Los vídeos de la atleta gallega Ana Peleteiro en avanzado estado de gestación, levantando importantes pesos y ejercitándose con intensidad, llamaron mucho la atención. “Qué mal rollo me da viéndote! [sic] Nos acostumbran a que la mujer embarazada debe descansar y no hacer esfuerzos”, le escribía alguien en redes sociales para, a renglón seguido, darle las “gracias por romper estereotipos”. En el Hospital Álvaro Cunqueiro también atienden a deportistas de élite, a las que animan a mantener sus entrenamientos adaptándolos a las diferentes fases. Pero no solo a ellas. Poco a poco, el concepto de la maternidad está cambiando y son muchas las mujeres que deciden hacer deporte en esta etapa de su vida. “Para la mayoría de la población, el parto es el mayor esfuerzo físico que van a tener. Si para un examen estudias y te preparas, ¿por qué para esto no?”, plantea el ginecólogo Antón Gómez.
En el Complejo Hospitalario Universitario de Vigo han percibido un cambio en la última década. “Hay un espectro de la sociedad con una actitud muy activa en cuanto al ejercicio y, en general, los cuidados en el embarazo”, explica el doctor Gómez.
En Mama Fitness Club, del centro Vigo Entrena, empezaron a trabajar la gestación y el postparto en 2014. Combinan un trabajo cardiovascular moderado, ejercicios posturales, de fuerza, movilidad, respiración y de suelo pélvico y zona lumbo-abdominal. El primer año tuvieron a seis mujeres. Al principio, “solo deportistas o chicas activas”, recuerda su responsable, Beatriz Crispín. El año pasado trabajaron con 150 embarazadas, de “todos los perfiles”.
Unas entrenaban antes en diferentes disciplinas. Como Cristina Ferreiro, que hacía crossfit. “Quería continuar, me gusta”, cuenta y explica que le ayuda a nivel mental. Otras, en cambio, no estaban acostumbradas, como Leticia Prado, que decidió cuidarse más en el embarazo, una etapa en la que “siempre tienes muchas incertidumbres”. A Angela Covelo se lo recomendaron en el primer embarazo, cuando le detectaron diabetes gestacional. La controló tan bien con el ejercicio, que hasta pudo liberarse de la dieta. Para el segundo ha repetido.
Una de las cuestiones que valoran es estar en manos de alguien que sepa y vigile. “Puedes hacer deporte con una intensidad moderada o alta y te controlan. Te da confianza y tranquilidad”, señala Irenka Gallo. Tania Novoa la apoya en esta apreciación y añade: “Si tienes una pequeña lesión, ya están pendientes”. Es importante que las embarazadas consulten con su médico antes. Además de tener en cuenta la experiencia deportiva, el historial de lesiones o las semanas de gestación, se miden las pulsaciones y la saturación de oxígeno y se usan escalas de percepción de esfuerzo o el talktest: que puedas hablar pero no cantar”.
Ya no hay dudas de que el ejercicio es bueno en esta etapa y el doctor Gómez va más allá: “a veces es el mejor momento para que mujeres sedentarias hagan un cambio en su estilo de vida”.
¿Por qué es beneficioso? Primero, porque limita la ganancia de peso”, subraya el ginecólogo y explica que con ello también se baja el riesgo de diabetes gestacional, hipertensión, preclamsia... “Está todo muy vinculado”, apostilla. Contribuye además a que haya menos bebés macrosómicos –mucho más grandes que la media–, evitando las complicaciones que conlleva en el parto. Combatir la incontinencia de orina y evitar posibles dolores de espalda, son otros de los beneficios que expone.
La educadora física Beatriz Crispín resalta que mejora la salud cardiovascular y respiratoria de la madre; aumenta su fuerza y resistencia muscular; reduce el estrés y la ansiedad; ayuda a prevenir el estreñimiento y mejora la calidad del sueño. Señala, además, que mejora el flujo sanguíneo hacia la placenta, favoreciendo la oxigenación y nutrición del feto. A la hora del nacimiento, Gómez también señala que algunos estudios apuntan a que reduce la tasa de parto instrumental –con ventosa, fórceps...– porque tienes madres más preparadas para el esfuerzo.
“Para la que no hacía ejercicio, 30 minutos de caminata al día está bien”
El ejercicio no solo no es malo durante el embarazo, sino que está recomendado. Pero, ¿qué tipo? “A la que ya hacía algún tipo de ejercicio, se le recomienda que continúe, mientras no sean deportes de contacto y adaptándolo”, responde el ginecólogo Antón Gómez.
Tampoco son los más aconsejables los que impliquen cambios de ritmo rápidos. “Por las hormonas del embarazo, los ligamentos se vuelven más laxos para que la pelvis esté más laxa y permitir el parto”, explica el doctor y continua: “por lo que los deportes como el tenis o el pádel aumenta el riesgo de esguinces y lesiones”. Pero resalta que no está contraindicado para las que lo hacían mientras lo adapten.
Para las que no han hecho deporte antes, señala que 30 minutos caminando, “no paseando”, al día, es suficiente.
Recomienda también la piscina, “un ejercicio muy completo” sin el riesgo de la resistencia de los ligamentos o la bici estática. La normal no se aconseja por riesgo de caída. “Y cualquier clase de pilates, spinning, pesos ligeros...”, añade.
La entrenadora Beatriz Crispín destaca que cada vez hay una oferta mayor en la ciudad de ejercicio específico para mujer embarazada y en postparto, ya que cada día se especializan en ello más educadores físicos, fisioterapeutas y matronas.