La ciudad cerró 2023 con la mayor cifra de matriculaciones de motos en una década

Casi 1.500 nuevas motocicletas circulan por las calles desde el año pasado

Las de gran cilindrada, las que más aumentan

Motoristas circulando ayer por Vigo.  // Marta G. Brea

Motoristas circulando ayer por Vigo. // Marta G. Brea / Carlos Ponce

Vigo es el paraíso para los motoristas. Ya no solo por el hecho de que los vehículos de dos ruedas permiten evitar los habituales atascos en horas punta, sino porque la ordenanza municipal de circulación autoriza, aunque con matices, su aparcamiento en las aceras siempre que tengan más de 5 metros de anchura y el estacionamiento pueda hacerse en semibatería, y siempre a una distancia inferior a cincuenta metros del bordillo para que no dificulte el tránsito de peatones. Estas facilidades de dejar prácticamente la moto en cualquier parte sin necesidad de estar buscando aparcamiento y no quedar atrapados en los atascos provoca que muchos conductores apuesten por este tipo de vehículos para moverse por la ciudad. Y los datos lo corroboran.

Y es que el año pasado se registraron en Vigo 1.431 matriculaciones de motocicletas, es decir, casi 1.500 nuevas circulando por las calles. Es la mayor cifra en más de una década, concretamente desde 2010. Hay que apuntar, además, que por lo general se trata de motos de gran cilindrada, superando en muchos casos los 125 cc, es decir, se compran las que tienen más potencia.

Vigo es la ciudad de Galicia con un mayor número de motos por las calles. Y precisamente no a poca distancia de las otras urbes. Sin ir más lejos, el año pasado dobló en nuevas matriculaciones a A Coruña, que registró únicamente 654. En total, hay ya más de 32.000 motos circulando por Vigo.

Además de saltarse las colas y las facilidades para aparcar, hay otros factores que explican la querencia de los vigueses por las motos. Por ejemplo, su precio, considerablemente menor que el de los turismos, y su menor consumo de combustible.

Además, el Concello ha habilitado en los últimos años carriles especiales para vehículos de motos y ciclos, les permite circular por algunos de los carriles bus y taxi que se reparten por la ciudad, utiliza pintura antideslizante en los pasos de peatones para evitar accidentes y ha dispuesto espacios adelantados en los semáforos para eliminar la complicación de sortear a otros automóviles y alcanzar más seguridad.

Entre las medidas más aplaudidas por el colectivo motero, está la instalación de barreras protectoras por parte del gobierno local. Se trata de una segunda plancha, en paralelo y situada por debajo de los guardarraíles, con la que se pretende blindar la seguridad de los motoristas: de este modo, se impide que, si un conductor de moto sufre una caía y se desliza por el asfalto hacia el guardarraíl, acabe colándose por debajo o impactando contra los postes de sujeción, lo que puede causarle heridas de consideración grave. Se encuentran en varias zonas de Arquitecto Antonio Palacios, Tranvía o Clara Campoamor. Las motocicletas más comunes que circulan por Vigo son las de gasolina. Le siguen las eléctricas, que suponen un porcentaje muy bajo respecto al total, y las diésel, que son residuales respecto a las otras y apenas tienen incidencia en el mercado.

Los ciclomotores, aquellos que no pueden pasar los 45 kilómetros por hora de velocidad, apenas se comercializan: el año pasado únicamente se matricularon 52.

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