Yoga con bebés, una experiencia de autocuidado

Madres viguesas fortalecen el vínculo con sus pequeños al mismo tiempo que practican ejercicio y crean red con otras mujeres

Yoga con bebés, una experiencia de autocuidado

Pedro Fernández

Carolina Sertal

Carolina Sertal

Esperan los lunes con muchas ganas. Son las once de la mañana y por fin pueden tener ese tiempo tan ansiado para ellas mismas, un momento de respiro, pero también 60 minutos para fortalecer el vínculo emocional con sus bebés y compartir una bonita experiencia con otras mujeres que acaban de estrenar la maternidad.

“Amo mi cuerpo y agradezco dedicarle este ratito de descanso y tranquilidad”; es la frase que las recibe en la pizarra cuando entran en la estancia, y también un aroma a aceites esenciales que invita a relajarse.

No faltan las esterillas ni los fitball, pero a diferencia de una clase de yoga cualquiera, el suelo está sembrado de juguetes, cuentos y elementos con los que los pequeños empiezan a interactuar en cuanto da comienzo la sesión.

Marisol Calviño pregunta a sus alumnas qué tal han pasado la semana y antes de iniciar los ejercicios les ofrece, solo si les apetece, la posibilidad de compartir sus vivencias y las emociones que han experimentado. Hablan de lo que les ha marcado en los últimos días, de lo rebelde que ha estado alguno de los pequeños, pero también de la alegría que les brindan y de cómo están viviendo la maternidad. A continuación, Marisol propone liberar a través del movimiento del cuerpo todas esas emociones, negativas y positivas, y con un baile, con sus niños en brazos, da comienzo la clase de yoga con bebés en el centro vigués de desarrollo infantil Espiral.

Mila Carballido es una de las alumnas que acude cada lunes a practicar esta disciplina con su hijo y cuenta que, “cuando nació Nacho, empecé a buscar actividades para hacer con él y cuando encontré estas clases decidí apuntarme para desconectar de la rutina, porque trabajo desde casa. Yo nunca había hecho yoga antes, vine a probar y me gustó. Él también se lo pasa bien, pero considero que este momento es más para mí”, dice mientras el pequeño Nacho gatea explorando la sala.

A su lado, Laura Queiruga indica que ya es una veterana en este tipo de sesiones, puesto que ya las había probado con su hija mayor, Daniela.

“Mi hija mayor dio aquí sus primeros pasos; al nacer el pequeño tuve claro que iba a volver”

Laura Queiruga

— Madre de Alejandro y Daniela

Esta madre viguesa comenta que “los ves evolucionar al mismo tiempo que te das unos minutos para ti misma. Mi hija mayor dio aquí sus primeros pasos, fue muy bonito, y al nacer Alejandro tuve claro que iba a volver”. Por su parte, Olaya López, madre de Nico y de Martín, señala que “estaba buscando una actividad que ayudara a relajarse a Nico, porque era muy nervioso, pero también con la que poder estimularlo, porque nació prematuro. Quería un espacio en el que también pudiera relacionarse con otros peques y pudiera desarrollarse; al final, encontré un grupo de mamás con las que hacer tribu, ayuda a pasar la semana mucho mejor”.

Desde la otra punta de la sala, mientras el pequeño Lucas interactúa con el resto de bebés, su madre, Iria Reguera, apunta que tener la oportunidad de hacer yoga con su niño era simplemente “un plan perfecto”.

“Encuentras a mujeres que están pasando por lo mismo que tú y te sientes acompañada”

Iria Reguera

— Alumna y madre de Lucas

En este sentido, esta viguesa destaca que “yo no tengo el hábito de compartir mis experiencias y aquí puedo hacerlo. Encuentras a mujeres que están pasando por lo mismo que tú y te sientes acompañada, a la vez que conectas con tu bebé, porque estas clases sirven como actividad física, pero también para disfrutar con él”.

“Es un espacio para compartir emociones, para conectar con una misma y con el bebé”

Marisol Calviño

— Profesora

Marisol Calviño hace referencia a que son muchos los beneficios de practicar este tipo de yoga, puesto que afirma que, “después de haber pasado por el embarazo y el parto, hay un cambio muy potente en el cuerpo, por lo que este es un espacio para compartir emociones, para conectar con una misma y con el bebé. Además, puedes ver cómo él va evolucionando, porque le damos rienda suelta a su desarrollo: bailamos con ellos, hacemos ejercicios, trabajamos la respiración y dejamos espacio para la relajación”.

Es hora de continuar la clase y, a la salida, la responsable del centro Espiral, Yolanda García, explica que, tras haber probado estas sesiones con Marisol cuando ella misma fue madre y a la hora de abrir su negocio en la ciudad, una de sus máximas fue la de incorporar aquellos servicios que a ella le ayudaron en el proceso: “El yoga con bebés tenía que estar porque es una forma de tener tiempo para una misma y de poder hacer una actividad conjunta con ellos. Es una experiencia muy bonita”, asegura.

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