Las "almas perdidas" deberán buscar otro refugio: cierra un bar histórico

La emblemática taberna que acogió a bohemios, marineros o trabajadores del puerto, echa el cierre ante la caída de actividad en la zona

Carolina Sertal

Carolina Sertal

Quedan las mesas y las repisas vacías, fotografías antiguas del puerto decorando las paredes y una lámina que ilustra el ambiente de su exterior al lado de una botellita de tabasco. Todavía hay alguna cerveza fría en la nevera y las luces jubiladas de distintas embarcaciones que, tan solo por unos minutos, han vuelto a iluminarse. Luciano Armadáns camina detrás de la barra de aquí para allá una vez más y le ofrece una última bebida a uno de sus “clásicos”. “Es que siempre que había jaleos o peleas, él siempre acababa resolviendo los problemas”, comenta junto a su hija Gloria.

El interior del antiguo quiosco y bar-restaurante “As almas perdidas” está desangelado y, tras un año intentando que alguien tomara el relevo del negocio, Luciano Armadáns no volverá a abrir sus verjas blancas nunca más. La emblemática taberna de Beiramar en la que “caía todo el mundo”, que abrió sus puertas en el año 1962 con José Regueiro y su mujer al mando, y que a lo largo del siglo pasado acogió a artistas y bohemios en busca de inspiración, a patrones y marineros que se fundían “el quiñón” entre marea y marea , y que no hacía distinción entre trabajadores del puerto y las almas errantes que deambulaban hasta altas horas de la madrugada, se apaga y el motivo es la caída de la actividad en la zona.

“Crecimos en la empresa y decidimos coger en 2019 este bar porque siempre intentamos llevar locales emblemáticos de la ciudad, que tienen garantía de trabajo, con historia y que perduran en el tiempo. Este estaba muy bien trabajado por la gente que lo llevaba antes y en la zona había un buen ciclo de demanda, pero eso fue cambiando. La vida en el puerto ya no es exactamente como antes, las sinergias son distintas, el marinero es de otra forma, antes se abría 24 horas y luego ya no, y es que ‘As almas perdidas’ se llama así porque aquí siempre caía todo el mundo”, cuenta Luciano.

Fue la pandemia del COVID lo que cercenó de forma fulminante aquella buena dinámica que arrastraba este icono hostelero de Beiramar debido a la calidad de sus comidas y al ambiente que había por la zona y, en este sentido, Armadáns indica que “la pandemia pegó un corte brutal, en general en toda la hostelería, pero en el puerto fue fulminante. Las tasas son más elevadas y el negocio es menor, muchos barcos ya no paran aquí y antes los tripulantes llegaban, comían, bebían y muchos se gastaban el quiñón, pero hoy se lo llevan a su casa porque lo necesitan. En pandemia abríamos y dábamos comida por la ventanilla, pero no fue suficiente, y luego los clientes fueron cambiando muchísimo, porque con el teletrabajo, la gente de las oficinas de alrededor o de los talleres, empezaron a venir menos y ya no hay tanto negocio ahora mismo. De hecho, antes de verano ya tuve que cerrar por falta de personal y fue matador”.

Un salvavidas y luces rojas marítimas adornan el interior del emblemático restaurante de las Almas Perdidas

Un salvavidas y luces rojas marítimas adornan el interior del emblemático restaurante de las Almas Perdidas / Javier Teniente

Si se le pregunta a Luciano Armadáns por las anécdotas de un local hostelero tan simbólico como “As almas perdidas”, el último propietario de este negocio vigués tan representativo responde que estas serían el relato de “historias turbias de la noche”. Líos, peleas o menudeos en los alrededores, pero también el testimonio de aquellos que se acercaban a las proximidades del puerto para buscarse la vida, como el de un hombre que había estado interno en el centro penitenciario de A Lama durante más de una década, tras ser detenido en Canarias, y que finalmente intentaba pasar página y ganarse una segunda oportunidad porque, tal y como afirma Armadáns, “en un puerto siempre hay alguna forma de salir adelante”.

Xosé Luís Méndez Ferrín, Ana Belén, Luis Tosar, Domingo Villar o Siniestro Total, así como el compositor Luca Argel, son solo algunos de los artistas que se quedarán congelados para siempre en la historia y memoria de “As almas perdidas”.

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