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Una joya del patrimonio para el Vigo del siglo XXI

La nueva sede de Zona Franca combina una estética moderna y el uso de las nuevas tecnologías para abrirse a los ciudadanos

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Así es la nueva sede de Zona Franca: una joya del patrimonio para el Vigo del siglo XXI Ricardo Grobas

Una joya del patrimonio local que resurge para dar servicio a los vigueses. Tras una cuidada e intensa rehabilitación, la nueva sede de Zona Franca en Areal presume de una primera planta distribuida en espacios polivalentes que estará por completo a disposición de ciudadanos, empresas, asociaciones y emprendedores, oficinas diáfanas y cómodas para los trabajadores, nuevas tecnologías que garantizan el confort y conviven con vestigios ornamentales del siglo XIX y la máxima cualificación energética en emisiones y consumos. En resumen, un edificio de 3.000 m2 de superficie construida y con más de 150 años de historia que se adapta a las necesidades actuales pero respetando y poniendo en valor sus elementos más valiosos.

Zona de descanso. Ricardo Grobas

Zona Franca ha invertido 9,6 millones de euros en su compra y rehabilitación para generar un punto de encuentro con la ciudad, en el que trabajan en torno a 60 personas, incluyendo el anexo, y que podrá ser visitado a partir de la próxima semana, una vez que se instale la escultura El abrazo, de Andrés Conde, entre el inmueble principal y el de la calle Oporto.

Las oficinas son cálidas y funcionales Ricardo Grobas

“La obra ha tenido en cuenta la recuperación de patrimonio histórico de la ciudad, con una gran sensibilidad por los elementos arquitectónicos que marcan la personalidad del edificio y su entorno.”, destaca el delegado del Estado, David Regades, que también subraya “la vuelta a los orígenes de Zona Franca, que empezó hace 75 años con una nave en el muelle de Areal”.

El patio interior cuenta con un jardín vertical. Ricardo Grobas

El primer palacete moderno de la ciudad se terminó en 1865. Años después se transformó en sucursal del Banco de España y, tras la Guerra Civil, en sede del Gobierno Militar. Después albergó el Rectorado de la UVigo y, brevemente, la Alcaldía. Y renace ahora de la mano de Zona Franca tras una meditada reforma integral.

Uno de los despachos. Ricardo Grobas

La fachada y las balaustradas lucen renovadas y las ventanas de la planta baja, liberadas de las rejas de hierro. Los responsables del proyecto, explica su arquitecto redactor y director de Obras de Zona Franca, José Ramón Torres, idearon una pieza de granito para cubrir las heridas del óxido.

La terraza habilitada para los trabajadores en el último piso. Ricardo Grobas

Y en el interior, todos los falsos techos fueron recortados para no ocultar los arcos de las ventanas. Un objetivo que en el auditorio se logra con una ondulante cubierta de listones de madera que continúa por la pared.

  • La nueva sede de Zona Franca, un "punto de encuentro" para ciudadanos y empresas

El nuevo espacio, de 140 m2 y 126 plazas, es totalmente diáfano y el escenario se puede desplazar por la sala para ajustarse a distintos formatos de eventos. La planta baja, íntegramente de uso público, también incluye aulas polivalentes y salas de reuniones para aprovechar el potencial de Zona Franca para crear empleo.

Sala de reuniones. Ricardo Grobas

La escalera principal y las vidrieras de Laxeiro destacan ahora en un vestíbulo muy luminoso. Y en el primer piso, donde se disponen el despacho del delegado, el salón de plenos y los servicios generales, destaca el patio interior, antes oscuro y en desuso, y ahora transformado en un lugar para la espera y el encuentro con un jardín vertical y un lucernario acristalado. Dos nuevas pasarelas permiten atravesarlo y disfrutarlo también en los pisos superiores.

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Obras de reforma del antiguo rectorado del Areal. Marta G. Brea

Todo el edificio cuenta con destacadas obras de pintores como Sotomayor, Rodeiro, Xaime Quesada o Maruja Mallo, cuya catalogación y disposición corrió a cargo de la Fundación Laxeiro.

Las oficinas y salas de reuniones de la segunda planta continúan con la misma estética diáfana, cálida y funcional. Y en el último piso abuhardillado se habilitó una zona de descanso para los trabajadores que incluye una envidiable terraza con vistas a la Ría. Esta planta aloja además el archivo, infraestructuras informáticos y vestuarios.

El proyecto también ha incluido la reforma de la pasarela de unión con el edifico anexo y ha mejorado el acceso de forma que ambos edificios gozan ahora de mejor visibilidad.

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