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El poder del autocuidado

Tres viguesas fundan una cooperativa para crear una red de apoyo entre las mujeres que tienen a su cargo a personas dependientes

De izquierda a derecha, María José Crespo, Fedra Alcaraz y Ana Martínez. ALBA VILLAR

Cuando a su madre le diagnosticaron alzhéimer, su vida también dio un giro radical. Tuvo que asumir sus cuidados y se dio cuenta de la suerte que tenía de poder contar con una red de amigas que le ayudaban y que, de alguna forma, la seguían manteniendo en contacto con el mundo exterior. Sin embargo, en este proceso, reflexionó sobre el hecho de que a menudo los cuidados de personas dependientes recaen sobre las mujeres y que muchas acaban aisladas, solas y relegadas a un segundo plano.

Fue precisamente al exponer aquellos pensamientos que tenía en voz alta, cuando María José Gayoso se dio cuenta de que quizás sería positivo disponer en la ciudad de un espacio propio en el que las mujeres también pudieran cuidarse a sí mismas, una idea que a sus amigas Fedra Alcaraz y Ana Martínez les pareció fantástica, por lo que decidieron ponerse a trabajar para transformar aquel sueño en una realidad.

Este é un espazo que non existe na cidade; hai carencias nos recursos de atención ás mulleres

María José Gayoso

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Así fue cómo surgió el proyecto de A Morada, una cooperativa sin ánimo de lucro que acaba de nacer en la ciudad y que pretende constituirse como un espacio de referencia para las mujeres de Vigo en el que cuidarse colectivamente, desarrollar proyectos formativos junto con actividades socioculturales, ofrecer acompañamiento y asesoramiento a mujeres en riesgo de exclusión social o víctimas de violencia machista, así como crear una red de apoyo para las cuidadoras de personas dependientes y disponer de un espacio para dar visibilidad y soporte a proyectos laborales y artísticos en clave feminista.

“Este é un espazo que non existe na cidade, nós notamos moitas eivas neste sentido, hai carencias nos recursos de atención ás mulleres e a nosa idea é reverter os coidados, cambiar o chip e buscar ese tempo para nós mesmas, que é tan necesario”, comenta María José Gayoso.

A diferencia de otros proyectos, las creadoras de A Morada explican que el suyo tiene un valor añadido: “O forte impacto social que ten o proxecto”. En este sentido, estas tres viguesas indican que buscan facilitar que otras personas puedan aportar sus conocimientos y experiencias, así como llegar a todas las mujeres que forman parte de la sociedad, con especial atención a las que pertenecen a los colectivos más invisibilizados, tales como las personas con diversidad funcional.

As mulleres con diversidade funcional ou pasan o tempo no eido familiar ou están moi institucionalizadas; nós queremos ser para elas un apoio

Ana Martínez y Fedra Alcaraz

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A este respecto, Ana Martínez, cuenta que junto con Fedra Alcaraz, durante mucho tiempo ya participó en una experiencia similar creando un pequeño grupo integrado por mujeres con parálisis cerebral: “Compartían as súas inquedanzas, os seus medos, as súas experiencias e pensamos que iso non podía morrer aí, polo que a nosa idea é tamén retomalo. As mulleres con diversidade funcional ou pasan o tempo no eido familiar ou están moi institucionalizadas, é por isto que nós queremos ser para elas un apoio, que dispoñan dun lugar no que poder socializar e ampliar a súa rede de contactos”, comenta Ana.

Entre las principales actividades que contemplan llevar a cabo se encuentran talleres de autoconocimiento personal y colectivo relacionados con el arte y la creatividad, risoterapia, alimentación consciente, un laboratorio de danza y otros obradoiros en los que “o principal non sexan as destrezas nin o resultado, senón nos que o importante é o proceso”, destaca Fedra Alcaraz.

Otro de los pilares de A Morada es la colaboración con otros recursos públicos y entidades relacionadas con las intervenciones sociales, de manera que las mujeres tengan en Vigo un lugar de referencia al que dirigirse para obtener información y asesoramiento, también acompañamiento. Por último, el proyecto se completa con la creación de A Baiuca, un punto de encuentro diferente a un bar convencional, “no que as mulleres que vaian poidan conversar, atopar unha man amiga ou tomar algo ao seu aire”, explica Fedra.

Para poder hacer sostenible este proyecto, otra de las claves del mismo será la fórmula del “matrocinio”, de manera que aquellas personas que quieran apoyarlas podrán abonar una cuota mensual o anual y a cambio recibirán diferentes detalles o descuentos en las actividades que se pongan en marcha en A Morada.

Este proyecto está preparado para ver la luz en la ciudad olívica y, tras una larga búsqueda, estas tres viguesas ya han elegido un local en en la calle Enrique Xabier Macías en el que prevén iniciar las actividades de A Morada para favorecer el autocuidado a partir de abril.

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