La lucha contra el ictus de Eulogio: ni bajar los brazos, ni detener las piernas

La Fundación DomusVi ha premiado el proyecto de superación de este vecino de Vigo que no ha puesto límite a sus sueños

Eulogio y su mujer en la playa

Eulogio y su mujer en la playa / Cedida

“Él era comercial en una empresa de cafés y le encantaba. Pero el estrés, el agobio, todo el trabajo... sufrió dos ictus. Al tercero ya nos dijeron que había un componente genético importante. El lado derecho del cuerpo se le quedó inmovilizado, pero el izquierdo sigue fuerte. Han pasado ya tres años, tenía 54 cuando le dio el primero y el cambio en estos tres años ha sido muy importante, tiene bajones, claro, pero siempre se ha mostrado muy cooperativo”. Estas son las palabras de Olga, quien habla de su marido Eulogio mientras hace el camino de regreso de su visita semanal al centro DomusVi en el que está ingresado. Durante los meses de verano puedo estar con ella en su casa, pero al quedarse sin la personas interna que lo ayudaba, tuvo que regresar a la residencia.

Él es el protagonista del proyecto “Aprende a ser”, que ha recibido el premio de la Fundación DomusVi por su capacidad de superación y el esfuerzo tanto familiar como de los profesionales del centro que han puesto por que la calidad de viga de Eulogio fuese la mejor posible.

Eulogio

Eulogio, tras una carrera. / Cedida

El camino no ha sido fácil. Así lo cuenta Aroa Costas, psicóloga del centro DomusVi Vigo. “Eulogio llegó al centro con el ánimo muy bajo, luchando con las consecuencias del ictus pero intentamos a nivel equipo y con mucha fuerza de voluntad por su parte que recuperase poco a poco la movilidad y que tuviera la mejor vida posible. Todo esto fue resultado de lo que llamamos la ‘puerta amarilla’”, cuenta Costas.

La 'puerta amarilla'

Todo empezó por un sueño. Literal. Eulogio recordó cómo un día soñó con una puerta amarilla que traspasaba y tras la que podía hacer todo lo que quisiera, no había barreras comunicativas, ni parálisis del cuerpo. “Nos iba contando todo lo que podía hacer, que realmente eran sus proyectos o sueños; ir a la playa, ir a conciertos... cosas que hacía antes y que ahora no podía. Así que decimos ayudarle a convertirlos en realidad”, explica la psicóloga de la residencia.

Así, la implicación del equipo fue total y ello permitió que poco a poco lo que hasta entonces no eran más que sueños, se convirtiesen en vivencias que poder plasmar en fotografías. “Logramos que hiciera mil planes que hace tres años, cuando llegó era imposible, trabajamos mucho con él, en mil actividades, ajustando los fármacos, con mucha animación, siempre intentando que se sintiera parte del centro. Porque esto es muy importante que sientan el centro como su hogar”, relata Aroa Costas.

Dos mujeres incansables

Detrás de este nuevo proyecto de vida de Eulogio están dos mujeres incansables; su mujer Olga y su enfermera Marta. “Ella se esforzó muchísimo y trabajó con muchas ganas y sacrificio para ayudar a que Eulogio estuviera mejor. Le debemos mucho”, verbaliza Olga.

Ambas compartían el mismo objetivo: que Eulogio volviera a ser feliz. “Sabemos que hay barreras y son limitantes, sí, pero también sabemos y ahora él sabe que se puede seguir disfrutando de la vida”, amplía Costas. Su ilusión pasa porque este proyecto no quede solo reducido a este paciente pero sino que todos tengan la oportunidad de salir adelante en las condiciones tan positivas en las que pudo Eulogio.

Para mí, él y su historia han sido un descubrimiento. Desde que lo conocí, yo y todo el equipo, hemos tenido una muy buena conexión. Todos pusimos y arrimamos el hombro para prepararlo todo y su familia también fue todo amabilidad a la hora de ayudarlo a que cumpliese sus sueños. Queríamos ver hasta dónde se podía llegar y nos gustaría poder extrapolarlo a más pacientes, a otros perfiles en los que también se pueda romper barreras”, narra la psicóloga del centro.

Extender el proyecto

Lo que también quiere precisar esta profesional es que, por encima de todo, lo que se procura es el bienestar del paciente. “Para nosotros su salud siempre va a ser prioritario. Y hablamos de los tratamientos, de ajustarle la medicación, que tendrá altos y bajos, momentos más o menos agresivos o en los que funcionará mejor o peor pero lo cierto es que trabajar el aspecto emocional es importantísimo. Hacer que él se sienta motivado es un plus para poder luego salir y hacer cosas”, matiza Aroa Costas.

Precisamente y de esto sabe mucho Olga, quien peor lleva estos cambios en Eulogio. “Por motivos de trabajo solo puedo verlo un día a la semana y por ejemplo en esta ocasión lo vi algo peor y no deja de desmoralizarte. Pero ya sabemos que son etapas, que tiene que pasar por ellas. Igual si estuviera a diario sería mucho más consciente. Para mi es un shock ver algún paso atrás, pero tengo mucha confianza en que vuelva a estar arriba”, concluye Olga.

Suscríbete para seguir leyendo