El campo de fútbol municipal de Bueu desaparecerá la próxima semana y junto a él se irá un pedazo importante de la historia de este deporte en el municipio. El suyo es un largo adiós porque aunque fue inaugurado en el año 1959, se lleva hablando de su desaparición y traslado desde hace casi un cuarto de siglo. El desarrollo urbanístico del plan parcial de As Lagoas es ya definitivo y sobre ese terreno de juego en poco tiempo habrá una carretera y zonas verdes de disfrute público.

Las instalaciones de A Estacada están vinculadas de manera irremediable al Club Deportivo Bueu, aunque originalmente se llamaba Sociedad Deportiva Bueu. El origen del campo se remonta al año 1955, cuando se consigue una subvención de 140.000 pesetas de la Diputación de Pontevedra y otra del Instituto Nacional de Educación Física para construir lo que en teoría debería ser un “Campo municipal escolar de deportes”. La finalidad era que los alumnos de las escuelas de la villa tuviesen un lugar para realizar ejercicio y deporte.

La obra costó un total de 200.000 pesetas de la época, tal como se recoge en documentos del archivo municipal, y se inauguró el 3 de mayo de 1959 con un festival gimnástico del Colegio Maristas. Pero en realidad estaba llamado a convertirse en el campo de fútbol municipal, una instalación por la que suspiraban los aficionados desde la desaparición del de Corredoiras (situado en A Pedra, detrás de Saneamientos Caldas). Su construcción facilitó el renacimiento y resurgir de la entonces denominada Sociedad Deportiva Bueu, el antecedente directo del actual club.

Esta entidad ya se había fundado en julio del año 1927 y su primer presidente fue el industrial de la conserva Attilio Gaggero Moresco. Su sede estaba en la actual oficina de correos y el campo de juego era el ya mencionado de Corredoiras. La intención era inaugurarlo el día de San Martiño de ese mismo 1927, pero finalmente esto no sería posible hasta el 1 de enero de 1928. Ese partido lo jugaron el Eiriña y el Alfonso XIII, que años más tarde se fusionarían para crear el Pontevedra C.F. A lo largo de 1928 la S.D. Bueu logró perfilar un equipo que quedó encuadrado en el Grupo C de la liga federada. El club se mantendría en activo hasta 1932, cuando la situación política, la crisis y la falta de jugadores, entre otras razones, propiciaron su desaparición. Luego llegaría la Guerra Civil y la dura época de la posguerra.

El lento resurgir

A partir de 1942 el fútbol comienza a resurgir y se celebran partidos y torneos entre equipos de voluntariosos aficionados de distintos puntos de la villa: Bueu, Loureiro, Banda do Río, Beluso... Aquel campo de Corredoiras ya no existía y los encuentros se celebraban en distintos recintos más o menos adaptados: en la Rúa Nova de Beluso, en Mourisca [no confundir con el campo de Udra] o en el de la feria. Éste último estaba entre la calle Pazos Fontenla y la Avenida Montero Ríos y allí se jugaba a pesar de los árboles y de los muros. El éxito de un torneo celebrado en el conocido como “Campo de la Capilla” provocó que se hablase de la necesidad de construir un verdadero terreno de juego para la práctica de este deporte, algo en lo que participó el alcalde José María Massó.

El sitio elegido fue A Estacada y la propia empresa Massó Hermanos S.A. donó parte de la superficie. Pero también fue necesario expropiar otras quince propiedades, que iban desde los 38 a los 240 metros cuadrados, para lo que fue necesario desembolsar casi 70.000 pesetas de la época, según consta en un documento del aparejador municipal y fechado en abril de 1957.

La construcción de este campo fue el empujón definitivo para que se formalizase el renacimiento de la Sociedad Deportiva Bueu, tal como se acordó en una asamblea celebrada en el salón del baile Paraíso el 9 de abril de 1959 y siendo nombrado presidente Cesáreo Ferradás Piñeiro. El club volvió a federarse y con su flamante campo, que en aquel entonces era de hierba, empezó a competir en el Campeonato de Modestos. Fueron años de mucha ilusión y en la temporada 1962/63 llegó el mayor éxito de su historia, al ganar la Copa de Galicia al Fabril (4-2). Pero esa hazaña no volvería a repetirse y en medio de una grave crisis la entidad desapareció y fue entregada a la Federación Gallega de Fútbol al final de la campaña 1966/67. Fue una desaparición breve porque el 1 de agosto de 1967 vuelve a resurgir bajo el nombre de Club Deportivo Bueu, con el que llega hasta la actualidad. Se aprueban nuevos estatutos y se formaliza como vestimenta oficial camiseta blanca y pantalón negro.

El 18 noviembre de ese año el ayuntamiento le entrega al club las llaves para que disfrute de las instalaciones y continúe con la práctica deportiva. Pero es una cesión gratuita y no una entrega en propiedad, tal como se establece en el acta firmada ese día. En aquel entonces el campo medía 95 metros de largo y 58 de ancho y tenía capacidad para 123 personas de sentadas y 663 de pie.

A partir de ese momento y hasta la actualidad el Club Deportivo Bueu tiene su “casa” en el campo municipal. Son años de altibajos a nivel deportivo, con ascensos y descensos de categoría, y de la cantera del modesto club buenense llegaría a salir un jugador de grandísima calidad, Amador Lorenzo Lemos, que sería portero del Real Madrid y del F.C.Barcelona. Los cambios en el terreno de juego son constantes y la superficie de hierba desaparecería, dejando pasó a la actual de tierra. Sería en la temporada 1983/84 cuando se realizan una importante serie de obras de mejora como la reparación de muros, nuevos vestuarios, adecentamiento del terreno y construcción de sede social y que dejarían un déficit de unas 700.000 pesetas.

Futuro

La aprobación del plan parcial de As Lagoas a finales de la década de 1980, que afecta al terreno de juego, es una espada de Damocles sobre el club y las instalaciones. El largo proceso para poder desarrollar ese plan concede una larga prórroga que ahora está a punto de finalizar. La actual directiva, los jugadores y los padres de los niños de las categorías inferiores no dejan de soñar con la inauguración de las nuevas instalaciones de A Graña. Para casi todos, incluyendo al Concello de Bueu, será un sueño y el final de un largo camino de espinas.