Mientras una nueva guerra del agua se desata en el resto de la Península por la sequía o el uso de los regadíos en Doñana, el área de Vigo se convierte en un oasis con sus tres principales embalses al 100%.
Así lo confirma el último boletín hidrológico de Augas de Galicia de este 10 de abril para la demarcación de Galicia-Costa, que abastece a las áreas urbanas atlánticas.
Si bien Zamáns y Baiona (99,54% y 99,85%) acostumbran e estar al límite de su capacidad, en esta ocasión también Eiras (99,88%) tiene sus compuertas a pleno rendimiento una vez finaliza la temporada de lluvias y ya no deben guardar un porcentaje de resguardo ante posibles crecidas.
Tras empezar el año hídrico en octubre unos quince puntos por debajo de la media de la última década, las constantes y abundantes lluvias del otoño e invierno provocaron el llenado constante de los embalses en el río Oitavén (22,17 hm³), Zamáns (2,02) y Baíña (0,64).
Esta situación contrasta con la del resto del país, con el abril más seco en 35 años o especialmente en Cataluña, donde suman más de 100 días sin precipitaciones.
Otro verano de incertidumbre
La llegada de la primavera vuelve a dar paso a un escenario de incertidumbre en lo que al agua se refiere. Igual que en el año pasado o en 2017, las tres presas del área finalizan el invierno llenas. Sin embargo, la ausencia de lluvias durante el verano llevó a adoptar reducciones drásticas entre julio y octubre.
La Confederación Hidrográfica Miño-Sil trasladaba hace un año las conclusiones definitivas del “Estudio de alternativas y documento ambiental para la mejora de la garantía del abastecimiento en la zona sur de la provincia de Pontevedra”.
En él se proyectaba una nueva presa de abastecimiento con capacidad para 7,4 hm³ en la parroquia de Forzáns en Ponte Caldelas y cuyo coste rondaría los 28 millones.
Mientras, el único avance significativo ha sido la nueva ETAP de O Casal a cargo del Concello de Vigo por 22 millones de euros.
Las nuevas instalaciones permitirán ampliar el bombeo hacia la ciudad, Redondela, O Morrazo y Mos en dos fases: en la primera, que arrancará este mes, pasará de 900 a 1.500 litros por segundo, alcanzando los 2.200 en otoño.
A pesar de que el Gobierno ha eliminado 85 embalses de sus planes hidrológicos, cada vez más voces apuntan a la necesidad de adaptar estas infraestructuras a los consumos futuros y a un escenario climático en el que los períodos de lluvias serán más irregulares y será necesario tener una mayor capacidad de almacenaje.
