El Chuvi detectó desde 2021 medio centenar de casos de clamidia y gonorrea en menores

Antes eran algo excepcional

La incidencia de estas dos infecciones de transmisión sexual se dispara a más del doble tras la pandemia en el conjunto de la población

Parte del equipo que trabaja en la detección de infecciones de transmisión sexual en el Servicio de Microbiología del Complejo Hospitalario Universitario de Vigo (Chuvi) y, en particular, en el Meixoeiro. Desde la derecha, la doctora Carmen Potel, los técnicos Sonia González, Iria Montero, Joaquín Rubio y Ana Treinta, y la doctora Sandra Cortizo.

Parte del equipo que trabaja en la detección de infecciones de transmisión sexual en el Servicio de Microbiología del Complejo Hospitalario Universitario de Vigo (Chuvi) y, en particular, en el Meixoeiro. Desde la derecha, la doctora Carmen Potel, los técnicos Sonia González, Iria Montero, Joaquín Rubio y Ana Treinta, y la doctora Sandra Cortizo. / Marta G. Brea

La detección de infecciones de transmisión sexual (ITS) crecía de forma progresiva en el Área Sanitaria de Vigo, año tras año, con un pico ya relevante en 2019. Pero fue tras la pandemia, después de que el COVID-19 cortara las interacciones sociales con los confinamientos, cuando su propagación ha recibido un llamativo impulso. Tanto que la incidencia de la clamidia y la gonorrea se ha disparado a más del doble en la población en general. La primera ha pasado de 46 casos por cien mil habitantes en 2019 a 112 en 2022 y la segunda, de 19 a 48. Pero hay un grupo de edad que llama la atención no tanto por su volumen –no representa ni el 4% del total de positivos–, sino porque antes su aparición era algo excepcional. Es el de los menores de edad. Desde el inicio de 2021, el Servicio de Microbiología del Complejo Hospitalario Universitario de Vigo (Chuvi) ha detectado 55 casos en jóvenes de entre 15 y 18 años.

Las doctoras Carmen Potel y Sandra Cortizo, responsables de la detección de estas patologías en el laboratorio del Hospital Meixoeiro, explican que los diagnósticos de ITS están aumentando en todos los grupos de edad. Señalan que, antes de la pandemia los positivos en menores eran muy inusuales e, incluso, “raro” antes de los 25 años.

En concreto, en menores de edad se detectaron 11 casos en 2021 –el 4% de los positivos de cualquier edad– y los mismos en 2022 –el 2,1%–. En lo que va del presente ejercicio, ya se ha superado esta cifra. Se han diagnosticado 14 en los ocho primeros meses –el 3,8% del total–. La gonorrea tiene una incidencia menor. Fueron 4 casos en 2021 –el 1,5%–, 13 el año pasado –el 2,6%– y 2 este –el 1%–.

En la siguiente franja etaria, la incidencia se dispara. Desde el 1 de enero de 2021, entre los 19 y los 25 años, tienen registrados 367 casos de clamidia y 171 de gonorrea. Grosso modo, representan alrededor de un tercio de los detectados en toda la población.

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En cuanto al VIH, no se han detectado casos por transmisión sexual en menores nunca. La doctoras Cortizo comenta que es lógico que la tasa sea baja en este grupo, pero si existen indicios, los facultativos no deben dudar en pedir una serología completa de ITS. “Los médicos no piensan tanto en esto con los adolescentes. Deberían preguntarles si han empezado con las relaciones sexuales si estas son de riesgo y, si es así, les animamos a que soliciten las serologías”, plantea. Con esta analítica se detecta en la sangre los anticuerpos frente al VIH, hepatitis B y C y sífilis. Según estudios a nivel gallego, se observa un aumento acorde al de las otras ITS en la población en general.

Potel y Cortizo advierten que, aunque la clamidia, la sífilis y la gonorrea se curan con fármacos, existen las reinfecciones y, además, son “la puerta de entrada” del VIH. Para este virus también hay medicación que lo mantiene en niveles indetectables y, por tanto, no transmisibles, pero quien lo porte tiene mayor riesgo de desarrollar otras patologías. “Es una infección e inflamación crónica que produce deterioro de la salud”, destacan.

Detrás de este aumento de la incidencia, las microbiólogas creen que puede estar el mayor uso de las aplicaciones de citas y un incremento del número de parejas sexuales, así como una relajación en la protección (métodos barrera) por la existencia de fármacos más efectivos. “Han cambiado los hábitos”, resumen y consideran que serían necesarias campañas dirigidas a la ciudadanía en general para fomentar el uso del preservativo.

Apuntan que otro de los factores de este aumento es que se busca más, con programas específicos en grupos de riesgo, y se diagnostica mejor. “Ahora usamos PCR, que son pruebas más sensibles”, explican las doctoras. El volumen de muestras que les llega se ha multiplicado por diez, desde el millar que recibían en 2015.

Para ellas, no son solo muestras que analizar. Son pacientes que ven como un conjunto. En cuanto tienen un positivo, llaman directamente a la consulta de infecciosas –con los doctores Miralles, Ocampo y Morano–, donde los citan por vía preferente, a veces al día siguiente, para frenar la transmisión.

El doctor Ocampo.  | // M.G.B

El doctor Ocampo. / M. G. B.

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El aumento de las infecciones de transmisión sexual (ITS) “es un problema que tenemos que abordar”, según destaca el doctor Antonio Ocampo, de la consulta de infecciosas del Chuvi. En la población en general, lo atribuye a unas mayores ganas de interacción en la postpandemia, así como a que los sanitarios buscan de una forma más activa en los grupos de riesgo y a que las técnicas diagnósticas son mejores.

Cuenta que observan una relajación en el uso del preservativo y cómo se han popularizado las aplicaciones para “contactar rápidamente con gente que desea sexo”, incluso en adolescentes de 14 y 15 años. “Tienen prisa por perder la virginidad, pero son niños aún y tienen miedo”, señala. Pide para ellos más educación sexual en las escuelas, con “mensaje claros”, pero no de miedo, porque son “contraproducentes”.

En otro colectivo en el que están observando una situación que les tiene en alerta es el de los hombres que tienen sexo con hombres. El uso de la profilaxis prexposición (PrEP) está dando muy buenos resultados para evitar los contagios de VIH. “Pero se relajan y se olvidan del preservativo”. Se propagan así otras ITS.

Al cóctel se suman las chemsex, fiestas de varios días en fin de semana donde se consumen drogas para mantener relaciones sexuales. Ocampo señala que la incidencia es baja, pero son una realidad en el área y están subiendo, cuando hace unos años era anecdótico. En ellas los contagios se producen por vía sexual y también por compartir agujas para algunas de las drogas que consumen.

Tienen pacientes adictos a ellas. “Doctor, no sé qué hacer, ayúdeme. Antes lo hacía por diversión, a hora ni disfruto. Es una necesidad”, relata que le han dicho. Les ofrecen a apoyo psicológico.

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