El mejillón y Castrelos celebran sus bodas de plata con récord de asistencia

El Banco de Alimentos recibe la insignia de oro

El Olivo cifra en 2.500 a los comensales

Ese cielo nublado, al que desde la organización no sacaban ojo y que acabó respetando los festejos, fue precisamente una de las claves del éxito de asistencia con el que la Fiesta del Mejillón celebró hoy su 25 aniversario en el parque de Castrelos. Fueron unas 2.500 personas, según la estimación de la Federación de Peñas Recreativas el Olivo, las que optaron por este plan en la mañana del domingo y llevaron a esta celebración a su récord histórico de asistencia.

Desde las 9 de la mañana, un total de 74 personas descargaron, limpiaron, cocinaron y, más tarde, sirvieron los 3.000 kilos que este manjar de la ría, junto a otros 300 de empanadas. Colas de hasta una hora esperaron los asistentes para degustarlo. Pero, lejos de desesperarse, confirmaban que la espera merecía la pena. Como Gabriela Rodríguez y José Rodríguez, una pareja de Valladares aficionada a recorrer las citas gastronómicas populares y que no se pierden esta, desde su primera edición. “Cada una tiene su encanto; en esta, el mejillón está muy rico”, aseguran.

Darío Soto es el cocinero que desde la primera edición se encarga de que sea así. ¿Y cuál es el secreto? “Trucos, pocos”, responde y añade que lo más importante es que “la mercancía sea buena” y estar pendientes de que “no se pase ni se quede crudo”.

A ponerse las botas en Castrelos

R. V.

Rosa hace gala de su “paciencia por el mejillón”. Una hora llevaba haciendo cola para disfrutar con sus amigas de la que considera “la fiesta del barrio”. Lo tenía todo “totalmente organizado”: la mesa reservada, los postres que trajeron de casa… Lleva una década haciéndolo. “Y hay veces que nos quedamos hasta las seis de la tarde”, subraya.

Sobre el escenario, pasadas las 13 horas, el pregón corrió a cargo de Roberto Giráldez, gerente del mercado municipal de Teis y distinguido con el mejillón de oro en 2019. Conocedor en profundidad de las fiestas viguesas, la destaca entre las principales citas gastronómicas viguesas como “especial por su contorno” y una de las más populosas. En su discurso, hizo una loa al bivalvo por su “interés económico e gastronómico”, así como filtrador de las aguas, sin olvidarse del “traballo arreo” de las personas que trabajan con él. Además, destacó el “papel principal no movemento social, cultural e deportivo” que ha conquistado El Olivo.

El galardón de oro fue, en esta ocasión, para la Fundación Provincial del Banco de Alimentos. Su presidente, Iván Martínez, destacó que supone “un orgullo”, pero también “una responsabilidad”. Agradece la notoriedad que les dan reconocimientos como este, que los ponen “en el mapa” y muestra su voluntad de “no decepcionar”. También aludió a la época de “expectación” que atraviesan por el cambio en el programa de fondos europeos, que suponían alrededor de un 30% de las aportaciones que recibían y que, a partir del próximo año, llegarán en forma de tarjetas monedero.

El alcalde, Abel Caballero, por su parte, agradeció al Banco de Alimentos el “extraordinario” trabajo que hace. “No hay nada tan hermoso como ser solidario con quien lo necesita”, alabó y destacó que la solidaridad siempre ha estado en el ADN de los vigueses. Sobre la organización de esta fiesta “imbatible”, loó la buena coordinación, al nivel de la de la industria de la ciudad. “Los mejores mejillones el mundo se toman en Castrelos”, concluyó.

También acudieron los concejales del PP, Irene Garrido, Miguel Martín y Fernando G. Abeijón.