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Vania de la Fuente-Núñez Directora de la Campaña Mundial contra el Edadismo de la OMS

“La muerte de personas mayores con actitud negativa hacia la vejez es un 20% más probable”

“Hay que implementar leyes contra la discriminación por edad” | “El edadismo tiende a afectar más a gente mayor y joven”

Vania de la Fuente Núñez. Cedida

Vania de la Fuente (A Coruña, 1988), comenzó Medicina en la Universidad de Santiago de Compostela y la completó en la Humboldt de Berlín y en Cataluña. Tiene un máster en Filosofía, Política y Economía de la Salud en el University College de Londres. Se incorporó a la OMS en 2014.

Impulsada por la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzhéimer (Afaga) y Atendo, la Universidad de Vigo cuenta con la primera cátedra española sobre edadismo. A la presentación –el martes, a las 12 en el MARCO– acudirá una de las figuras más relevantes en la materia a nivel mundial: la directora de la campaña de la OMS contra los estereotipos, prejuicios y discriminación por edad. Sus esfuerzos se centran ahora en abrir los ojos de la gente sobre ello.

–¿Qué es el edadismo?   

–Definimos edadismo incluyendo tres dimensiones diferentes: nuestra forma de pensar, que son los estereotipos; nuestra forma de sentir, que son prejuicios; y nuestra forma de actuar, que es la discriminación tanto hacia los demás como hacia nosotros mismos, en función de la edad. Es importante tener en cuenta las tres porque se influyen mutuamente. Muchas veces se habla de edadismo como si fuera equivalente a discriminación y es más.

–Aún es una palabra poco conocida, ¿no?   

–Está cambiando. La empiezo a ver más en medios de comunicación. Pero como la palabra todavía no está en boca de todo el mundo, a veces intentas simplificar.

–Según las cifras de la OMS, una de cada dos personas somos edadistas. Luchar contra eso es mucho trabajo.   

–Exacto. Es la mitad de la población. Y también hay la percepción de que es un problema solo de Occidente o de países más desarrollados y, en realidad, los datos indican que es un problema de todo el mundo y que tiene las tasas más altas en países de ingresos bajos o medio-bajos.

–¿Y por qué?   

–Todavía no hay datos que lo expliquen. Una de las posibles razones podría ser por más concienciación en otros países o por un mayor porcentaje de población mayor.

– Al estar tan extendido, ¿por dónde se empieza a luchar contra el edadismo?  

–El año pasado publicamos un informe muy importante, liderado por la OMS y en colaboración con otras agencias de la ONU. Hablamos de la prevalencia y del impacto en nuestra sociedad, pero también, por primera vez, sabemos qué funciona para eliminarlo. Esto es muy importante porque podemos aconsejar líneas de acción en base a la evidencia. Son básicamente tres: la política de la legislación, las actividades educativas y las intervenciones intergeneracionales. Lo ideal es implementar estas tres estrategias juntas para maximizar su impacto. En relación a las políticas legislativas, deben ser tanto nacionales como internacionales y nos pueden ayudar a abordar la discriminación y la desigualdad por motivos de edad. Pueden ayudar a garantizar que no se perjudique sistemáticamente en acceso a servicios, en el sistema legal, en los medios de comunicación, en el empleo, en recursos financieros como acceso a préstamos...

–Uno de los últimos ejemplos en España fue la petición del Gobierno a la banca para que no discrimine a los mayores.   

–Exacto. Puede ser una ley o una medida política. En la segunda estrategia hablamos de las actividades educativas, que nos ayudan a disipar conceptos erróneos sobre otros grupos de edad, a reducir los prejuicios al dar información precisa y a mejorar la empatía. Se pueden incluir todos los tipos y niveles de educación. El edadismo empieza muy temprano. Alrededor de los 4 años los niños ya son conscientes de los estereotipos que existen en su cultura basados en la edad y los empiezan a usar para las interacciones que tienen con otras personas y consigo mismos.

–¿Y en qué consisten las medidas intergeneracionales?   

–Se juntan personas de diferentes edades para compartir o realizar algo. Pueden ver películas, hacer talleres de lectura, cantar en un coro, jardinería o incluso vivienda compartida. Un foco muy importante empezó en Oporto. Había falta de alojamiento para estudiantes a un precio asequible y propusieron juntarlos con personas mayores que, a lo mejor, vivían solas y querían tener compañía o pequeñas ayudas. Tuvo bastante éxito y se ha expandido a otras ciudades en Europa. Lo bueno es cuando se hace en diferentes edades, porque hay más personas mayores que nunca, pero estamos más segregados por edad que nunca. No hay oportunidades para tender puentes entre diferentes grupos, lo cual es una lástima y acaba generando el edadismo.

–Estamos hablando mucho de los mayores, pero el edadismo afecta a todas las edades, ¿no?    

