Un pinchazo que “no duele” y salva vidas
El Sergas administrará 3.500 dosis diarias a los niños de 9 a 11 años hasta el sábado
![Pablo Piñeiro, Martín y Luis Martínez con sus padres](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/061a53b1-df77-4f55-8599-a79ece616819_media-libre-aspect-ratio_default_0.jpg)
Pablo Piñeiro, Martín y Luis Martínez con sus padres.jpg / Alba Villar
Con los uniformes y con las mochilas recién salidos del colegio, sin miedo y con muchas ganas de vacunarse la gran mayoría. Acompañados por sus madres, padres, abuelos e incluso por sus hermanos menores, un total de 3.500 niños de entre 9 y 11 años de edad del área sanitaria de Vigo se estrenaron en la tarde de ayer en la vacuna contra el COVID.
A cuentagotas, los pequeños citados por el Sergas empezaron a llegar al Ifevi en el entorno de las 15.30 horas, momento en el que se podía acceder al recinto sin problemas de tráfico, de aparcamiento, y sin colas de espera en el exterior.
Entre los primeros se encontraba Adrián Amoedo, de 11 años, quien comentaba a la entrada del recinto que iba “tranquilo” y sin tenerle miedo al pinchazo, mientras que su madre, Silvia Gundín afirmaba que, “personalmente, la vacunación en los niños me da algo de reparo. Sí creo que son transmisores, pero no considero que les afecte de forma grave y por la experiencia de estos casi dos años, en los coles casi todos los contagios llegaron por el positivo de un adulto de fuera. Por eso creo que su vacunación es para curarnos en salud los adultos”.
Desde la puerta de salida del vacunódromo se podía contemplar cómo en el interior los profesionales iniciaban la inmunización de los niños vigueses que, para hacerla un poco más “alegre”, decoraron los puntos de vacunación con globos de colores rojos y amarillos. En el exterior, sus hermanos pequeños los saludaban desde fuera y gritaban sus nombres, mientras sus segundos acompañantes intentaban localizarlos a través del cristal de la puerta para también saludarlos.
![Tiago, entre los primeros niños gallegos en recibir la vacuna del COVID-19](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/c3ab21e2-d9a3-444d-a9f5-2fa9eb38121e_16-9-aspect-ratio_default_0_x793y684.jpg)
Cedido: Xunta de Galicia
Si bien algún despistado se marchaba sin esperar los 15 minutos de rigor, otros salían contentos y mostrando orgullosos la tirita con el algodón. Entre ellos Marco García, quien explicaba que “salí del colegio y vine ya a vacunarme. No me dolió nada, a ver si así se va el COVID”. Lo acompañaba su hermana y su madre, María del Carmen Comesaña, quien indicaba que “era algo que habíamos demandado muchísimo y por eso estamos muy contentos. La mayor ya se vacunó y fue todo muy bien, ahora le tocaba a él.
“No me dolió nada, a ver si así se va el COVID”
Hace justo dos semanas su clase estuvo confinada y esto es el nunca acabar, por eso la vacunación de los niños es una tranquilidad y una seguridad para todos, porque aunque no se pongan tan malitos, pueden contagiar y así no se va a acabar nunca la pandemia. No sirve de nada que nos vacunemos unos y los otros no”.
![El Sergas administrará 3.500 dosis diarias a los niños de 9 a 11 años hasta el sábado](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/5a076612-71d4-4336-850d-556f200d67bb_alta-libre-aspect-ratio_default_0.jpg)
Marco García con su madre Maria del Carmen / Alba Villar
Inmediatamente después aparecía Carlota Collado, junto con su madre y su hermana menor. Recién vacunada, esta pequeña de 11 años decía que “la gente exagera un poco, no duele nada. Tenía muchas ganas de vacunarme porque es muy importante”.
“Tenía muchas ganas de vacunarme porque es muy importante”
A su lado, su madre, María Mariño, asentía con la cabeza y destacaba que “soy médica y estoy muy contenta de que ya se haya vacunado una de mis hijas porque esta es la única manera de que no tengan una patología grave y son un foco de transmisión importante del virus. Como profesional y como madre estoy mucho más tranquila ahora”.
