Comuneros y Fundación Juan XXIII limpian montes y caminos de Udra y plantan árboles

El entorno de Chan de Esqueiros y Cabo Udra está en pleno proceso de algo parecido a un cambio de piel. Un cambio de imagen para eliminar especies invasoras, desbrozar caminos y superficie de monte y acometer la plantación de árboles autóctonos. Un proyecto que impulsa la Comunidade de Montes de Beluso y para el que ha contratado a la Fundación Juan XXIII. Una colaboración con una evidente vocación social para facilitar la inserción laboral de personas con alguna discapacidad intelectual.

Los trabajos arrancaron hace poco más de una semana, con algo de demora sobre lo inicialmente previsto debido al mal tiempo. Esta primera fase está previsto que abarque una superficie de 4 hectáreas de monte, repartidas en rodales o diferentes parcelas; así como el desbroce de los caminos principales y secundarios, que en total rondarán una superficie de entre 20.000 y 25.000 metros cuadrados.

El trabajo se está concentrando en la parte alta de la zona de Chan de Esqueiros –donde antes se celebraba el festival A Noite do Trasno– y en la parte leste de este espacio natural, lindando con las propiedades privadas. Todo el ámbito de Cabo Udra está catalogado como Red Natura 2000 y el proyecto está supervisado tanto por la Xunta de Galicia como por la asesoría que se encargó de la elaboración del plan de ordenación y aprovechamiento forestal de la Comunidade de Montes de Beluso.

El responsable de proyectos y coordinador de la Fundación Juan XXIII, José Mariño, explica que sobre el terreno trabaja una brigada formada entre 9 y 12 personas, en la que se integran de manera rotatoria alumnos que están realizando una formación del FP dual en materia de jardinería y trabajos forestales, y supervisada por dos encargados. El proyecto encargado por los comuneros de Beluso incluye varias fases. Una de ellas es la eliminación de especies invasoras, como pueden ser la acacia, que es la más abundante, y la repoblación con otras de carácter autóctono. “Hace unos tres años realizamos un trabajo de corta de eucaliptos y ahora se trata de proceder a una limpieza de los terrenos, desbroce y reposición de árboles que no llegaron a brotar”, explica el presidente de los comuneros de Beluso, Xosé Ramón Millán. Así, está previsto plantar robles, acebos, sobreiras, laureles y plantas como el crataeugus, que tiene un fruto o baya que resulta muy atractivo para los pájaros.

La roza y el desbroce se realizará de manera manual, para evitar el uso de maquinaria pesada y que el resultado final sea demasiados agresivo. Estos trabajos de limpieza incluirán una franja de tres metros a cada lado de los senderos principales de Cabo Udra (se calcula una superficie de entre 13.000 y 15.000 metros cuadrados) y de dos metros a cada margen de los secundarios (entre 8.000 y 10.000 metros cuadrados). El trabajo será muy cuidadoso en las zonas de monte, sobre todo en los múltiples entornos rocosos que caracterizan el paisaje de Cabo Udra. “Alrededor de las rocas de mayor tamaño se dejará una franja de dos metros sin desbrozar y en las más pequeñas dejaremos un metro. Se trata de ejar vegetación para que no quede todo ‘pelado’ y que la fauna de la zona disponga de lugares para refugiarse y para la cría”, explican José Mariño desde la Fundación Juan XXIII.

Los trabajos deben estar concluidos durante el mes de febrero para que estén listos antes del inicio de la primavera y evitar que los árboles que se planten queden demasiado expuestos, en las primeras semanas de su crecimiento, al sol durante la época de mayor radiación solar. La elección de las especies a plantar se realizó en función del tipo de suelo, para enriquecer la diversidad del entorno e incluso atendiendo a aspectos tradicionales. “Por ejemplo, en las cercanías de Pedrón [donde está la vivienda del doctor Barros] se realizó una corta y se plantarán ‘loureiros’ para que formen una especie de seto. Plantar laurel era una especie de tradicion para delimitar los lindes entre el monte comunal y los terrenos privados”, explicaba Xosé Ramón Millán.

Agradecimiento por la confianza depositada por los comuneros y el Concello de Bueu para varios proyectos

La Fundación Juan XXIII estreno hace meses una nueva sede en la ciudad de Pontevedra y cuenta con más de 70 trabajadores. Su objetivo es la formación y facilitar la inserción laboral de personas con algún tipo de discapacidad laboral y en este sentido agradecen la colaboración que están encontrando en Bueu, tanto desde el Concello como por parte de comunidades de montes como la de San Martiño de Bueu o ahora con la de Santa María de Beluso. “Nos encargan proyectos de jardinería, plantaciones, conservación de viales y espacios municipales y trabajos de recuperación de lugares de interés patrimonial, como fuentes y lavaderos”, explican desde la Fundación Juan XXIII.

Una de las actividades que tienen programada para realizar en breve es una plantación de árboles de ribera en las márgenes del río Bispo. Los encargados del trabajo serán los alumnos del ciclo de FP dual que imparte la propia Fundación Juan XXIII. Unos alumnos que ese día también ejercerán como profesores. Desde el Concello de Bueu quieren invitar al CEIP A Pedra a participar en esta iniciativa de concienciación ambiental y social.

El objetivo es que los estudiantes de la FP dual del Juan XXIII le expliquen al alumnado de A Pedra las características de la plantación, los árboles elegidos y el uso de compost, que es de elaboración propia. Esta actividad estaba prevista para el pasado mes de diciembre, pero el mal tiempo obligó a posponerla y a buscar otra fecha.

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