–Este es otro de los conceptos erróneos. Sí, el edadismo puede afectar a cualquier grupo de edad y tiende a hacerlo más a la gente mayor y a la más joven. Hay dos polos. En el entorno laboral tenemos evidencia de que alrededor de los 29 y de los 59 hay picos muy grandes. En la entrada al mundo laboral y cuando ya te fuerzan a salir. Puede afectar de diferentes formas, pero es edadismo igualmente: se categoriza a alguien por su edad y, en base a eso, se crean desventajas. En relación a gente joven, vimos claros ejemplos de edadismo en el acceso a la política. Se cuestiona que puedan tener una voz, se asume que no tienen nada que aportar y se intentan invisibilizar.

–Aseguran desde la OMS que “el edadismo llega a empobrecer la salud física y mental de los mayores y reducir su calidad de vida”. ¿Cómo?   

–Es muy nocivo en relación a nuestra salud y bienestar y muy costoso. No solo por nuestra salud mental. También está relacionado con una muerte más temprana.

–¿Por qué?   

–Hay estudios que demuestran que las personas mayores que tienen actitudes negativas hacia el envejecimiento tienen casi un 20% más de probabilidad de morir durante un periodo de seis años que aquellas con autopercepciones más positivas.

–¿Qué les pasa a esas personas para tener un mayor riesgo? 

–Hay una asociación con peor salud física y mental: aparición de enfermedades crónicas y depresión e incluso hospitalizaciones. Además, aumenta el aislamiento social y reduce nuestra calidad de vida. El edadismo puede ser institucional, interpersonal o autoinfligido. En el primero vemos que la edad sí puede influir en el tipo de tratamiento o procedimiento al que puedes acceder. En la pandemia lo vimos. Independientemente de la capacidad intrínseca de las personas, se asumía que personas de mayores de x edad no iban a acceder a UCIs, no se derivaban a hospitales... Esto tiene un impacto directo en la salud. En el autoinfligido nos vamos exponiendo a una serie de estereotipos a lo largo de nuestra vida de forma repetitiva y lleva un punto en el que los interiorizamos. Afecta en lo que pensamos de nosotros mismos, pero también en lo que hacemos y lo que no. Llegan a generar expectativas que actúan como profecías autocumplidas. Si creemos que la vejez es un periodo de enfermedad, podemos adoptar conductas de riesgo en relación a nuestra salud, como no tomar los medicamentos porque “para qué”. El edadismo está asociado con conductas de riesgo para la salud como no ir al médico, no tomar una alimentación saludable, beber alcohol, fumar.

–La cátedra de edadismo que van a poner en marcha Afaga y Atendo con la UVigo, ¿en qué puede ayudar a cambiar las cosas?

–-Está muy enfocada en educación, una estrategia que sabemos que funciona, y también en la comunicación. El edadismo está muy presente en los medios y la pandemia ha visibilizado hasta qué punto. Hemos visto una descripción de los mayores como un grupo vulnerable, dependiente y homogéneo y de los más jóvenes como si fueran invencibles y egoístas. Y esto no solo no refleja la realidad que vemos, sino que tiene efectos negativos en la salud de los mayores. En un estudio en España de titulares del periódico en pandemia se encontró que el 71% tenía un mensaje muy negativo y casi una cuarta parte de la comunicación en Twitter sobre mayores era edadista. No es mal intencionado. Muchas veces no hay formación específica. Poco a poco está cambiando. Desde la OMS publicamos una guía.

–Los factores que pueden agravar el edadismo están en todas partes, como en la inteligencia artificial. Lo destacan en un informe de la OMS.   

–-El edadismo impregna muchas instituciones y esferas de la vida. Las que reflejamos en informes son aquellas en las que hay evidencia, pero están también en otros ámbitos que no se han explorado todavía. La tecnología, incluida la inteligencia artificial (IA), es una de esas esferas. Si no se controlan pueden perpetuar el edadismo existente en la sociedad o introducirlo. Eso socava la calidad de la atención a estas personas.

“La tendencia es a diseñar tecnología para mayores en lugar de con ellos”

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–Ahora hay muchas herramientas basadas en la IA.   

–Y cada vez va a haber más porque abre un abanico de oportunidades muy grande. Pero, si no se hace un seguimiento, van a perpetuar el edadismo, igual que otras formas de discriminación. Hay una tendencia de diseñar para las personas mayores en lugar de con ellas, lo que acaba en el desarrollo de tecnología que no se usa porque parte de ideas preconcebidas y falsas sobre ellas y sus necesidades. Y en IA los datos utilizados pueden no ser representativos de los mayores porque, en general, tienden a estar infrarrepresentados en las bases de datos. La IA se basa en el uso de algoritmos en datos históricos, por lo que puede reproducir prácticas discriminatorias del pasado. La edad cronológica se usa muchas veces para determinar quién recibe tratamientos. Si en la práctica habitual los mayores no reciben el tratamiento adecuado y luego se usan esos datos para desarrollar tecnología IA sin indicarlo, replicará eso sesgos, pero a mayor escala. Hay que minimizar esos riesgos para maximizar el potencial de esta tecnología.

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