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Informe final contra las sequías en Vigo: otra presa en Eiras por 28 millones

Aqualia advirtió que dejaría de ser potable a finales de diciembre de ese año si no llovía

Vista aérea del embalse de Eiras, en Fornelos de Montes, de 2020 Ricardo Grobas

Vigo ya tiene “el plan” para dar por cerrado el abastecimiento de agua durante el próximo siglo. Cinco años después de la grave sequía que llevó a la ciudad a tomar medidas drásticas para garantizar el suministro, la Confederación Hidrográfica Miño-Sil ha trasladado al Concello y a la Xunta de Galicia las conclusiones definitivas del "Estudio de alternativas y documento ambiental para la mejora de la garantía del abastecimiento en la zona sur de la provincia de Pontevedra". Para ello será necesaria una inversión de 28,86 millones de euros repartidos en cinco actuaciones desde el cauce del Verdugo hasta el Baixo Miño.

El documento de 424 páginas elaborado por Prointec confirma las tesis avaladas por el gobierno municipal en los últimos años y que mantienen su mirada en el caudal de los ríos Verdugo y Oitavén como principales suministradores de Vigo y su ría. Estas conclusiones fueron presentadas por el alcalde de la ciudad en rueda de prensa, quien quiso agradecer al Gobierno de España –a través del Ministerio para la Transición Ecológica– que “esté apoyando a Vigo en la resolución de, seguramente, nuestro problema más grave”. El grueso de sus anexos está dedicado a analizar y cuantificar los caudales necesarios de estas infraestructuras con datos históricos desde octubre de 1940 a septiembre de 2021. De esta forma se planifica cómo resolver el difícil reto de surtir a casi 20.000 vecinos más y una mayor demanda industrial durante el próximo medio siglo. Estos cálculos proceden de las previsiones del crecimiento demográfico de Vigo por parte del INE y de esta forma se solventarán las limitaciones actuales de Eiras, inaugurada hace 45 años y que no tuvo en cuenta los efectos del cambio climático.

Para ello está prevista la construcción de una nueva presa de abastecimiento, con capacidad para 7,4 hectómetros cúbicos, será construida en la parroquia de Forzáns en Ponte Caldelas en un páramo que limita al norte con la PO-255 y al oeste con la PO-250. En él confluyen también el Rego de San Fiz y el do Porto. Se proyecta una estructura del tipo gravedad, con una longitud de 333,55 metros y una altura máxima sobre cimientos de 50,66m. La cota de coronación estará a 320m y contará con una anchura de nueve metros (6,5 m + dos aceras de 1,25 m); permitiendo un abastecimiento anual de 55,59 hectómetros cúbicos. Esta opción resulta sorprendente ya que la gran mayoría de los embalses gallegos supera los cincuenta años de actividad, considerados la mitad de su vida útil. Esta presa abastecería a Vigo, quien según los expertos ocupa actualmente el 65% de la demanda de agua. Gracias a las estaciones de bombeo de Abelendo y Os Valos, también cubrirá una parte de Mos, Redondela o a Cangas y Moaña en O Morrazo.

El informe de Prointec también apunta a cuál sería la nueva solución provisional mientras no esté construida para trasvases de emergencia. La confluencia de los ríos Verdugo y Oitavén ubicada en Soutomaior contará con un azud de derivación que permitirá un bombeo de unos 500 litros por segundo gracias a un tubo de unos 4,5 kilómetros de longitud. El presupuesto de esta actuación consta es de 4,14 millones de euros de los cuales la mitad se corresponden con el propio bombeo.

La tercera actuación, íntimamente relacionada con las dos anteriores, pasa por ampliar la capacidad de bombeo desde este sistema. Para poder suministrar los caudales previstos será necesario el acondicionamiento de la aducción de Eiras a O Casal en la zona del túnel de Amoedo que transcurre por el término municipal de Redondela. En la actualización del Plan de Abastecimiento de Galicia se propone el acondicionamiento tubo actual, duplicándolo para lograr un nuevo diámetro de 1500 mm. Para ello será necesaria una inversión de 5,52 millones de euros, la segunda más importante de las obras previstas.

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La construcción de la presa de Eiras, un titán de hormigón Hilda Gómez

Zamáns, para el Val Miñor

Otra de las principales novedades será sobre el abastecimiento desde el río Miño, medida propuesta por la Xunta en varias ocasiones. Este sistema de conducción llevará el agua hasta el embalse de Zamáns aunque este únicamente dará cobertura a los municipios del Val Miñor, especialmente Nigrán y Gondomar. Para ello invertirán 5,95 millones en la mejora del bombeo desde el Baixo Miño, abasteciendo también a sus concellos de referencia, y otros 800.000 euros en la mejora de la conexión con los ya citados del Val Miñor.

