Ayer fue un día triste para la ciudad de Vigo. Las lágrimas y los llantos exacerbados se apoderaron de la marcha fúnebre que recorrió la calle del Príncipe y Policarpo Sanz. Cientos de mujeres, hombres y niños lloraron la pérdida de un meco que ardió la noche del martes.

Entre esas llamas no solo se ponía punto y final al entroido de 2022, sino que también, de un modo más simbólico, se decía adiós a los dos peores años del siglo XXI. Esos dos años marcados por una pandemia que, entre otras cosas, forzó la cancelación del carnaval pasado. Pero la simbología no era etérea. El meco de este año contó con un diseño que loaba la labor de los sanitarios durante la pandemia y rechazaba al mismo tiempo el daño causado por la COVID-19. Ayer, todo eso era ya cenizas.

La lluvia hizo acto de presencia en pleno desfile. Ricardo Grobas

Esos restos carbonizados fueron velados durante media hora frente al Teatro García Barbón en la calle Policarpo Sanz. Una comitiva eclesiástica y un Guardia Civil, ambos de pega pero metidos en el papel, vigilaron y mantuvieron a raya los impulsos de cientos de vigueses abatidos por el dolor de su pérdida y del fin de la festividad pagana más importante de Galicia.

Dos encapuchados portan las exequias del meco. Ricardo Grobas

Pero no todo fueron penas, también hubo música, baile y bastante retranca. Una de las comparsas más animadas, formada por músicos vinculados a la Escola de Música Tradicional de Vigo, marcó el ritmo de la procesión. El recorrido, circular, comenzó frente al teatro y acabó allí mismo transitando toda la calle del Príncipe.

Aunque la lluvia, intermitente, restó afluencia a la procesión, varios cientos de personas disfrazadas aguantaron hasta el final. Muchos otros, al verse abordados por los ritmos de los tambores decidieron sumarse y caminar juntos los últimos pasos del meco del entroido 2022. Como es habitual, la inmensa mayoría de los asistentes a este último coletazo carnavalesco vestían el negro del luto. “Velos, capas, vestidos o medias de rejilla. Lo importante es rendir homenaje a nuestro entroido y al meco”, explica bromeando Ramón Garrido, uno de los asistentes que más jaleaba al resto. “Bueno, y pasarlo bien, que es lo que de verdad importa”, remata.

Los niños, de nuevo protagonistas. Ricardo Grobas

Mientras el presidente de la Xunta anunciaba su candidatura a presidir el Partido Popular y tratar de arrebatarle la Moncloa al gobierno de coalición, la comparsa decana de Vigo, Os Tarteiras, descubrió una enorme mujer de luto de unos cinco metros de altura con la cara del presidente gallego. Cuando la crearon no eran ajenos a la inestabilidad política. Y cuando decidieron exhibirla menos aún. Tanto es así que de un brazo le colgaron una maleta gigante que anunció, con certeza y sorna, el éxodo a Madrid de Alberto Núñez Feijóo.