Vigo se desmarca de los grandes puertos de la península y rehúsa una tasa a cruceristas

El gravamen, que aplicará Lisboa desde abril y que valora Leixões, no está en los planes de Concello y Autoridad Portuaria

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Lara Graña

Lara Graña

Las tasas turísticas son cada vez más habituales y se aplican tanto a nivel nacional como por iniciativa de grandes ciudades (Venecia, Oporto, Barcelona) como por municipios más pequeños: Olhão, en el Algarve portugués y que apenas supera los 30.000 habitantes, cobrará dos euros por visitante y noche en temporada alta. Su aplicación, coinciden sus distintos promotores, tiene como objetivo ayudar a compensar el coste en servicios públicos que supone la afluencia de visitantes y contribuir a la sostenibilidad de un turismo cada vez más desestacionalizado.

Con una enorme variedad de importes, este gravamen se ha popularizado también para los pasajeros de crucero: en España, por ejemplo, se cobra ya en Barcelona, Valencia o Baleares. El próximo mes de abril se aplicará también en Lisboa, después de unas complejas negociaciones entre el ayuntamiento y la autoridad portuaria en las que el primero llegó a amenazar, ante la falta de acuerdo, con no dejar atracar a más buques. Y, mientras Matosinhos (puerto de Leixões) también baraja recaudar fondos por esta vía, en Vigo no hay ninguna predisposición a seguir sus pasos. Fuentes de la Autoridad Portuaria y del Concello, que ya descartó una tasa a los turistas, rechazan aplicar ningún gravamen a los visitantes que vienen en barco.

“Es una manera de que los visitantes, las personas que viajan a Lisboa en cruceros, contribuyan también a la sostenibilidad del turismo y no sólo de la ciudad”, explicó a la agencia Lusa el director general de la Associação Turismo de Lisboa, Vítor Costa. La amenaza del alcalde de la capital, Carlos Moedas, iba en serio: “Es vergonzoso que exista tanta resistencia. A partir de enero ya he anunciado que, si [los operadores de cruceros] no lo hacen, haré lo que esté en mis manos, que es dificultar un poco la entrada. No puedo salir y quitarle dinero a la gente, obviamente eso no tendría sentido. Puedo obstaculizar la movilidad de los propios autobuses y lo haré si no pagan”, exhortó en el mes de junio. No le hará falta llegar al extremo: cada crucerista pagará dos euros por atracar en el muelle lisboeta. El pasado ejercicio la ciudad recibió más de 400.000 cruceristas en tránsito.

El ayuntamiento luso calcula que esta tasa le reportará unos ingresos extra anuales de al menos 1,2 millones de euros. De aplicar este gravamen, y tomando como referencia la cifra de pasajeros registrada hasta octubre (198.981 personas), la recaudación en Vigo superaría los 400.000 euros al año. Claro que la aplicación de esta tarifa va por barrios también en lo relativo a la cuantía: el ejecutivo que preside Jaume Collboni en Barcelona anunció un recargo de hasta 7 euros para los cruceristas de corta estancia –los que no pernoctan en la ciudad–, al entender que no generan apenas un retorno en la economía municipal. También anticipó una tasa de 1.440 euros para cada crucero de más de 5.000 toneladas por sus emisiones. En el caso de Vigo, y al no ser –salvo excepciones– un puerto de embarque, todos los pasajeros son de tránsito. La mayoría de las ciudades que aplican un recargo a cruceristas ingresan en torno a dos euros por persona.

  • La competencia portuguesa

    Lisboa empezará a cobrar los dos euros por crucerista a partir del mes de abril tras un disputado acuerdo entre el ayuntamiento y el puerto. Matosinhos también prevé aplicar esta tasa pronto.

  • Diferencia por tipo de crucero

    Barcelona aplica un recargo mayor a los cruceros de tránsito o corta estancia al entender que no redundan tanto en la economía de la ciudad. El pago puede alcanzar los siete euros; en la mayoría de las ciudades este gravamen ronda los dos euros por persona.

Perspectivas

Más allá de la decisión de no aplicar esta tasa, el puerto de Vigo encara un horizonte complejo en cuanto a cruceros. Tras una leve mejoría el presente año en que se rozarán las 100 escalas frente a las 89 de 2022, para 2024 las previsiones apuntan a un nuevo desplome, hasta los 75 atraques, mientras que las grandes rivales de Vigo, Leixões y A Coruña, vuelan hacia registros nunca vistos en la fachada marítima entre Lisboa y Guipúzcoa desde que el turismo por mar se convirtiera en una actividad de masas. Si para 2024 Vigo se tiene que conformar con esos 75 atraques y 192.000 pasajeros, A Coruña ya tiene cerrados 148 y 380.000 cruceristas, mientras que Leixões, que se encarama por primera vez en número de escalas a lo más alto del podio entre los tres puertos, tiene asegurados 167 amarres y 220.000 pasajeros.

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