“El agua de Eiras es de una calidad excepcional y limpia, hasta se podría vender embotellada”

Abel Caballero - Alcalde de Vigo

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Abel Caballero se mostró ampliamente satisfecho porque Vigo siga recibiendo el agua de Eiras, destacando que es “absolutamente limpia, de calidad excepcional” y “sin necesidad de pasar por depuradora”. Al mismo tiempo, ironizaba con que “se podría embotellar y vender” al ser “el mejor agua que se puede imaginar ningún lugar de Europa”. El regidor señaló que en un año la nueva potabilizadora del Casal estará funcionando después de que el gobierno local invirtiera en ella 25 millones de euros; dando servicio también a Cangas, Moaña, Redondela y Mos. Sobre el financiamiento de estas actuaciones, el regidor apuntó a que debería ser asumido por parte de la Xunta de Galicia y el Gobierno central; al ser de ambas administraciones las competencias.

Medidas propuestas

Construir una nueva presa, llevar a cabo un recrecimiento de la actual o acometer un trasvase desde el río Miño son algunas de las opciones que llegaron a ponerse sobre la mesa para garantizar el abastecimiento de agua a Vigo y su comarca. La primera es la opción elegida por los expertos, así como la tercera, que se propone en exclusiva para surtir al embalse de Zamáns, medida de la que se beneficiarán Gondomar y Nigrán. Los autores del informe rechazan tanto la posibilidad de construir una planta desalinizadora, que supondría un desembolso económico demasiado elevado, como la de llevar a cabo un recrecimiento de Eiras, inviable al exigir el vaciado del embalse.

De entre todas las opciones, Caballero le había puesto la cruz a una en varias ocasiones: un trasvase desde el Miño para Vigo. La propuesta, que contaba con el OK de la Xunta de Galicia, no fue apoyada por el regidor porque, según defendió, el agua sería de peor calidad que si procediese de Eiras y el coste, “mucho” mayor al tener que sortearse la orografía para lograr canalizar y bombear desde el río.

El episodio límite de 2017 obligó a plantear la opción de traer agua en barcos desde Burdeos

Aqualia advirtió que dejaría de ser potable a finales de diciembre de ese año si no llovía.

Fue un año negro para Galicia y, especialmente, para Vigo y su área. Los montes se tiñeron de ese color debido a los incendios y el agua empezaba a hacerlo por la falta de lluvias: llegó a salir turbia en algunas viviendas. La grave sequía que padeció Galicia obligó al Concello a echar mano del plan de emergencia que había elaborado y activado por primera y última vez en 2011, otro año parco en precipitaciones. La situación alcanzó tal nivel de alerta que se puso encima de la mesa la opción de traer agua en barcos cisterna desde Burdeos hasta Vigo. Tanto el Concello como la Xunta de Galicia vieron con buenos ojos esta solución tan llamativa que, finalmente, se quedó en el papel gracias a la borrasca Ana, que irrumpió en la comunidad en el mes de diciembre.

Con los embalses de Eiras y Zamáns al 48,27% y 44,37% de su capacidad, respectivamente, y el suministro de agua garantizado solo para los próximos 104 días (principios de febrero), el gobierno local decidió a finales de octubre de 2017 declarar la fase de alerta de su protocolo con un doble objetivo: concienciar a la población sobre el problema de la sequía y reducir el consumo un 5%. Para lograrlo, contempló medidas como intensificar la búsqueda de fugas; suprimir servicios de riegos, baldeos, fuentes, bebederos que funcionan de forma continua y purgas en la red; reducir el llenado de las piscinas; y presentar el plan sistémico del análisis de redes de Aqualia, la empresa concesionaria.

Precisamente, Aqualia, a principios de diciembre, emitió un informe en el que advirtió de que el agua del embalse de Eiras sería no potable en 25 días de mantenerse las condiciones de sequía y caudal ecológico. Ese mes se estrenó con datos preocupantes en esta presa y en la de Zamáns, con un 37,12% y un 34,37% de capacidad, mínimos históricos. Días más tarde, la borrasca Ana trajo bajo el brazo precipitaciones que permitieron restablecer la normalidad. Este susto derivó en la petición de un estudio para garantizar el suministro de agua. 

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