“Aquí está el abuelete, el abuelete”, decía, entre risas, Carlos San Juan, en su encuentro fortuito con la vicepresidenta Nadia Calviño a las puertas del Ministerio de Economía, donde entregó el pasado martes las 600.000 firmas recogidas a través de la web change.org en apoyo a su campaña Soy mayor, no idiota contra la exclusión financiera del colectivo.
A sus 78 años, este médico jubilado de Valencia consiguió poner en el centro del debate público un grave problema, latente desde hace ya mucho tiempo y agravado por la enésima oleada de cierres de oficinas y el impulso de la digitalización en el sector financiero. La denuncia no es nueva, pero probablemente quedó a la sombra del debate general sobre el repliegue de los bancos en las zonas rurales. “Nos hemos dado cuenta que las personas mayores, incluso en el ámbito urbano, no están teniendo el servicio que merecen”, aseguraba Calviño, con un recado al sector pensando en las medidas que deben de entregar antes de final de mes a su departamento para cambiar la situación: “Que sean eficaces, no maquillajes”.
La fatídica fusión de las dos cajas de ahorros convirtió a Galicia en epicentro de la reconversión del sector. Desde 2008, en la comunidad se clausuraron 1.443 sucursales, casi seis de cada diez. Hay 45 concellos sin entidad financiera, todos dispersos y con un volumen muy alto de población envejecida, y en otros 118 funcionaba solo una, según el balance del Banco de España a 31 de diciembre de 2020. Hoy son muchos más.
En la reciente presentación de los resultados anuales, tanto el presidente de Abanca, Juan Carlos Escotet, como el consejero delegado, Francisco Botas, defendieron su “vocación de servicio” a los mayores, “esenciales”, dijeron, en el día a día de la líder financiera de Galicia. Para ellos se ampliaron los horarios en los primeros y últimos días de cada mes, cuando se cobra la pensión, y existen “menús especiales simplificados” en cajeros y la plataforma online. Después de todo el revuelo de las últimas semanas y tras “consultar a los grupos de interés”, Abanca anunció ayer que el horario de atención en caja hasta las 14.00 horas para los clientes de 65 años en adelante se extenderá todo el mes y “además, asignará un gestor personal a las personas mayores que por su situación y capacidades digitales lo requieran para dar respuesta a sus necesidades financieras”. Tanto presencialmente, como a través de la banca electrónica.