Cuando la trágica historia del Mar de Marín parecía diluirse en las aguas de la ría, el barco recobró su negra fama a costa de una nueva vida. Dos años después de su hundimiento y de la muerte de cinco marineros (uno sigue todavía desaparecido), el cuerpo de Alexis Macía, instructor de buceo de 44 años, se encontró el pasado domingo junto al pecio dormido, a una profundidad de unos 50 metros. Las condiciones que allí abajo se dieron el día de su muerte se asemejan a las de la noche del hundimiento: hombres con experiencia en el mar, conocedores de la ría y oscuridad. El resultado también es el mismo: sufrimiento en las familias y un suceso pendiente de aclarar.

Macía fue encontrado sobre la arena, con todo su equipo puesto. La inmersión a esta profundidad requiere de una técnica especial, en la que era experto, y de una combinación de gases específica. El lector de su equipo que los mide indicaba 0. La investigación todavía tendrá que determinar si el equipo sufrió algún problema o si el buzo pudo cometer un error. El cuerpo descansa en la sala 2 del Tanatorio de Pereiró y será enterrado esta tarde a las seis de la tarde. Los familiares han agradecido las muestras de cariño, muy numerosas al ser conocido por muchos amantes de este deporte.

Su muerte ha devuelto a la memoria el accidente del Mar de Marín. La turbadora crónica que rodea al arrastrero comenzó a fraguarse cuando todavía estaba a flote, el 1 de abril de 2014 cerca de las dos de la mañana. El patrón de costa, Alejandro García Castro, llamó al centro de control de tráfico marítimo alertando de que un gigante, el carguero Baltic Breeze, había invadido su carril de salida de la ría cerca de la península de Monteferro. El carguero entraba vacío para recoger vehículos en el puerto de Vigo, realizando su ruta habitual desde Argelia. Lo hacía "con total normalidad y de forma correcta", como indicaron entonces los responsables del centro de control. Pero el patrón volvió a insistir y repitió que el Baltic Breeze estaba entrando por su vía, la de salida. Desde el centro de control intentaron que saliera de su error, pero no pudieron más que contemplar atónitos como el Mar de Marín viraba el rumboMar de Marín encaminándose hacia el buque.

Alexis Macía (izq.) preparando una inmersión en la sede de su empresa en Bouzas junto a investigadores catalanes. A. OTERO

¿Qué vio el patrón que le hizo pensar que desde control estaban equivocados, que aquel monstruo colosal se los iba engullir y que debía redirigir su rumbo a babor? La investigación, que había señalado en un primer lugar que las luces del carguero podían haber confundido al experimentado patrón, no pudo concluir por qué giro. Lo único totalmente cierto es que el Mar de Marín viró y sus 27 metros de eslora se toparon con los 164 del Baltic BreezeMar de MarínBaltic Breeze a las 2.40 horas. Comenzaban tres minutos de angustia.

Los marineros que descansaban en los compartimentos interiores del barco se despertaron con el golpe, el agua hasta las rodillas y los gritos del patrón, como así lo relataron entonces. "Estamos muertos", confesó haber pensado Francisco Javier Pazos, segundo patrón del barco y superviviente a FARO DE VIGO. Entre la confusión de la noche vio como el imponente buque los arroyaba mientras su embarcación chocaba una y otra vez contra el lateral del carguero. Cinco de los marineros se tiraron al agua, sin poder ponerse el traje de supervivencia, pero a tiempo para no ser succionados por la fuerza del agua entrando en el barco. Alejandro García, Manuel Domínguez, Hassan Boudra Atik, Carlos Santos y Alexander Nkeitah perdieron sus vidas aquella noche.

Hay pocas fuerzas tan vigorosas como las del mar. Por muy cerca que se esté de tierra. Por mucha experiencia que se tenga. El caso de Macía aviva la crónica negra del Mar de Marín Mar de Marín y se suma a una larga lista de muertes saladas.