![Carlota Collado izq. y su madre María Mariño.jpg](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/881ad400-25b8-4cfc-90be-422c178b63bf_alta-libre-aspect-ratio_default_0.jpg)
Carlota Collado izq. y su madre María Mariño.jpg / Alba Villar
Mariño también hacía referencia a una mayor seguridad respecto a los brotes en los centros educativos, a lo que la hermana pequeña de Carlota añadía que “tuve que estar en cuarentena justo antes de Halloween y me dio mucha pena porque ya tenía el disfraz”.
Muy contentos por estar vacunados también estaban Pablo Piñeiro, Luis Martínez y Martín, todos de 11 años de edad y que a la salida del recinto ferial señalaban que el pinchazo no les había dolido nada.
![Pablo Piñeiro, Martín y Luis Martínez con sus padres.jpg](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/061a53b1-df77-4f55-8599-a79ece616819_alta-libre-aspect-ratio_default_0.jpg)
Pablo Piñeiro, Martín y Luis Martínez con sus padres / Alba Villar
Pablo Piñeiro aseguraba que “se nota un poco el pinchazo, pero lo soporté”, Martín también señalaba que había notado “un dolor un poco agudo, pero lo pude aguantar”, mientras que Luis Martínez explicaba muy alegre que “la vacuna muy bien, me estaban masajeando el brazo y cuando me di cuenta ya me la habían puesto, ni me enteré del pinchazo”.
La sexta ola de la pandemia volvió a dejar ayer otra jornada de récord en el área sanitaria de Vigo, puesto que en tan solo un día se fueron detectado más de 400 nuevos positivos y en la actualidad se contabilizan un total de 4.319 infecciones activas. De seguir a este ritmo de contagios, en los próximos días podría llegar a superarse el pico máximo registrado este año que tuvo lugar el pasado 1 de agosto con 4.684 casos activos de COVID.
La incidencia acumulada también es otro de los indicadores más preocupantes en el territorio vigués, y es que continúa disparada alcanzando cifras que nunca se habían visto. En concreto, según los últimos datos facilitados por el Sergas, el nivel de propagación se sitúa en 438 casos nuevos por cada 100.000 habitantes en la última semana, mientras que la incidencia acumulada a 14 días alcanza los 741 nuevos diagnósticos por cada 100.000 habitantes.
En contraposición a estas cifras, la buena noticia que dejaba ayer el balance diario de la Consellería de Sanidade está vinculada al alivio de la presión hospitalaria, y es que en las últimas horas los centros del área sanitaria han experimentado un ligero descenso en el número de pacientes con COVID ingresados. Tras haber superado hace escasos días el centenar de ingresos, ayer se situaban en 95, con una importante reducción en las plantas de hospitalización, puesto que de 84 pacientes infectados se ha pasado a 69.
Pese a este balón de oxígeno, que implica que en el Hospital Álvaro Cunqueiro la ocupación de las plantas COVID y de la habilitada para casos sospechosos haya caído al del 53% al 43%, lo cierto es que el área sanitaria de Vigo continúa acumulando la mitad de los pacientes críticos de toda la comunidad gallega. Así, un total de 26 personas permanecen ingresadas en las UCI de los hospitales vigueses, dos más que en la jornada anterior.
Por otra parte, la disminución de la carga asistencial también se vio empañada por la muerte de dos personas mayores, y en los dos últimos días ya han fallecido seis pacientes con positivo activo. Hay que remontarse al mes de febrero para encontrar cifras similares.
Elevada positividad
Junto con el alivio de la presión hospitalaria, una cifra aparentemente tranquilizadora es la reducción de la tasa de positividad. Frente al 17,8% registrado el pasado martes, y que el Sergas a nivel interno situaba en un 15,06%, en la jornada de ayer este indicador caía al 13% tras haber sido realizadas 3.001 pruebas PCR y haberse detectado 406 contagios. No obstante, este porcentaje continúa siendo muy superior al 5% fijado por la Organización Mundial de la Salud.
Sin duda, uno de los hechos que está disparando la transmisión comunitaria en el área de Vigo son los importantes brotes que se están dando en los centros educativos. El último informe de la Xunta de Galicia revela que en tan solo una semana, en Vigo se ha pasado de 566 casos activos entre la comunidad docente a 862 y de 60 aulas cerradas a 90. En escuelas infantiles hay 20 positivos y cuatro aulas cerradas.
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