Si se cumplen las previsiones, en un par de años habrá proyecto Mayne, que albergará la tercera estación ferroviaria de Urzaiz, y transformará el entorno del barrio de Casablanca con un vanguardista centro de comunicaciones, comercial y de ocio.

El arquitecto norteamericano Thom Mayne, galardonado con el premio Pritzker, suma su nombre a los profesionales que han dejado obras características de distintas épocas en la ciudad. Su proyecto promete ser el nuevo símbolo de la modernidad de Vigo.

Concentrará más de un centenar de comercios y la estación ferroviaria, central, y pasante, hacia Portugal y a Madrid. De cumplirse los compromisos, habrá línea directa por Cerdedo, sin necesidad de hacer transbordo en Santiago.

Desde que Vigo se asomó al progreso, a mediados del siglo XIX, el ferrocarril fue la gran ambición para alcanzar la modernidad.

La ciudad era una isla anclada a la ría, sin acceso terrestre al exterior. Para viajar a Madrid, la forma más usual y rápida era a través de Portugal.

Por mar era diferente, ya que disponía del puerto más seguro del mundo, con un creciente tráfico internacional, desde la apertura del Lazareto de San Simón, en 1840.

El problema radicaba en las comunicaciones terrestres, tan precarias que obstaculizaban la exportación del producto estrella: el pescado. Y la solución pasaba por el ferrocarril.

De ahí que fuera el objetivo perseguido de la publicación del folleto "Razones de utilidad nacional en apoyo del Real Decreto del 7 de agosto de 1853, por el que se manda la construcción de un ferrocarril de Vigo a Madrid, Zaragoza y Barcelona", promovido por Carvajal Pereira, Joaquin Yáñez y el impresor Angel de Lema. Tres de los fundadores de FARO DE VIGO, meses después.

Tardará doce años en arrancar la primera máquina de tren, en misión de pruebas, cuando aun se construía el viaducto de Redondela, y quince el convoy inaugural, que cubrió el tramo entre Vigo y Guillarei.

He aquí cómo lo contaba la prensa.

"El 13 de junio de 1876 salió de la estación de Vigo la primera máquina del ferrocarril que iba a auxiliar los trabajos del transporte de material, balastro, etc. y el 17 de marzo de 1878 se ha inaugurado al público el primer trozo de vía desde Vigo a Guillarey.

Estas dos fechas, precursoras de un nuevo y rico porvenir para Vigo, las recordaremos siempre con placer".

Como puede apreciarse, la memoria es floja, y probablemente nadie recuerde esas fechas, pero perviven en la memoria periodística.

Vigo ya contaba con estación de ferrocarril, en 1876, cuando partió la primera máquina, aunque la "Ferropedia" fija en 1878 la construcción de la primera, por ser el año del tren inaugural. Pero antes ya lo había hecho la máquina de pruebas.

Con diversas modificaciones aquella estación se utiliza hasta 1997, en que se construye la segunda, sobre el solar de la anterior.

Como se trataba de un edificio muy apreciado, se habló de reedificarlo en otro espacio y con otra finalidad, pero nunca se llevó a efecto.

Ambas estaciones respondían a las exigencias de cada tiempo, y los servicios que prestaban eran exclusivamente ferroviarios.

Pero el complejo de Tom Mayne representa otro concepto de estación, en la que lo que emerge y lucirá es la zona comercial, mientras que lo esencial, el elemento ferroviario, queda enterrado para que el acceso de los trenes a la ciudad sea subterráneo.

Lo trascendental es que el AVE llegue cuanto antes y cumpla su función de acortar los tiempos del viaje.

Del espacio en superficie cabe esperar que sea no sólo funcional sino también estéticamente admirable. Las primitivas estaciones resaltaban por su modernidad y suntuosidad, y la nueva de Vigo no debe ir a la zaga.