A partir del mes de septiembre, un nutrido grupo de universitarios y docentes de la UVigo se mudará al casco urbano de la ciudad olívica. Como adelantó FARO este viernes, dos grados de la Facultad de Filología y Traducción comenzarán a impartirse a partir del próximo curso en el antiguo edificio informático de Caixanova, situado en la calle López Mora, cuyo actual propietario es Zona Franca después de adquirirlo a Abanca, a comienzos de este año. El inmueble es un conjunto de cuatro edificios de oficinas, con tres y cuatro alturas, situados sobre una parcela de 8.500 metros cuadrados y su precio está tasado en 12,3 millones de euros.
¿Cómo es el nuevo edificio?
Muchos estudiantes ya conocen parte de las instalaciones del inmueble que en su día acogió el llamado Centro de Informática de Caixanova, cuya actividad comenzó en los años 90 en el complejo de López Mora, situado en los números 4 y 6 de esta calle de As Travesas.
Y es que, 30 años después de su fundación, en enero de este 2021, en dos de las plantas del inmueble se habilitaron zonas de lectura y estudio, tras el acuerdo de cesión entre la institución académica y el actual propietario del inmueble. Fueron un total de 156 puestos que estuvieron en servicio hasta mediados de febrero, para que los alumnos pudiesen preparar los exámenes del primer cuatrimestre. Su superficie duplicaba, por ejemplo, la superficie de la biblioteca de la Escola de Enxeñería Industrial de Torrecedeira.
Fue en enero de 2009, cuando la por entonces Caja de Ahorros Municipal de Vigo, Pontevedra y Ourense -Caixanova- abría la primera universidad corporativa financiera. Se llamaba Unova, y en ella se impartía formación continua, actualizada y a medida a los más de 3.300 empleados con los que contaba la entidad por aquel entonces. Además de esta sede universitaria, el inmueble abarcaba otros edificios dedicados a diferentes usos como el centro de informática, y estancias administrativas.
El edificio central estaba dedicado al Centro de Informática, para el desarrollo de aplicaciones, actividades administrativas, así como labores de control llevadas a cabo tanto por personal propio de Caixanova, como por personal perteneciente a empresas externas a las que se les permitía desarrollar su actividad dentro del edificio.
El edificio 2 era el que ocupaba la Universidad Corporativa de Caixanova (Unova). El inmueble disponía de dos sotanos, bajo y cuatro plantas, en las que se habilitaron 11 aulas de formación, ademas de un auditorio, aula magna, zona de oficinas, cocina y comedor. Unova impartió siete especialidades mediante aulas de liderazgo, comercial, técnica, ofimática e idiomas.
El edificio 3 estaba arrendado a una empresa externa, y el edificio 4 estaba dedicado a actividades eminentemente administrativas.
Usos planificados por Zona Franca
Cuando se selló el acuerdo con Abanca para transferir el inmueble que actualmente se encontraba en desuso, el Consorcio pretendía con su adquisición habilitar en el corazón de la ciudad de Vigo un gran complejo de dotaciones enfocadas a la nueva economía que tendría como núcleo un centro de negocios con espacios de trabajo flexibles, coworking para emprendedores y autónomos, salas de reuniones, aulas de formación, auditorio de servicios múltiples, oficinas de alquiler, jardines y aparcamientos.
La Universidad de Vigo también estaba en los planes de Zona Franca, y de ahí, las salas de lectura, primero, y esta nueva ubicación de facultades, que supondrá el refuerzo del núcleo urbano de la institución académica, que se une así a las Escuelas ya ubicadas en la calle Torrecedeira. Y es que, la Universidad de Vigo ya se había planteado alquilar, incluso con opción a compra, alguno de estos inmuebles para trasladar una parte de la docencia desde el campus al centro de la ciudad.
Diáspora escalonada de Filólogos y Telecos
De momento, 316 estudiantes y medio centenar de profesores - de Lenguas Extranjeras y de la nueva carrera de Filología Aplicada Gallega-Española- trasladarán sus bártulos, a comienzos del año lectivo 2021-2021, desde el campus de Lagoas-Marcosende a sus nuevas instalaciones, en desuso hasta enero de este año. A ellos podrían unirse medio millar más de estudiantes del grado de Traducción, cuyo traslado, a más largo plazo, está contemplado en los planes del Rectorado. Esto significa que esta diáspora escalonada a la nueva facultad rondará el millar de personas, entre futuros filólogos, docentes y personal de servicio.
En cualquier caso, ahí no terminarían los planes de traslados desde el CUVI. Otro de los grados que están sobre la mesa en esta primera fase de reubicación en López Mora es el de Ingeniería de Tecnologías de Telecomunicación, que tiene este curso alrededor de 600 alumnos.