El albergue logró en 2023 una alternativa residencial estable a 82 personas sin hogar

El 36% la mantenía o se había mudado a otra al cabo de los seis meses

El centro municipal ayudó a 181 usuarios en total a buscar habitación

La unidad de calle atendió a otros 315 ciudadanos

La cocinera del CIIES prepara la comida en sus cocinas.

La cocinera del CIIES prepara la comida en sus cocinas. / Alba Villar

El acceso a la vivienda es hoy uno de los principales problemas de nuestra sociedad. Si encontrar un espacio residencial para alquilar resulta complicado para la ciudadanía en general, semeja misión imposible para las personas en situación de exclusión social que viven en la calle, en ocasiones, desde hace bastante tiempo, con patologías duales o con adicciones. El Centro Integral de Inclusión y Emergencia Social (CIIES) del Concello de Vigo ayudó el año pasado a 181 usuarios –139 hombres– en la búsqueda de una alternativa habitacional y lo consiguió con 82. Un resultado que ha sorprendido al equipo en el primer año de funcionamiento de este proyecto y que consideran “magnífico”.

Dentro de este nuevo programa del CIIES, ubicado en Marqués de Valterra, el equipo de educadoras e integradora sociales hacen una búsqueda activa en el mercado libre y se encargan del primer contacto con el propietario. El Concello de Vigo pone el primer empujón económico, con el abono de la fianza y de las primeras mensualidades de estas habitaciones o pisos compartidos, ingresándolas directamente al propietario. Además, se garantiza al arrendatario un seguimiento por parte de la trabajadora social para vigilar que efectúe los pagos posteriores, que no se retrase en ellos o que conserve en buen estado el inmueble.

A los seis meses, algo menos de un tercio –el 30%– se mantenían en la misma habitación y otro 6% se había mudado a otra. Sin embargo, una cuarta parte había regresado al sinhogarismo, un 19% solicitó el regreso al servicio de albergue del CIIES y un 6% residía en una infravivienda ocupada.

El alcalde, Abel Caballero, destaca que “Vigo es la única ciudad de Galicia que cuenta con un albergue municipal”. La gestión de este y de todos los servicios de atención e integración a personas sin hogar del centro, adjudicada a Cruz Roja, cambió de contrato el año pasado, con un incremento presupuestario de 200.000 euros y el requisito de incrementar la plantilla con un psicólogo más y la figura de la integradora social. El equipo multidisciplinar es ahora de 30 personas.

Según su memoria de actividad, a lo largo del año pasado atendieron en el centro a 1.051 personas diferentes. De ellas, 443 hicieron uso del servicio de pernocta, que tuvo un 92% de ocupación de sus 38 plazas. En total , 12.693 pernoctas. Treinta son para hombres, porque solo el 20% de los demandantes son mujeres, que encuentran más alternativas en la economía informal.

En su comedor –de 70 plazas– se sirvieron 22.637 comidas para 627 personas. En sus duchas se asearon 558 personas distintas y otras 524 usaron su lavandería. La convivencia en el centro, que también dispone de estancias de ocio y descanso y talleres, se mejoró con un nuevo programa de intervención con los usuarios, pero también con el entorno, por ejemplo, abriendo sus puertas a asociaciones para visitas guiadas –5, con 47 personas de asociaciones del barrio– o con encuentros con la comunidad aprovechando festividades.

Salón y biblioteca.

Estancia de ocio y descanso del albergue. / Alba Villar

Fuentes municipales destacan que el del CIIES es un proyecto integral y, como ejemplo, destacan los proyectos individuales de atención en usuarios con pernocta. Una “escalera de inclusión” en la que se trabajan las características de cada persona –si tiene adicciones, problemas de salud mental, de exclusión severa...– y las habilidades y competencias sociales. Si “sube todos los peldaños”, el equipo propone que pase a un piso básico con 12 habitaciones que tienen en el mismo recinto del albergue, aunque con más autonomía. Pueden estar seis meses, prorrogables a otros seis. Y si va bien, pasarían a otra vivienda de transición a la vida autónoma, que sí está fuera, y en la que ya estudian o trabajan, con visitas más espaciadas a su trabajadora social. Un total de 32 usuarios que lograron completar todo el itinerario. “Son 32 personas que lograron recuperar sus vidas”.

La unidad de calle amplió también su actividad. El equipo salió por la mañana y por la tarde todos los días y, en marzo, llegaron a hacerlo tres veces diarias. Atienden tanto a personas sin hogar, como a otras que viven en condiciones precarias. Atendieron a 315 personas, treinta de ellos eran nuevos casos, realizaron con ellas 2.512 intervenciones.

Una de las estancias del albergue.

Una de las estancias del albergue. / Alba Villar

Por debajo de mínimas de 9 grados durante al menos tres días seguidos, el centro activa el protocolo de ola de frío. El año pasado estuvo operativo hasta el 5 de marzo y durante parte de diciembre. En esos periodos se da respuesta a todos los solicitantes de pernocta, aunque no queden plazas. Se hicieron 51 derivaciones a la Fundación Al Santa Cruz y Albergue Dignidade, otras seis personas accedieron a cama de emergencia y otras seis se las derivó a un hostal. A los que decidieron mantenerse en la calle, se les facilitó mantas y bebidas calientes.

El centro tiene un servicio de atención continuada para dar respuesta a urgencias sobrevenidas fuera del horario de Servicios Sociales. Asistió a 20 personas y, en este caso. el 65% fueron mujeres. Una de las emergencias fue el incendio mortal del 11 de octubre en Alfonso X. Se facilitó de forma inmediata un espacio para 12 afectados donde cubrir necesidades básicas y con apoyo psicológico. Se alojaron en un hostal. También funcionó con el desalojo de los edificios de la rúa Fisterra en noviembre. Se buscó alojamiento para 8 personas.

Las cifras del albergue municipal

  1. 1.051 usuarios distintos

    Es la cifra de las personas que recurrieron a alguno de los diversos servicios del albergue a lo largo del año pasado.

  2. 443 personas que pernoctaron

    Fueron 12.693 las estancias totales, que supusieron una tasa de ocupación del 92%. El 80% de estos usuarios son hombres, ya que las mujeres encuentran más alternativas en la economía informal.

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