Los últimos crímenes en Vigo: dos mujeres en riesgo de exclusión, asesinadas y abandonadas

El caso de la maleta ya tiene una línea de investigación clara con una posible víctima y un sospechoso, mientras que el de Judith ocurrido hace tres meses avanza a la espera del ADN

El crimen de Judith ocurrió en noviembre del pasado año: su cuerpo fue hallado detrás de un contenedor en Porriño.

El crimen de Judith ocurrió en noviembre del pasado año: su cuerpo fue hallado detrás de un contenedor en Porriño. / Anxo Gutiérrez

Marta Fontán

Marta Fontán

La maleta con un cadáver en extremo estado de descomposición en su interior hallado la pasada semana en la calle Espedrigada, muy cerca del estadio de Balaídos, se constituyó desde el principio como todo un reto policial. No solo había que encontrar al autor, sino también identificar a la víctima, de la que tras la realización de la autopsia se supo, además de que murió de una certera puñalada en el corazón, que rondaría los 50 años y que era menuda: de baja estatura, delgada y con pie pequeño. Un caso especialmente complejo, sin duda, pero ocho días después del macabro hallazgo la Policía Nacional ya tiene una vía de investigación principal al sospechar que la persona que fue introducida en esa valija es una mujer vinculada a un ámbito marginal y de toxicomanía que estuvo alojada en un piso de alquiler de habitaciones cercano con un hombre, presumiblemente su pareja, varón al que ahora se busca. De confirmarse esta hipótesis, será la segunda mujer en situación de riesgo de exclusión asesinada y abandonada en los últimos meses en el área de Vigo. El otro caso es el de Judith, la mujer residente en una vivienda abandonada y vinculada al ámbito de la prostitución cuyo cadáver fue arrojado tras un contenedor en el polígono porriñés de As Gándaras. Está todavía sin resolver, pero la Guardia Civil, que en los últimos tiempos ha logrado resolver otros casos especialmente intrincados como el del pozo de Porriño o el de Salceda de Caselas, va avanzando con sigilo y cautela en una investigación en la que el ADN y la telefonía podrían ser claves.

La maleta con el cadáver estaba en un solar junto a una casa.  |  // A. V.

La maleta con el cadáver estaba en un solar junto a una casa cerca del estadio de Balaídos. / Alba Villar

Dirigida por el Juzgado de Instrucción número 4 de Vigo, que decretó el secreto de sumario, la investigación del que ya se conoce como crimen de la maleta progresa en medio de un absoluto mutismo. La maleta llevaba ocho meses abandonada en un solar con vegetación junto a una vivienda unifamiliar en la calle Espedrigada y muy cerca de allí, en la avenida de Fragoso, fue localizado, en la quinta planta de un edificio, el piso dedicado a alquiler de habitaciones donde se alojó la que los agentes creen que es la víctima. Una mujer de entre 50 y 60 años, o incluso más, que estuvo allí poco más de una semana y a la que ya nunca se volvió a ver. “Era morena, bajita y delgada; se la veía demacrada, andaba muy encorvada y aparentaba más edad de la que seguramente tenía, una de esas personas que ves que lamentablemente han tenido una vida difícil”, cuentan vecinos que se cruzaron con ella durante el escaso tiempo que estuvo allí. Compartía habitación en esa especie de pensión con constante movimiento de inquilinos con un hombre aparentemente más mayor que ella, a ojos del vecindario, al que ahora buscan los agentes. Las fuentes consultadas vinculan a esta pareja con el ámbito de la marginalidad y la toxicomanía.

Otro homicidio de una mujer, en este caso por asfixia

A la espera de lo que deparen unas pesquisas en las que la Policía Nacional también trabaja en la regeneración de las huellas dactilares del cadáver y en la extracción de ADN para obtener una identificación rotunda –además de en las evidencias halladas en la maleta, en los plásticos que envolvían el cuerpo y en el escenario del crimen de cara a buscar pistas científicas de la autoría–, otra investigación que está abierta en este caso a cargo de la Guardia Civil es la del crimen de Judith, la vecina de Vigo de 37 años que fue víctima de un homicidio por asfixia. Su cadáver fue abandonado tras un muro de piedras y un contenedor de basura en el polígono de As Gándaras, donde fue hallada, sin teléfono móvil ni documentación alguna, cinco días después de que acabaran violentamente con su vida

Al igual que se sospecha en el caso del crimen de la maleta, Judith, que tenía una hija adolescente, era otra mujer vinculada a ambientes marginales. Vivía con su novio, también toxicómano y que había sido condenado por maltratarla, en una casa abandonada próxima a la calle Aragón. Los agentes llegaron a tener a este varón en el punto de mira y ordenaron su búsqueda, pero lo cierto es que a día de hoy parecen tener claro que este brasileño con causas pendientes en su país nada tiene que ver, pese al contexto de violencia de género, con el asesinato. La principal hipótesis es que el autor sea un cliente del ámbito de la prostitución con el que la mujer estuvo la noche de su desaparición y con el que tuvo una fuerte discusión. Una furgoneta blanca era uno de los hilos del que tirar, así como la investigación de las antenas de telefonía y los móviles que se conectaron la madrugada en la que Judith no volvió a ser vista, pero el ADN también podría jugar un papel clave: junto a los rastros que con hisopos se recogieron en el cadáver y la ropa de la víctima, se recabaron también en el paño que tenía en su boca.

Interrogatorio a vecinos del piso de Fragoso donde se alojó la mujer y el hombre que la acompañaba

Pendientes de los resultados que deparen las pruebas de identificación que se están realizando en los laboratorios centrales y altamente especializados que la Policía Nacional tiene en Madrid, en Vigo se sigue trabajando sin descanso de cara a lograr resolver el crimen de la maleta. Al mutismo oficial se une el de la mayoría de vecinos del piso de la avenida de Fragoso donde residió durante unos días la que, tras descartarse otras hipótesis sopesadas en un primer momento, se cree que es la víctima. Esa vivienda que se alquila por habitaciones fue objeto de una minuciosa <strong>entrada y registro el martes por la tarde</strong>: además de recabar rastros en busca de huellas dactilares o ADN, los agentes se llevaron algunas evidencias, como un colchón, por si arrojan alguna pista en relación con este homicidio, el primero que se produce en la ciudad olívica este año. El anterior, el crimen de la casa okupa de la calle Coruña cuya instrucción judicial está en sus últimos compases, se remonta al pasado verano, concretamente a la madrugada del 17 de julio: aquel caso no fue ni de lejos tan intrincado como éste y el presunto autor fue detenido apenas unas horas después del asesinato.

Además de las entrevistas que los agentes tuvieron en el lugar con la casera e inquilinos del piso de Fragoso que centra las pesquisas del caso de la maleta, así como con vecinos, algunos de ellos, según pudo saber este periódico, fueron además citados para prestar declaración en la comisaría. Mientras este asunto está en plena investigación, el que se resolvió fue el de <strong>la mujer portuguesa que inicialmente se llegó a barajar como víctima</strong> de este caso: tras cinco meses desaparecida fue localizada viva en Vigo esta misma semana.

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