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Antonio Touriño

Mirador de lobeira

Antonio Touriño

Lanzaderas Avant para llegar a Madrid

Vilagarcía pretende más paradas del tren a Madrid. Lo piden con insistencia todos los partidos en tanto que se suben a un estrado o se ponen delante de un atril, micrófono en ristre; incluso los socialistas que con la boca pequeña se atreven a parecer emberrinchados porque se les oye a lo lejos en la Carrera de San Jerónimo.

Obviamente conseguir que el Alvia pare en Vilagarcía cada vez que se mueva es un caramelo muy dulce para la ciudad pues quedaría conectada en apenas unas horas con el resto del mundo. Pero tampoco sobraría un aeropuerto, un campus universitario o un centro de investigación biomédica.

Proyectos interesantes podría haber muchos pero el sentido común obliga a digerir que no todo el monte es orégano y a conformarse con lo que se tiene, por aquello de ¡Virgencita, déjame como estoy!

Ello no quiere decir que haya que cruzarse de brazos y renunciar a un mejor transporte, después de casi dos décadas de espera por un AVE que nunca llegó a Galicia por su compleja orografía, y que jamás la cruzará por esa misma razón, ya que el tren rápido gallego simultanea recorridos a velocidad convencional, es decir lenta, por lo que nunca permitirá conectar la capital de España en 2,5 horas como les corresponde a barceloneses, sevillanos o bilbaínos.

Un simple vistazo a la taquilla de Renfe permite descubrir que el trayecto más corto entre Madrid y Galicia es el que tiene salida en Santiago, pues llega a Atocha en cuatro horas y media.

Puesta dicha medida de tiempo por delante, si uno gira la vista y mira el recorrido desde Vilagarcía o de Pontevedra observa que nunca podrá hacerlo en menos de cinco horas y media, es decir, una hora más que desde la capital catedralicia.

Y en esos sesenta minutos de diferencia entre un recorrido y otro puede estar la clave de la gestión pues las autoridades políticas pueden y deben buscar alternativas para que los arousanos salgan beneficiados con las nuevas infraestructuras que tanto costó tener.

Una posibilidad que no parece descabellada, en tanto que la línea férrea está electrificada y adaptada a la alta velocidad entre Vilagarcía y Santiago o Pontevedra de tal modo que pasaría simplemente por la dotación de un servicio de corto y veloz recorrido, que para eso están los Avant.

A un arousano le debería dar lo mismo subir al andén en Vilagarcía que en Compostela si lo que busca es llegar a tiempo a su destino.

Consistiría en un servicio de lanzadera dispuesto en los horarios sincronizados para combinar viajes con un pequeño transbordo en la capital.

Y además, piensen ustedes señores políticos, permitiría mejorar la conexión interna, con muchos más servicios para aquellos ciudadanos que no tienen pensado ir a la capital del Estado pero si les interesa llegar a la Universidad a su hora, acudir a una consulta o simplemente a darse un paseo por el Franco y marcharse luego para Lugo.

Ventajas, muchas, pues a la vez no se interrumpiría el ritmo del tren Alvia con la parada de cinco minutos que tendría que hacer en la plaza de la estación, a la que nadie podrá llegar asistido por unas muletas por muchos trenes que paren.

Pero sobre todo, recuerden que Renfe quiere rentabilidad y o mucho cambian las cosas o los viajeros con maleta para Madrid se seguirán contando con los dedos de la mano. Las cuentas están registradas en el de las seis de la mañana y la verdad es que la demanda es poco elevada, a la ida y a la vuelta. A lo mejor sería interesante también que se suprima la parada de Medina o la de Tordesillas.

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