La flota malvina prepara la nueva campaña tras lograr un valor de 365 millones en 2022

Es la cifra más alta registrada para las capturas de los 16 buques desde al menos 2014 | El precio medio creció casi un 9% respecto al año anterior: 3.658 euros por tonelada

Los muelles de Beiramar rozan el lleno. Los buques que operan en Malvinas están estos días en astilleros o amarrados en muelles de Vigo o Marín. Beiramar es el lugar en el que se concentran más de ellos, especialmente los de aquellos que explotan mediante una joint venture firmas como Pescapuerta, Pereira o Chymar. Sin embargo, la conocida zona está también llena con otros que operan en aguas de Mauritania e incluso dos con bandera rusa, los pesqueros Severnaya Zemlya y Novaya Zemlya, que comparten espacio con algunos de los arrastreros, más pequeños, que operan en Gran Sol. |  JOSÉ LORES

Los muelles de Beiramar rozan el lleno. Los buques que operan en Malvinas están estos días en astilleros o amarrados en muelles de Vigo o Marín. Beiramar es el lugar en el que se concentran más de ellos, especialmente los de aquellos que explotan mediante una joint venture firmas como Pescapuerta, Pereira o Chymar. Sin embargo, la conocida zona está también llena con otros que operan en aguas de Mauritania e incluso dos con bandera rusa, los pesqueros Severnaya Zemlya y Novaya Zemlya, que comparten espacio con algunos de los arrastreros, más pequeños, que operan en Gran Sol. | JOSÉ LORES / Adrián Amoedo

Adrián Amoedo

Adrián Amoedo

Beiramar está más lleno que nunca. Las dársenas de la conocida zona del puerto vigués cuentan con buques de bandera rusa, con arrastreros de Gran Sol y con barcos que operan en Mauritania. Aunque por encima de todos ellos destacan los grandes arrastreros que faenan en las lejanas aguas de Malvinas (Falklands), en el Atlántico sudoccidental. La flota, que principalmente captura calamar Loligo, se prepara estos días para la que será la primera campaña del año con el difícil reto de igualar las cifras del pasado curso, tanto a nivel de capturas como de precios. Como ya adelantó este medio, los 16 buques culminaron 2022 con un total de 101.158 toneladas de cefalópodo, cuyo valor alcanzado fue de 324 millones de libras, unos 365 millones de euros al cambio actual, la mayor cantidad registrada desde al menos 2014.

A finales del pasado octubre la Asamblea Legislativa local, órgano que dirige el archipiélago, analizó un documento que recoge la propuesta para las nuevas tarifas a establecer el próximo año, que en el caso del calamar supondría un 10,6% más para este 2023 (13 millones de euros). Para establecer los diferentes escenarios propuestos, los legisladores tuvieron en cuenta el buen desempeño de la pesquería, tanto en términos de capturas como de los rendimientos económicos logrados por las pesqueras.

“Los precios del Loligo han ido aumentando gradualmente desde 2017, y no se han dejado intimidar por la pandemia mundial, ya que las empresas comercializadoras se han esforzado por trasladar sus productos a diferentes puntos de venta”, recoge el informe. De forma paralela con el aumento de las capturas, el valor total “ha aumentado sustancialmente” desde 2014, año en que se habían logrado 88 millones de libras, 99,6 millones de euros.

Desde entonces, el crecimiento fue constante de la mano del precio fijado por el mercado. En aquel 2014 en el que se capturaron 48.700 toneladas, el valor para cada mil kilos de calamar estaba en 2.045 euros; si bien el año pasado se doblaron las capturas, el precio creció desde entonces un 78%, hasta situarse en los 3.658 euros, lo que ya supuso un fuerte incremento de casi el 9% respecto a 2021. Solo un año se alcanzó un precio medio superior. Fue en 2017, cuando 64.677 toneladas capturadas alcanzaron un valor total de 283,5 millones de euros, una media de 4.391 euros por cada mil kilos.

El aumento de los precios coincidió también con uno de los momentos más delicados para el sector, que fue la imposición de aranceles tras la salida de Reino Unido de la Unión Europea (supuso un coste de casi 15 millones de euros en 2021), así como el aumento del precio de combustible, que todavía colea. De forma paralela, también tuvo lugar la negociación para la renovación de la slicencias para los próximos 25 años, culminada el año pasado tras la reforma accionarial de las joint venture formadas por las pesqueras gallegas y las malvinas (estas últimas tienen ahora al menos un 51% de las mismas).

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