El palangre evita las trabas para exportar tiburón azul y anhela “un año tranquilo”

La flota opera con normalidad dos meses después de la norma Cites que obliga a un certificado especial para la venta al exterior | Caída de precios y demanda, principales retos

Descarga de tintorera en el puerto de Vigo el pasado noviembre.

Descarga de tintorera en el puerto de Vigo el pasado noviembre. / Marta G. Brea

Adrián Amoedo

Adrián Amoedo

Tanto el marrajo como la tintorera, las dos únicas especies de tiburón que capturan los barcos europeos, fueron incluidas en el Apéndice II de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites, por sus siglas en inglés), una medida que supone un sinfín de problemas administrativos en España para hacerse con los certificados necesarios para comercializar las capturas. Así pasó cuando el marrajo fue incluido en la lista, llegando a paralizar contenedores enteros durante semanas. Y así se esperaba que pasase con el tiburón azul, sobre todo porque representa el 90% las capturas de escualos de la flota de palangre gallego. Sin embargo, dos meses después de que entrase en vigor la aplicación de la normativa para esta especie, el sector ha podido trabajar con normalidad, esquivando las trabas administrativas. “De momento se está certificando sin ningún problema”, explica el gerente de Opromar, Juan Carlos Martín. Tanto él como el resto de responsables de la industria palangrera esperan “un año tranquilo” en el sector, solo pendientes de los precios de las capturas y del combustible y, sobre todo, de la demanda.

Ciudad de Panamá acogió en noviembre el plenario del Cites en el que se decidía la inclusión de la tintorera (Prionace glauca) en el Apéndice II junto a otras 53 especies. Como ya sucedió con el marrajo, desde el sector se temían lo peor, sobre todo por los problemas que pudiera ocasionar en su comercialización. Como se esperaba, se votó por su inclusión y no fueron pocas las voces que se quejaron. Desde la patronal Cepesca, por ejemplo, se pidió “eficacia” al Gobierno.

Según Fragueiro, hasta la fecha se ha ido trabajando bien y cree que en los próximos meses “no debería tener problemas”. En total, hay 57 barcos palangreros en activo en el Atlántico y las cuotas (20.000 toneladas en el norte y 12.500 en el sur) “deberían ser más que suficientes”.

El gerente de la Cooperativa de Armadores de Vigo (ARVI), Edelmiro Ulloa, también asegura que “de momento” la flota trabaja con normalidad. “Hubo algún retraso, sustillos, pero nada del otro mundo”, indica, “esperemos que tengan un año tranquilo”.

Por su parte, la gerente de la Organizacion de Palangreros Guardeses (Orpagu), Juana Parada, asegura que la expedición de permisos “está siendo bastante ágil” y cree que lo que pasó con el marrajo “sirvió para aprender, para que no se repitiera”. De cara a este 2024, tras cerrar el año pasado “con precios flojos y bajada de demanda”, aprecia que “quiere empezar a repuntar”. “Esperamos una vuelta a la estabilidad”, resume.

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La decisión de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites, por sus siglas en inglés) de incluir la tintorera en el Apéndice II, que regula la venta, sentó como un jarro de agua fría para la flota de palangre gallega. La decisión, sin embargo, no estaba respaldada por todos los países. Tampoco por todos los organismos u ONGs representativas. De hecho, un exsecretario general de la Cites y actual presidente de la IWMC World Conservation Trust, Eugene Lapointe, se despachó contra la decisión.

En un artículo publicado a mediados de este mes, el canadiense que estuvo 8 años al frente de Cites (1982-1990) responde a una noticia publicada en Science que alerta de que “aumentan a más de 100 millones las muertes de tiburones al año, a pesar de las leyes contra la pesca de aletas”. Para Lapointe, desde mediados de los 90 se viene alertando del peligro de pescar esa cantidad de escualos. “Sin embargo, hemos seguido capturando 100 millones de tiburones al año”, dice, “no podríamos hacerlo cada año si no fuera sostenible”.

Así, cree que “el mundo del medio ambiente está dominado por dramas e impulsado por histerias”. “Hemos caído en las trampas tendidas por aquellos interesados en cualquier otra cosa que no sea la conservación de especies silvestres” alerta. “La Cites aceptó propuestas inaceptables e injustificadas”, sentencia.

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