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La Hermandad de los Dolores tramita expulsar a Severo Lobato por su “gran falta de respeto”

Rechazan las acusaciones del párroco sobre el robo de la imagen y su negativa a oficiar la misa solemne del 15 de septiembre | Lo tachan de “retrógrado”, “intransigente” y de provocar un “ambiente muy tóxico en la parroquia”

Representantes de la Hermandad de los Dolores y Soledad, en la toma de posesión de la nueva directiva celebrada el domingo. | // G.M.

“Expulsar al párroco don Severo Lobato como hermano de nuestra Hermandad [...] por las graves acusaciones, así como la gran falta de respeto hacia la Hermandad y la Virgen al negarse a oficiar la misa solemne del 15 de septiembre”. Es una de las peticiones realizadas por la cofradía de los Dolores en asamblea, en la que votaron a favor 24 miembros, ninguno en contra y hubo dos abstenciones. En consecuencia con estos resultados, la junta directiva, que fue renovada el domingo y ahora preside Sheila Lorenzo, “deberá proceder, ciñéndose siempre a nuestros estatutos” para formalizar la expulsión, si procede. La decisión supone otro duro varapalo al el cura, que está en el punto de mira de varias cofradías religiosas, del Concello de Cangas y de muchos feligreses tras su oposición a la celebración de procesiones durante la última Semana Santa y su comportamiento desde entonces.

El cura párroco, Severo Lobato, en un acto en la excolegiata. | // S.Á. Gonzalo Martínez

El aluvión de críticas al cura queda plasmado en el acta de la asamblea de la Hermandad de la Virgen de los Dolores y Soledad celebrada el 2 de octubre, previa a la renovación de cargos. El presidente saliente, Manuel Gil, calificó de “muy graves” los comportamientos y acusaciones de Severo Lobato hacia esa hermandad y su rechazo a las peticiones de diálogo que le trasladaron. Reveló que incluso le solicitaron asesoramiento, “tratando de que nos guiase siempre por el buen camino, y tampoco accedió”, hasta el punto de que “declinó también la invitación a ser nuestro consiliario”. Esa función la desempeña el sacerdote Eloy Perales, que suscribe las palabras de Gil y asegura que él “siempre buscó un acercamiento con don Severo, pero nunca fue posible” y sus llamadas no obtienen respuesta. Considera “intransigente” la actitud del párroco, al que dice respetar como compañero, aunque debería “reconocer la situación y tratar de revertirla, incluso plantearse un cambio”, demanda.

No son opiniones ni críticas aisladas. La directiva de la hermandad se ve obligada a celebrar reuniones en el local que ocupaba el bar O Penúltimo “dada la negativa a cedernos el centro parroquial para cualquiera de nuestras juntas y asambleas, a pesar de que el centro parroquial es el domicilio de nuestra hermandad”. Rechazan acusaciones vertidas por el párroco y recalcan que la hermandad “nunca ha robado nada a nadie” y la imagen de la Virgen de los Dolores es de su propiedad –“así nos lo ratifican desde el Arzobispado de Santiago”– y se encuentra en el domicilio particular de un “directivo de honor”, para mantener la tradición de celebrar el traslado. Asimismo, rechazan las acusaciones de “malas personas” dirigidas a la junta directiva y otros comportamientos que consideran muy graves.

Náufragos sin fe

Otros miembros de la Hermandad de los Dolores, fundada en 1748 y a la que están asociadas actualmente 1.409 personas, lamentan que Severo Lobato rehuya el diálogo, acusa a los feligreses de “impuros” y hace comentarios “retrógrados y fuera de lugar”. Pone como ejemplo que en la homilía de la misa solemne de la Virgen del Carmen “predicó que si un marinero no se salva en un naufragio es por no tener fe”, afirmación que “en una villa marinera como Cangas hizo mucho daño”. Lamentan que actualmente “hay un ambiente muy tóxico en la parroquia” provocado por Severo Lobato “y por algunas de las personas que lo rodean”, y una situación “muy desagradable”.

“Abuso de poder, iglesia vacía... cambiar al cura”

Los testimonios y reproches de miembros de la hermandad de los Dolores hacia el párroco abundan en su “abuso de poder”, “trabas y dificultades” para dejarle a las cofradías ejercer sus tareas“tuvimos que montar el palco de la Virgen en la calle y dificultades para poder llevarlo al interior del templo”– y actitudes impropias de un sacerdote que están creando un mal ambiente y dejando “la iglesia vacía”, porque el cura “ha llegado a echar a feligreses”. Una de las participantes en la asamblea cree que se ha llegado a una “situación insostenible” y preguntó “si no se puede hacer nada para que cambien al párroco”, explicando la directiva que es una decisión “que no está en nuestras manos” y que su cometido es “seguir trabajando por la hermandad y honrar a la Virgen como merece”. “Algo hay que hacer. Hay cosas que no se pueden permitir, y aunque sea desde fuera de la directiva habrá que hacer presión para que llegue un cambio”, reclamó otra de las personas participantes en la asamblea y reflejada en el acta.

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