Vigueses buscan autodefenderse ante situaciones de riesgo vital

Sube el interés por aprender artes marciales | Padres e hijos entrenan juntos y adquieren valores como disciplina y sacrificio

Niños aprendiendo taekwondo en el club In Legatum.Y combate en el ring de boxeo (dcha.)

Niños aprendiendo taekwondo en el club In Legatum.Y combate en el ring de boxeo (dcha.) / // JOSÉ LORES

La ciudad olívica siempre gozó de buena salud en sus calles, consideradas seguras y tranquilas para una urbe de cerca de 300.000 habitantes. Sin embargo, cada vez son más los vigueses que quieren a aprender alguna de las disciplinas de las artes marciales. Muchos de ellos, movidos por alcanzar cierta sensación de control ante una situación de peligro.

“Mucha gente nos pregunta por el boxeo porque quiere saber defenderse si lo necesita. Antes no pasaba, era un deporte muy arraigado entre gente de barrios deprimidos, pero ahora cada vez son más los que lo practican. Personas con perfiles profesionales y personales muy diferentes y alejados de los estereotipos negativos que con los que siempre se ha relacionado a esta disciplina. Pero lo que nos está llamando la atención en estos últimos años es que muchos buscan con el entrenamiento aprender a defenderse”, explica Antonio Rebouras, gerente de In Legatum Sport Club, uno de los clubes de artes marciales más icónicos de la ciudad.

Para los maestros del centro, se trata de una nueva corriente movida por cierta preocupación entre la gente. “Hay cierta sensación de inseguridad o de querer dominar la situación (ante alguien que pueda violentar o agredir en la calle). Quienes se apuntan por autodefensa buscan ganar seguridad en sí mismos a través de este deporte”, explican desde el club. Creen que no debería haber motivos para alarmarse, pero también defienden que practicar artes marciales tiene muchas más cosas positivas, que la propia defensa. Karate, judo o taekwondo, entre otras muchas. Nacidas como enseñanzas para la lucha en combate en distintas culturas asiáticas a lo largo de la historia, van acompañadas de un intenso entrenamiento físico y mental, donde se desarrollan valores como la paciencia, la constancia o el sacrificio.

Es por eso, que muchos padres han visto las bondades de estos deportes para “desconectar” de Internet a sus hijos. “Los niños y adolescentes entrenan juntos y lo que vemos es que, con el tiempo, mejora la comunicación ellos. Se crea un vínculo basado en el respeto y la confianza que es duradero”, afirma Rebouras.

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