Un juez de Vigo no ve acoso laboral en que un jefe diga que una subordinada "hace lo que le sale de las tetas"

Desestimada la demanda de dos responsables de recursos humanos contra el director de una fábrica del motor

Ambas trabajadoras denunciaban que su superior había propalado rumores sobre su responsabilidad en el robo de dinero de la empresa

Instalaciones de la empresa Akwel, en la que ocurrieron los hechos

Instalaciones de la empresa Akwel, en la que ocurrieron los hechos / AKWEL

La falta de dinero en la caja de una empresa del sector de la automoción radicada en Vigo desencadenó una tormenta de tensiones y rumores que han acabado en los juzgados de la ciudad, con capítulos aún por escribirse. Dos responsables de recursos humanos, ambas mujeres, denunciaron al director de la fábrica por acoso laboral, por entender que propaló la idea de que ellas estaban involucradas con la apropiación indebida, que a la postre fue asumida por un compañero de departamento de las denunciantes.

Pero, tras examinar los enmarañados hechos, acaecidos a lo largo de los últimos meses de 2023, el titular del Juzgado de lo Social nº 1 de Vigo sentencia que podría tratarse de "una difamación, un atentado al honor, pero no un acoso laboral". Contra el fallo cabe recurso y, de todos modos, los implicados volverán a verse las caras en junio en otro juzgado, por la denuncia que él presentó contra ellas por vulneración de sus derechos fundamentales.

Entre las pruebas que aportaron las mujeres, que pedían sendas indemnizaciones de 35.000 euros cada una, estaba un comentario de su superior, que en una reunión habría dicho que había que aislar a una de ellas porque "hace lo que le sale de las tetas" en relación con unos contratos. Si se considera probado —un testigo lo corroboró y otro lo negó— que pronunció esta "expresión obscena", no constituye acoso laboral.

"Imposible"

Todo comenzó cuando, a finales de agosto, el director general de la planta viguesa de Akwel (antes MGI Coutier) detectó que estaba saliendo mucho dinero de la caja para el pago de las prácticas de los becarios, que no estaban recibiendo su asignación. Las siguientes semanas, en las que se produjo la reunión de la dirección en la que habría pronunciado el citado comentario, el alto cargo inició una investigación, hasta que a principios de octubre comunicó los hechos a la responsable de recursos humanos de la fábrica de Vigo y de Paredes de Coura, que le manifestó que le parecía "imposible".

"Los rumores, como suele ocurrir, van creciendo, variando la versión, y terminan por implicar a las dos actoras en la apropiación"

En todo caso, esta trabajadora informó de la revelación a otra compañera, directora de recursos humanos para Europa y que también trabaja desde Vigo, y ambas hablaron con el empleado de su departamento encargado del flujo de la caja, que habría admitido los hechos. En ese momento, se informa a la dirección en Francia, que activa una investigación a cargo de dos abogadas externas. También se impide a los trabajadores del departamento afectado acceder a las hojas de gasto y se le da un permiso sin sueldo al supuesto autor confeso de la apropiación indebida.

Por esas fechas, el director transmite a terceros que las jefas de recursos humanos no se creían la acusación y que minimizaban los hechos, aunque él manifiesta que no cree que estén implicadas. Mientras tanto, se desatan los rumores en la propia fábrica viguesa, en la de Paredes de Coura e incluso entre los jubilados de la firma. Se habla de que las dos responsables estarían intentando tapar y rebajar lo ocurrido, e incluso se las implica en la apropiación indebida.

Despido del autor

Finalmente, el 7 de noviembre, las abogadas encargadas de las pesquisas se entrevistaron con el principal sospechoso, que confesó que falsificaba la firma de los becarios para quedarse con el dinero y se declaró como único responsable, además de ofrecerse para devolver la cuantía que detrajo. Con la reunión ya comenzada, intervino el director general, que le dijo que "era imposible que lo hubiese hecho solo y que debía de haber un sistema de recursos humanos u otros departamentos". Las investigadoras, con todo, creyeron el testimonio del trabajador, así lo reflejaron en su acta y ya no entrevistaron a nadie más. El hombre fue despedido dos semanas después.

Con las pesquisas externas finiquitadas, las tensiones se desbordaron en el seno de la planta. Las dos trabajadoras presentaron una denuncia interna contra el director general por acoso y calumnias y, después convocaron al comité de empresa para informarles de todo lo acaecido. Trasladaron a los representantes sindicales que el director general trataba de implicarlas en los hechos y que las sometía a un "acoso persistente que podría estar relacionado con algún tipo de locura". También pidieron que no se difundiese lo hablado en esa reunión.

También ellas contribuyeron al rumor

El juez considera que "no hay pruebas" de que fuese el director general el que propagase los rumores que, "como suele ocurrir, van creciendo, variando la versión, y terminan por implicar a las dos actoras en la apropiación". Como suele ocurrir, añade, "sin duda colaboraron todos en ello".

Es más, en la sentencia reprocha a las propias demandantes el haber engordado la rumorología al comentar las acusaciones que venían sufriendo ante el comité de empresa. Aunque pidiesen que no se difundiera lo hablo, era "algo impensable con más de 10 personas reunidas". "Sabemos que el secreto entre dos es un secreto a voces. Si se quería que la noticia no trascendiese, no debían haberla publicitado", esgrime.

"Es evidente que, sobre todo, entre el director y la responsable de recursos humanos en Europa la relación no es buena y tienen sus problemas, pero no veo acoso de ningún modo, solo unos rumores", concluye el juez.

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