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Los claroscuros de la era Rubial en la sanidad viguesa

El relevo del gerente del área sanitaria de Vigo deja un balance polémico marcado por la conflictividad, sobre todo en la Primaria

Manifestación multitudinaria en Vigo en solidaridad con los jefes de servicio dimisionarios. // José Lores

Sobre sus hombros recayó la encomienda de poner en marcha el Álvaro Cunqueiro. Suya fue la difícil misión de aligerar las listas de espera en el área sanitaria viguesa. Y su nombre fue blanco de todas las críticas en las multitudinarias protestas que tenían como leitmotiv un plan de choque para paliar el deterioro asistencial, sobre todo en la Primarialeitmotiv, y resolver las denuncias de precariedad en las condiciones laborales de los profesionales. Con esos tres puntos -y otros más- en la hoja de servicios se despide Félix Rubial del mando de la sanidad pública viguesa, en lo que parece un trueque --un simple intercambio organizativo entre los gerentes de las EOXI de Vigo y Ourense-- pero que reviste otros significados. Sus sustitución se entiende como un gesto hacia la pacificación de un conflicto que no termina de desenquistarse, y pone un punto y aparte en una demarcación donde el Sergas -y por extensión, la Xunta- estaba siendo víctima de un profundo desgaste de su imagen. Con elecciones autonómicas en el horizonte de 2020, Rubial deja un balance polémico a su sustituto, Julio García. Cuatro años con más sombras que luces.

| La Primaria, en guerra. Fue uno de los detonantes de la situación que llevó al traslado de Rubial. A finales del año pasado, la dimisión en bloque de 22 jefes de servicio en centros de salud de Vigo encendió todas las alarmas. Ponían de relieve la excesiva carga asistencial -"no es digno atender a 55 pacientes en una mañana", decían-, las bajas no cubiertas y hasta escasez de material. Un problema estructural, replicado en otros puntos de España y agravado por la pirámide poblacional, que centró todavía más el foco en Rubial, al ser acusado de falta de interlocución en los meses previos a las renuncias, cuando se negociaban reformas en la Primaria. A posteriori, dejó de ser considerado un interlocutor válido y las fricciones fueron incrementando su intensidad: en los centros -con varias huelgas- y en la calle -con nuevas movilizaciones de respaldo-. En solidaridad con los dimisionarios, y días después de su decisión, un reguero de personas marchó por el centro de Vigo, dejando otra de las imágenes del conflicto.

| El accidentado arranque del Cunqueiro. Su elección como gerente del Chuvi en mayo de 2015 tenía una misión: tutelar los primeros pasos del nuevo hospital Álvaro Cunqueiro, llamado a acabar con la atomización sanitaria asistencial, y hacerlo con solvencia. No era tarea fácil pero a Rubial le precedía una trayectoria de quince años de gestión en los hospitales de Burela, Xeral-Calde y Lucus Augusti de Lugo, en la dirección operativa del CHUS, y desde 2012 en la dirección xeral de Asistencia Sanitaria.

Antes de la apertura del centro de Beade ya habían surgido problemas. Hubo retrasos en la llegada de equipamiento, Hacienda anuló meses antes la adjudicación del laboratorio central (cuya ubicación en el Meixoeiro levantó ampollas) y los traslados tuvieron que suspenderse en su fase crítica (tras 61 días) por la calidad del aire en las zonas pendientes de abrir.

El día previsto para la apertura, el 3 de septiembre, se celebró una manifestación masiva contra el modelo público-privado de financiación del hospital -200.000 asistentes, según los organizadores- y no tardaron en aparecer las protestas por los precios del aparcamiento o la calidad de la comida. Un mes después, la Xunta cesó a Rocío Mosquera; y llegaba Jesús Vázquez Almuíña,actual conselleiro, que acometió una remodelación en la cúpula del área. Rubial se salvó de los cambios.

| Las listas de espera quirúrgicas, lejos de la meta . Era uno de los principales cometidos que el Cunqueiro venía a resolver, con la intención de atender a los vecinos del área en el mismo tiempo que los del resto de Galicia. "Nuestro objetivo que es que esté al nivel de Galicia en dos o tres años", vaticinó Almuiña en el segundo aniversario del hospital, en 2017. Pero todavía falta un trecho para lograr la meta. Y todo ello a pesar de los avances.

Durante el primer año de apertura del Cunqueiro los datos de espera quirúrgica arrojaron 99,2 días de demora en el Chuvi. Tres años después, se produjo un recorte de 19,4 jornadas (-19,5%), hasta situarse en los actuales 79,8 días -la próxima hornada de datos se publicará este mes-. El descenso, considerable, fue pese a todo insuficiente, pues a año y medio de que finalice el plazo establecido por Almuiña, el Chuvi encuentra a 19,2 días de la espera media del Sergas.

| La amenaza sorteada de Povisa. El preconcurso de acreedores presentado por Povisa también amenazó con agitar el mandato de Rubial, aunque un nuevo acuerdo con el Sergas para la financiación de la medicación ambulatoria y la de alto impacto para los 136.000 pacientes que atiende el centro permitieron sortear aquel escollo.

| El caso hepatitis C. Poco antes de recalar en Vigo, una denuncia de la asociación Batas Blancas ante el TSXG por dilación en la prescripción de un medicamento para la hepatitis C inició un controvertido caso que a la postre salpicaría a Rubial. Ya como gerente de la EOXI viguesa, fue citado a declarar como investigado por un presunto delito de homicidio prudente y de prevaricación durante su etapa como director xeral de Asistencia Sanitaria, junto a Carolina Gómez-Criado, subdirectora xeral de Farmacia. Ambos rechazaron ante el juez las acusaciones.

| Nuevas unidades e incorporación de los radiólogos. En el haber de su balance también figura la apertura de una unidad específica para el tratamiento de ictus aprovechando la apertura del Cunqueiro. En sus dos primeros años, había atendido a 1.400 pacientes. Por otro lado, poco antes de la noticia de su traslado, Rubial tramitó la integración de los radiólogos de la empresa pública Galaria en el Sergas. "Es un antes y un después", celebró recientemente el jefe de radiología del Chuvi, Xan Vieito.

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