El teléfono de Déborah no aporta pistas y aboca cada vez más el caso al archivo

La Policía, en un escueto informe, concluye que no hay datos de contactos, llamadas o SMS en el móvil, hallado sin la tarjeta SIM tras años extraviado

Una pegada de carteles realizada en 2021 en Vigo

Una pegada de carteles realizada en 2021 en Vigo / Marta G. Brea

Marta Fontán

Marta Fontán

En la investigación “de todo menos modélica” del caso Déborah, como la definió la propia Audiencia Provincial de Pontevedra, uno de los múltiples capítulos oscuros lo protagonizó su teléfono móvil. Entregado en 2006 por la madre de la joven a los investigadores, el terminal, un viejo Nokia 3310, estuvo años extraviado hasta que en 2022 fue casualmente hallado durante unas obras de reforma en la UDEV central de la Policía Nacional de Madrid. Fue encontrado sin la tarjeta SIM.

Los expertos de Lazarus Technology contratados por la familia intentaron extraer información sin éxito. Y ahora acaba de llegar al juzgado instructor de Tui la pericial de la Policía Nacional acordada hace un año. En un escueto informe los agentes concluyen que no se encontró ningún tipo de información sobre contactos, llamadas o SMS. Nada, ni el más mínimo indicio o pista en la memoria del dispositivo que permita avanzar en esta causa judicial reabierta en 2019 y prorrogada por seis meses más hace solo unos días. El que no haya aparecido la SIM, donde se almacenaba la información en estos modelos antiguos, ya hacía pronosticar un resultado que, a la espera de hacer la prueba de ADN al exnovio de Déborah y salvo sorpresas, aboca cada vez más el caso al archivo.

La familia de la joven emitió ayer un comunicado en el que afirman que pese a sus solicitudes “no se ha explicado” ni “se han pedido explicaciones” sobre el hecho de que el móvil apareciese sin la SIM. Y muestran su indignación con la pericial policial que se acaba de notificar. “Si bien era esperado este resultado, está firmado desde septiembre de 2023, no siendo remitido al juzgado hasta el 15 de enero de 2024, constando solo de 9 líneas y sin dar explicaciones de las actuaciones llevadas a cabo”, dicen, recordando que los agentes se negaron a que los peritos de las partes estuvieran en el análisis del teléfono, “negativa a la que accedió el juzgado”.

A día de hoy, salvo que se interese alguna otras más, solo hay pendiente una prueba: la jueza ha ordenado que se proceda a la toma de ADN al exnovio de la joven, único investigado y que accedió voluntariamente a la diligencia. La obtención del perfil genético será realizada por profesionales del Imelga. El juzgado instructor primero y la Audiencia de Pontevedra después resolvieron que los abogados de la familia de Déborah no podrán estar presentes, como solicitaron, en este prueba forense.

“Esta prueba fue solicitada por los letrados de la acusación visto que la obtención de ADN del actual investigado en 2002 era irregular ya que no había dato fehaciente alguno de que fuera a él a quien se le había tomado y de la de 2010 no consta el resultado”, agrega la familia, que no tiene esperanzas en que aporte datos de interés ya que el semen del cuerpo de la víctima y el del pañuelo que había al lado se pusieron “para despistar”. Uno de los principales informes policiales de este caso, el de la “Operación Arcano” , concluyó que esas evidencias eran pistas falsas.

La familia de Déborah recuerda que renunciaron a dicha prueba de ADN, a lo que el juzgado no accedió. Desde julio de 2023 vienen pidiendo que se archive el procedimiento indignados “por el maltrato judicial” sufrido.