Malvinas consuma el alza en el precio de las licencias de la flota gallega: crecerá un 12%

Los 16 buques que capturan calamar pagarán de forma conjunta 13,4 millones de euros para faenar tras los buenos resultados de 2022 | La primera campaña, el 26 de febrero

Los muelles de Beiramar, llenos de buques que faenan en Malvinas.

Los muelles de Beiramar, llenos de buques que faenan en Malvinas. / JOSE LORES

Adrián Amoedo

Adrián Amoedo

La pesquería de calamar Loligo de aguas de Malvinas (Falklands) pasa por ser una de los mejores ejemplos de gestión pesquera del mundo, en la que colaboran el Gobierno y la propia flota. Desde hace años, el recurso se mantiene estable, ofreciendo rara vez menos de 40.000 toneladas que se capturan en dos campañas anuales. La faena es cosa de barcos que operan desde Vigo y Marín, pertenecientes a joint ventures formadas por armadoras gallegas y de las islas, que viven desde 2017 un buen momento en cuanto al rendimiento económico de una especie que nutre principalmente el mercado europeo. Solo el año pasado, el valor alcanzado por el calamar Loligo malvino alcanzó un valor de 365 millones de euros, la mayor cifra registrada desde al menos 2014, tras la segunda cantidad de capturas más alta, 101.158 toneladas. Unos números que ahora el archipiélago ha tenido en cuenta para aplicar un alza en el precio anual de las licencias, que crecerá un 12%, elevando el pago conjunto a 11,8 millones de libras, 13,4 millones de euros al cambio actual.

A finales del pasado octubre, la Asamblea Legislativa de Malvinas (órgano que dirige el archipiélago) analizó un informe sobre la propuesta de nuevas tarifas a establecer el próximo año en base a las nueve licencias de pesca que se otorgan para faenar en sus aguas. Las del calamar Loligo son las denominadas “C” y “X” (al estar repartidas en dos campañas al año), y como avanzó este medio se debatieron entre cuatro escenarios que iban desde el mantenimiento del precio de los tres años previos (11,9 millones de euros en total) o incrementarlo en función de una serie de variables.

Para analizar una u otra, los legisladores tuvieron en cuenta, por ejemplo, el impacto que suponen los aranceles para enviar las capturas a Europa tras el Brexit (el archipiélago está bajo dominio del Reino Unido), aunque también otros como la inflación, el alza en el coste del combustible o la bonanza actual en términos de capturas y precios (el valor del cefalópodo creció casi un 9% respecto a 2021 hasta los 3.658 euros por tonelada).

Aunque entre los armadores había la esperanza de intentar paralizar el incremento antes del inicio de la primera campaña (que arranca el próximo 26 de febrero), finalmente no fue posible. Además de los cerca de 20 millones en aranceles que abonan las pesqueras cada año, para 2023 el incremento en el precio de las licencias será finalmente del 12%, alcanzando los 13,4 millones de euros en conjunto. Es el cuarto aumento desde 2017, un 85% más que los 6,3 millones de libras de entonces (7,2 millones de euros).

El “New Polar”, en Nodosa Shipyard tras ganar 14,4 metros de eslora.   | // CEDIDA

El “New Polar”, en Nodosa Shipyard tras ganar 14,4 metros de eslora. | // CEDIDA / Adrián Amoedo

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La renovación para los próximos 25 años de los permisos de pesca de la flota gallega que faena en Malvinas dio lugar a una nueva ola de inversiones en la flota. En el caso de Polar Seafish, participada por la viguesa Lafonia, supuso una profunda renovación del New Polar, que incluía un alargamiento de casi 15 metros de eslora. El astillero marinés Nodosa Shipyard fue el encargado de la obra, concluida “en un tiempo récord” a falta de los últimos retoques.

De esta forma, el buque construido en 2004 ha pasado a rozar los 90 metros de eslora tras dar el estirón, al dejar atrás los 74,5 metros con los que fue diseñado inicialmente. Según explican desde Nodosa, la rapidez en la ejecución de la obra permitirá que el buque no se pierda ningún día de la primera campaña del año, que comenzará el 26 de febrero. Tras los últimos detalles, la salida a pruebas está prevista para el próximo día 16.

Además de la fabricación del bloque de alargamiento y de las tareas de corte, separación e inserción, el astillero se encargó de la fabricación y montaje de nueva tubería, el aislamiento del nuevo bloque, la modificación de la instalación eléctrica y la renovación de toda la maquinaria del sistema de frío, con un nuevo sistema que empleará amoníaco como gas refrigerante.

Por otro lado, se realizaron nuevos espacios de acomodación (camarotes, aseos y demás) y la reacomodación de otros locales como gambuzas, pañoles, guardarropas o el hospital, entre otros. Ya en el exterior, se hizo necesario el cambio de posición de las dos grúas de cubierta, que ahora pasan a estar de estribor a babor y no de popa a proa, además del pintado de todo el arrastrero.

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