Déficit comercial

El gasto de la UE en pescado del exterior se dispara un 23% y roza los 32.000 millones

Noruega se corona, por delante de China y gracias al “boom” del salmón, como el mayor proveedor de los Veintisiete en 2022

España, el país que más importa en valor y volumen

Salida del arrastrero congelador "Argos Cíes" desde Beiramar, rumbo a Malvinas para realizar la última campaña del año (Vigo).

Salida del arrastrero congelador "Argos Cíes" desde Beiramar, rumbo a Malvinas para realizar la última campaña del año (Vigo). / Alba Villar

“En los últimos años, el sector pesquero y acuícola europeo se ha enfrentado a una sucesión de crisis que van desde la pandemia del COVID-19 hasta la guerra injusta e ilegal de Rusia en Ucrania. A pesar de estos desafíos, la Unión Europea sigue siendo un actor global líder”.

Con esas palabras, el comisario de Medio Ambiente, Océanos y Pesca, Virginijus Sinkevicius, inicia el preámbulo del informe The EU Fish Market que acaba de publicar el Observatorio Europeo del Mercado de los Productos de la Pesca y de la Acuicultura (Eumofa). Una bienvenida a la realidad del sector en la que su máximo representante en la Comisión Europea evidencia que “los productores y procesadores de la UE pueden aprovechar siglos de tradición y muchas lecciones aprendidas”, saca pecho al destacar que “el mercado interno de la UE es el segundo mercado de productos pesqueros y acuícolas más grande del mundo en términos de comercio” e incluso acredita la importancia del sector, al asegurar que “emplea a decenas de miles de personas en toda la UE y es vital para nuestra seguridad alimentaria a largo plazo”. No incide Virginijus Sinkevicius en que, como arrojan los datos del estudio, la UE ya gasta más de 30.000 millones de euros al año en pescado extranjero por su elevada dependencia. Se limita a dejar caer que es una cuestión de gusto. A sus ojos, es “nuestro apetito” lo que nos hace “extremadamente dependientes” de las importaciones de países no pertenecientes a la UE.

Lo cierto es que, solo en 2022, los Veintisiete invirtieron 31.900 millones de euros en pescado procedente de terceros países: un 23% más que en 2021, cuando esa cifra rondó los 26.000 millones. Llama la atención que el importe que ha desembolsado el bloque comunitario para aprovisionarse y satisfacer su consumo sufre un considerable ascenso anual pero baja el volumen de producto que entra en Europa. Se observa una disminución del 3% en comparación al ejercicio anterior, pasando de haberse importado 6,3 millones de toneladas a 6,1 millones. Unas 200.000 menos que en 2021.

En otras palabras, el año pasado compramos algo menos de pescado del exterior pero lo pagamos muchísimo más caro. Y si bien el valor de las exportaciones de productos pesqueros y acuícolas de la UE se incrementó un 19% en 2022, solamente alcanzó los 8.100 millones de euros. Es decir, la balanza comercial europea –resultante de restar el valor de las exportaciones e importacione– dejó el pasado año un déficit de 23.800 millones de euros. Por cada euro de pescado que vendimos al exterior, apoquinamos cuatro para comprar pescado foráneo.

El estudio de Eumofa señala que influyeron varios factores en los flujos comerciales de la UE en 2022. El principal, según el análisis de esta “herramienta de inteligencia” sobre el sector de la pesca y de la acuicultura de la Unión Europea, fue el aumento de la inflación; en parte vinculada a la recuperación del COVID-19, que aceleró la demanda y a su vez disparó los precios. De igual modo se incide en la agresión rusa sobre Ucrania y su “impacto significativo”, ya que impulsó los costes de energía y producción contribuyendo a propulsar los tipos de cambio de divisas. También se hace referencia a “las limitaciones de oferta derivadas de las reducciones de cuotas y el aumento de la competencia por las materias primas”, que desembocaron en la disminución de las capturas obtenidas y, consecuentemente, en la subida de sus precios.

flujos comerciales W

flujos comerciales W / Hugo Barreiro

Se trata de un contexto desfavorable para el sector pesquero y acuícola europeo, que como ha denunciado en repetidas ocasiones se ha visto coartado por las políticas antiproductivas de la Unión Europea –por ejemplo, el veto a la pesca de fondo a las 87 áreas del Atlántico Norte–. A este panorama de inestabilidad jurídica y falta de apoyos económicos, como en el caso de la tan reclamada línea de ayudas para la nueva construcción de buques, se ha sumado y agravado en paralelo la falta de relevo generacional –en parte porque los jóvenes se encuentran con un sector que no ha avanzado como debiera–, lo que ha desembocado en el progresivo detrimento de la flota comunitaria –aprovechando las subvenciones que sí se han concedido para el desguace de barcos– y la creciente dependencia de productos pesqueros de terceros países, que ahora pueden encarecer sabiendo que Europa seguirá comprándolos al no poder producirlos.

Por orden de países, es Suecia el que presenta la peor balanza comercial de la UE como consecuencia de su pérdida de soberanía alimentaria. El país escandinavo registró en 2022 un déficit de 5.260 millones de euros que fue seguido por los que dibujaron España (-4.480 millones), Francia (-3.210), Italia (-2.430) y Países Bajos (-2.260). No obstante, es nuestro país el que más productos pesqueros y acuícolas de terceros países importó en 2022. Tanto por valor (5.940 millones de euros, un 22% más que en 2021) como por volumen (1,19 millones de toneladas, un 1% más).

Estas cifras chocan con las que desprenden Noruega o China, principales proveedores de pescado de la Unión Europea. Del total importado, la primera nación aportó en 2022 el 26%, la que más, y al contrario que la UE esbozó una balanza comercial con un importante superávit. Ascendió a 12.700 millones de euros, el pasado año, tras exportar 1,2 millones de toneladas de salmón valoradas en 10.400 millones de euros. Dicha especie supuso el 70% del valor total de las exportaciones noruegas y el 40% de su volumen, que en su mayoría fue a parar a los países de la UE.

En el caso de la potencia asiática, el 13% de sus exportaciones tuvieron como destino la Unión Europea –su principal cliente–, seguido del 11% que fue a parar a Japón y el 10% que terminó –respectivamente– en la República de Corea y los Estados Unidos. Del volumen total vendido a los Veintisiete, la mayor parte está asociado a productos no destinados al consumo humano (37%) y filetes congelados de abadejo de Alaska (22%). Asimismo, los flujos del mercado de Pekín mostraron un crecimiento positivo en 2022, con un aumento del 7% en volumen y un 31 % de aumento de valor.

A modo de ilustración, China vendió 637.000 toneladas de pescado a la UE (valoradas en 1.820 millones) pero compró poco más de 166.000 toneladas a estados miembros del bloque comunitario (por cerca de 720 millones). De esta cantidad, el 24% corresponde a fletán negro entero congelado y el 20% a camarones congelados de agua fría, ejemplares suministrados en gran medida por Dinamarca.

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