al saliniense común y corriente, le suenan a hueco, a vacío y abstracto como si no contase y fuera ajeno al reparto del maná.

Una lluvia de dinero estatal para completar una vez más las obras del ferrocarril al puerto, otros cientos de miles para saneamiento de la ría, cuatro millones para hacer un cuartel de la Guardia Civil en Cambados, impresionantes cifras para una depuradora en Sanxenxo. Manos llenas ofrece también la Xunta para una planta de basuras en Vilanova, el parque empresarial en Pontecesures..., otros seis millones para obras de saneamiento, casi un millón para una sala de esterilización en el Hospital de Vilagarcía... Pero ¿qué hay de lo mío. de aquellas pequeñas inversiones que los ciudadanos quieren ver reflejadas en la tarta presupuestaria y que siempre forman parte del relleno oculto de la burocracia?

Eso es lo que falta por escribir para que el sesudo análisis presupuestario convenza o indigne con argumentos a unos y a otros en un auténtico balance del reparto, en tanto que las expectativas suelen ser mucho más ambiciosas en tanto que están vinculadas a los rimbombantes Next Generation, la ayuda europea por la COVID-19

O Salnés vuelve a quedar, por ello, lejos de las expectativas. Hay muchos flancos por cubrir en unas fracciones que a vuela pluma no parecen siquiera equitativas a tenor de la valoración de sus alcaldes. Mejorar el empleo, centros de investigación, oferta de suelo industrial y creación de empresas, mejores conexiones de transporte, fondos extraordinarios para la pesca y el vino...,dotación de adecuadas infraestructuras sanitarias y educativas, residencias de mayores y un largo etcétera. Todo sin consignar ¡Ya se verá!

Demasiados flancos a cubrir para dejar contentos a todos sin decepcionar a los propios. Y así ver al alcalde socialista de Vilagarcía Alberto Varela resignado ante la propuesta de la Xunta para 2022 o al regidor popular de Valga indignado porque recibe menos de lo esperado de los suyos parece como mínimo una catarsis política sin paliativos.

Y es que en esta ocasión no es más de lo mismo. con tantos millones sobre la mesa. Los entresijos de la operación deben buscarse en otros objetivos en fase de negociación a los que no se puede acudir a cara de perro, pero que son inconfesables cuando se hace la valoración. Así en el caso de Vilagarcía todo marcha para que la vieja Comandancia se transforme en un centro de salud y en Valga nadie se atreve a reprochar que Pontecesures sea mimado con una fuerte inyección para su polígono industrial. Al otro lado O Grove que no puede más que quejarse de los privilegios de la Xunta a Sanxenxo mientras en Cambados les parece de risa que se anoten 10.000 euros para reformar la plaza de abastos...

En suma, la lírica política que hace casi doscientos años ya expuso el poeta realista Ramón de Campoamor con su “En este mundo traidor, nada es verdad ni mentira/todo depende del color del cristal con qué se mira”. Y en política ese vidrioso prisma aparece polarizado de modo que sus reflejos alejan la refracción de los rayos políticos. El problema es que también tamizan los de otros partidos que se callan, como si no fuera con ellos.

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