Un descanso en la vuelta al mundo

La primera referencia al puerto de Tuticorin, en la India, data del 124 a.C. y consta en un escrito del famadísimo Claudio Ptolomeo. Vuelve a figurar en el 88 a.C., esta vez en el Periplo del mar Eritreo, de autor desconocido y donde ya figura como un punto estratégico para las relaciones comerciales con Europa. Rebautizada como Chidambaranar, esta dársena está hoy entre las mayores del país asiático gracias a la carga y descarga de materiales de construcción, azúcar, cemento, fertilizantes o acero. Una de sus terminales principales es la de carga general, de donde partió, el 1 de enero, el buque mercante UHL Faith. Lo hizo cargado con palas eólicas, dando al buque un perfil muy distintivo que en las últimas horas ha entrado a formar parte del skyline de la ría de Vigo. Aquí recaló este lunes, previsiblemente por las malas condiciones de la mar, tras un sempiterno viaje alrededor –teniendo en cuenta el tiempo de trayecto– del Cabo de Buena Esperanza. Para cuando llegue a su destino final, en Finlandia –apuntan desde la consignataria Pérez y Cía–, habrá recorrido unas 11.600 millas náuticas. Casi la mitad de la circunferencia del globo terráqueo.

El UHL Faith fue construido por el astillero chino Hudong–Zhonghua Shipbuilding, integrado en el inmenso emporio estatal China State Shipbuilding Corporation (CSSC), controlado por el Gobierno de Xi Jinping. Su puerto base está en Madeira, por eso luce pabellón portugués, aunque su propiedad corresponde a la sociedad Faith HLMPP Shipping de Malta y la gestión está en manos de la holandesa Zeaborn Ship Management. Con 150 metros de eslora y otros 26 de manga, su ficha técnica se completa con más de 17.000 toneladas de tonelaje de peso muerto (Deadweight tonnage) en una estructura de acero monocasco. Si se cumplen las previsiones meteorológicas, abandonará el fondeadero interior de la ría este miércoles a mediodía.

Las condiciones de abrigo naturales de Vigo y la creciente demanda de dispositivos para la eólica offshore están convirtiendo este tipo de escalas o paradas técnicas en habituales. El objetivo de la industria gallega de construcción naval, no obstante, es convertirse en punto de partida de estos productos –era uno de los segmentos que aseguró haber explorado la nueva Vulcano (Astillero San Enrique), y en referencia global para el ensamblaje de unidades offshore, en las que astilleros como el asturiano Gondán marcan a día de hoy la diferencia a nivel español.

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