El Mediterráneo va camino de convertirse en “una sopa de plásticos”

irene martín morales (EFE)

El Mediterráneo va camino de convertirse en “una sopa marina de microplásticos” que acumula “cientos de gramos” de este material por kilómetro cuadrado, lo que supone un problema “importante y serio” para sus especies, su ecosistema e incluso para el ser humano por la ingesta de pescado contaminado, advierten los expertos. “Los microplásticos están en todas partes y, aunque queda mucho por conocer de sus posibles efectos, en el Mediterráneo, que es solo un 1% del océano, representan el 7% de los residuos globales”, alerta a EFE la bióloga Carmen Morales, investigadora de Estructura y Dinámicas de Ecosistemas Acuáticos del Instituto Universitario de Investigación Marina (INMAR) de Cádiz.

Explica la experta que el consumo de plástico ha aumentado considerablemente en los últimos años y que ello ha provocado “un efecto acumulativo” por “un déficit de gestión” y por vertidos de toda la basura que “ya está degradándose” y resulta difícil eliminar. Y todo ello en un mar como el Mediterráneo, cerrado y rodeado por más de 18 países, que renueva sus aguas una vez cada cien años y que alberga una gran cantidad de residuos, de los que más del 95% son plásticos.

El biólogo y coordinador del máster de Educación Ambiental de la Universidad de Málaga (UMA), Juan Jesús Martín, destaca que los microplásticos, por su diminuto tamaño, “pueden acceder a la red alimenticia” a través de las especies marinas, que los ingieren al comer. Aquellos seres marinos que se alimentan de plancton, base de la cadena trófica, como los moluscos (mejillones o almejas), son más propensos a acumular microplásticos y no expulsarlos.

Otros animales, como las tortugas marinas o los peces de vida larga, como el pez espada o el atún, también lo confunden con su propio alimento, sea a pequeña o gran escala, lo que, según Carmen Morales, puede ocasionarles “daños estructurales, en el sistema digestivo, endocrino o inmune y posibles efectos en el torrente sanguíneo o en las células”. “Absolutamente todas las tortugas que hemos estudiado tienen microplásticos”, asegura la bióloga.

La presencia de plásticos en el mar supone un grave problema para el ser humano, tanto desde el punto de vista económico, porque acarrea una reducción de la pesca, como de salud, por el consumo de pescado contaminado por las sustancias químicas del plástico.