La población vuela pese a las casas nido

Una investigación confirma que estos recursos de conciliación, que rondan el centenar, crean empleo femenino, pero cuestiona que fijen población en los municipios pequeños

Una casa nido.

Una casa nido. / G. P.

Carmen Villar

Carmen Villar

Hace ya más de diez años que en el Parlamento gallego se comenzó a hablar de casas nido, pero no fue hasta 2016 cuando se publicó la orden que regula estas instalaciones y esa normativa autonómica incluía, entre sus misiones, además de la oferta de atención gratuita a niños de hasta 3 años en concellos sin escuela infantil para “ampliar y consolidar” medidas de conciliación de la vida personal, familiar y laboral, la creación de “oportunidades vitales para retener y atraer población nueva al rural gallego”.

En la actualidad, estos recursos de conciliación superan el centenar en la comunidad gallega, están “consolidados, según una investigación de la Universidade de Santiago que hace balance y analiza si cumplen sus cometidos. Sus conclusiones refrendan que su impulso ha permitido incrementar la empleabilidad femenina en el rural, aunque se insta a estudiar si “con este tipo de iniciativas se perpetúa la desigualdad en el rural entre hombres y mujeres” al asociar el rol de cuidado a estas últimas, pero no ve evidencias sobre su “posible contribución a mitigar el éxodo rural”. De hecho, el artículo señala que la mayor parte de casas nido se ubican en las capitales de municipio, junto a otros servicios, y que serían los trabajadores del sector servicios los que más se adaptarían a su perfil horario.

El trabajo, “Educar y cuidar a la infancia de 0-3 años en la Galicia rural: la experiencia de las casas nido”, publicado en “Archivos analíticos de políticas educativas”, analiza diversa documentación sobre este recurso y los resultados obtenidos a partir de un cuestionario al 70% de las titulares de estas instalaciones, pensadas para atender a un tope de cinco niños –al principio eran cuatro– en contextos rurales “cuya escasa población limita la viabilidad de otras opciones más convencionales”.

Emplazamiento en capitales de concello

Cuando la Xunta proyectó las casas nido, explica la investigación, la idea era la de un recurso de conciliación destinado al cuidado personalizado de los más pequeños “en el domicilio de un cuidador acreditado y en horario flexible”. Sin embargo, el 72,2 por ciento de las encuestadas declara que las casas nido no se ubican en su hogar, sino en otros espacios, públicos o privados, y casi el 60 por ciento opta por las capitales de concello, “por lo cual no se lograría el objetivo de fijar población en pequeños núcleos rurales”, apunta el documento. “Lejos de hacerlo”, enfatiza, “la iniciativa coadyuva a concentrarla en los que ya disponen de otros servicios e infraestructuras”. “Solo”, apunta el trabajo, un 38,9 por ciento de las casas nido se emplaza en núcleos “netamente rurales”. Asimismo, la jornada más demandada sería la matutina continuada, un dato que se relacionaría con la ocupación de los progenitores en el sector servicios y en los núcleos más poblados.

Para los expertos, proyectos como el de las casas nido “contribuyen a mitigar el déficit de servicios par a la infancia rural”. Se trata de una iniciativa que juzgan “consolidada” porque se ha constatado ya la necesidad del servicio, su “adecuación a la realidad rural” y su extensión en el territorio, sobre todo en el interior. Con todo, vuelven a incidir en que su financiación pública aspira a una triple meta: empleabilidad, conciliación y retención y atracción de población joven en concellos pequeños del rural. Respecto a la última, entienden que no se puede ni inferir que se hayan producido cambios demográficos “orientados al aumento” de población ni retención de la existente. Esos lugares, indican, “continúan perdiendo población”. En cuanto a empleabilidad, la ven “alcanzada”, pero señalan que dos de cada tres encuestadas no son madres y que criar a sus hijos no es una de las motivaciones para emprender, sino el estar en paro, tener la formación específica o que les gusten los niños.

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