El comienzo, esta semana, de las excavaciones para la rehabilitación y la puesta en valor de la torre medieval de la parroquia de Meira, que contrató el Concello de Moaña con la colaboración de la Comunidade de Montes, aventura un futuro muy optimista para un cerro que se eleva sobre los valles de Meira y Moaña y que permite unas vistas privilegiadas de la ría de Vigo. Será un punto de atracción turística para todos los amantes de la historia y las buenas vistas. Sin embargo, no será la primera vez este siglo que el Monte da Torre atrae los focos. La anterior ocasión se remonta a septiembre del año 2010 y hay que agradecérsela a los artistas Xulio Lago y Roberto Brañas.
En aquel final de verano los artistas tuvieron el ingenio de instalar, con la debida discreción, una silla gigante de madera sobre el promontorio. Las increíbles y fotogénicas vistas, unidas a la facilidad del acceso a este monte por su cercanía al Corredor y ahora Autovía do Morrazo, hizo que en cuestión de días miles de personas pasaran por esa obra de arte. La autoría se convirtió en un misterio entre los vecinos y visitantes hasta que finalmente se desveló que la obra había sido creada por Lago y Brañas.
Precisamente los restos arqueológicos de la torre medieval sobre los que se asentaba obligaron a su retirada y, para pena de los moañeses, la obra encontró un emplazamiento en la ruta de esculturas conocida como “Valle de los Sueños”, en la pequeña localidad de Puebla de la Sierra, en Madrid. Se trata de un sendero que acoge un centenar de obras de arte. “Elegimos su emplazamiento en un cerro. A unos 3 kilómetros del pueblo y a 1.600 metros de altitud pero en una ubicación maravillosa y catalogada como Reserva de la Biosfera”, explica el propio Xulio Lago.
A comienzos de 2011 se instaló en la sierra madrileña la obra, por lo que recientemente cumplió una década en su emplazamiento. Desde entonces, un reguero de personas la visita cada año y de ello pueden dar fe las fotografías que se suben a las redes sociales.
No se trata la misma estructura de madera de unos cinco metros de altura ubicada en su día en Meira, si no de una réplica de hierro un poco más alta que la original, para resistir a la intemperie.
Xulio Lago mostró ayer su apoyo al proyecto para rehabilitar parte de la torre medieval de Meira “porque si se hace bien va a ser un espacio muy visitado por mucha gente”. El artista se muestra orgulloso de haber atraído hace una década la atención sobre este emplazamiento. “Seguro que la repercusión que tuvo la silla hizo que todo el mundo pensara en esa zona. Gracias a aquella instalación el lugar recuperó la repercusión y salió del olvido. Solo por eso mereció la pena”, relata.
Durante las próximas semanas cuatro arqueólogos trabajarán en el Monte da Torre y, a su finalización, podrá ser visitable la estructura defensiva. Además de levantar las fachadas de la torre documentada desde el Siglo XV hasta una altura de más de 1,5 metros, será visible el muro de la ladera y las murallas que rodean todo el patio de armas.
