La Universidad ha iniciado el proceso de mudanza de sus titulaciones al centro de la ciudad. Según ha podido saber este periódico, dos grados de la Facultad de Filología y Traducción comenzarán a impartirse desde septiembre en el antiguo edificio informático de Caixanova, cuyo actual propietario, Zona Franca, ya cedió a la institución académica a principios de año dos plantas con 156 puestos para que los alumnos preparasen los exámenes del primer cuatrimestre.
El traslado de docencia a la ciudad es un objetivo del actual equipo de gobierno, que plantea un campus centro en el entorno de Torrecedeira, donde ya cuenta con dos centros históricos –Industriales y Comercio– y una biblioteca de elevada ocupación. Con esta misma idea, también tanteó en su momento con la Xunta la posibilidad de ocupar los edificios de los juzgados cuando se trasladen a la Ciudad de la Justicia. Una posibilidad que, por ahora, parece descartada.
La sintonía con Zona Franca, que respalda esta estrategia, permitirá que el traslado de la actividad docente comience el próximo curso. Y las primeras titulaciones elegidas son Lenguas Extranjeras y la nueva carrera de Filología Aplicada Gallega-Española. El primer grado cuenta este curso con 216 matriculados y el segundo sustituirá al de Ciencias del Lenguaje, que suma un centenar de alumnos. El traslado a López Mora también implicaría a medio centenar de profesores. Y la intención del Rectorado es desplazar a más largo plazo el grado de Traducción, que cuenta con casi 500 estudiantes inscritos.
Tal y como ha podido confirmar FARO, el rector Manuel Reigosa y el vicerrector de Planificación, José Luis Míguez, mantuvieron una reunión con los responsables de los centros vigueses el pasado día 5 para trasladarles sus planes de traslado de docencia. Y, a partir de la semana que viene, Reigosa iniciará una ronda de visitas por las facultades y escuelas para explicar con más detalle la mudanza de títulos.
El día 18, el rector asistirá a la junta de facultad de Filología y Traducción. Su director, José Montero, solo adelanta que asistirá para ofrecer informaciones “más concretas”. “No está confirmado nada de momento. Estamos a la espera de que nos informen del camino a seguir. Es una decisión del equipo de gobierno que está muy por encima de la facultad”, apunta.
Otro de los grados que están sobre la mesa en esta primera fase de reubicación en López Mora es el de Ingeniería de Tecnologías de Telecomunicación, que tiene este curso alrededor de 600 alumnos. El rector visitará la escuela el día 24. “Se reunirá con la junta de centro, pero no puedo hacer ninguna valoración en estos momentos porque no tengo suficiente información”, comenta al respecto su directora, Rebeca Díaz.
Durante la reunión de hace una semana, Reigosa y Míguez hablaron de un cambio gradual de titulaciones a edificios que ya están disponibles, como es el caso del antiguo inmueble de Caixanova, y también a otros que podrán estarlo en el futuro.
De hecho, Universidad y Zona Franca negocian más alternativas para poder impartir docencia en la ciudad desde hace meses y la institución académica se plantea alquilar inmuebles, incluso barajando la opción de compra.
Respecto al uso de los espacios que quedarían vacíos en los actuales edificios del campus de As Lagoas-Marcosende, el equipo de gobierno apunta, entre las posibilidades, a una interacción con la empresa, según dejaron entrever Reigosa y Míguez durante el encuentro mantenido con los responsables de los decanatos y direcciones viguesas.
Aumentar la presencia y visibilidad en la ciudad y evitar el desplazamiento de alumnos al campus
El equipo de gobierno defiende que trasladar titulaciones desde As Lagoas-Marcosende al centro de la ciudad es bueno para la Universidad y también para Vigo. El rector Reigosa ha explicado en numerosas ocasiones que esta estrategia beneficiará a los estudiantes, que no tendrán que desplazarse a un campus alejado y cuyos problemas de conexión por las deficiencias en el transporte público llevan años denunciando los propios alumnos.
La Universidad también aspira a captar más estudiantes gracias a estos nuevos espacios y a mejorar la relación con la ciudad y el tejido empresarial al ganar visibilidad.
Desde el abandono del antiguo Rectorado de Areal en 2006, los últimos equipos de gobierno han hecho esfuerzos por incrementar la presencia universitaria en Vigo más allá del campus histórico de Torrecedeira.
Salustiano Mato llegó a un acuerdo con la Xunta para abrir una sede institucional en O Berbés. Ya rematada con varios años de retraso, le tocará inaugurarla a su sucesor, Manuel Reigosa, que no está de acuerdo con el edificio y que ha modificado el plan de usos inicial.
Los planes del actual rector para impartir docencia en la ciudad cuentan con el respaldo del Concello y Zona Franca. Tanto Abel Caballero como David Regades se han posicionado como aliados de la UVigo en esta estrategia, que comenzó a fructificar a principios de este año con la cesión del antiguo edificio informático de Caixanova. En un primer momento, para acoger exámenes y evitar desplazamientos en autobús, más problemáticos debido a la pandemia y, finalmente, para ubicar puestos de lectura.
En su momento, la Universidad también planteó a la Xunta que le cediese los edificios de los juzgados una vez que se trasladasen a la Ciudad de la Justicia. Pero el Gobierno gallego se ha decantado finalmente por otros usos, entre ellos, un centro de salud.
El despliegue de la Universidad en Vigo también incluye la ETEA, donde ocuparán el edificio Faraday, que tendrá espacios para investigación y acogerá la Escuela de Verano, y el Siemens, que podría destinarse a docencia.
Además el rector Reigosa también ha hecho pública la aspiración para usar el con este mismo fin el edifico Morse, cuya titularidad es de la Xunta.
