Los pacientes que esperan por un órgano caen a la mitad en una década: son 216

Los trasplantes realizados suben un 10% en Galicia, son 331 en 2023, pese a la ligera bajada de donaciones

Hubo 15 donantes gallegos “efectivos” de médula, y casi suman 14.400

La gallega Elena Velasco (dcha.), con su hermana Laura, su donante de médula. // Cedida por E.V.

La gallega Elena Velasco (dcha.), con su hermana Laura, su donante de médula. // Cedida por E.V. / Cedida E. V.

Elena Ocampo

Elena Ocampo

Los pacientes en Galicia que conviven con la espada de Damocles de la espera por un órgano que les salve la vida aún superan los doscientos, pero son la mitad que hace una década. La lista de espera por un trasplante cayó en picado en solo diez años, al pasar de 425 gallegos en 2013,a 216 en 2023, según los datos más actuales que se corresponden con el cierre del año.

De ellos, la mayoría están a la espera de un riñón, como es el caso de 149 pacientes, seguidos por otros 22 gallegos que lo hacen por un trasplante de hígado o pulmón, respectivamente. Con estos datos sobre la mesa, la directora de la Axencia de Doazón de Órganos e Sangue (ADOS), Marisa López García, destacó que los datos de la lista de espera suponen “los mejores resultados de la historia del programa de nuestra comunidad” y “una ventana de esperanza” para todas las personas que esperan por un órgano.

Pero ayer no solo Galicia estaba de enhorabuena en cuestión de donaciones solidarias de vida. Los datos avalan que España vuelve a batir su propio récord: cerca de 6.000 trasplantes, 16 cada día en 2023. La cifra supone una tasa de 122,1 trasplantes por millón de población, lo que supera en un 8% el máximo histórico registrado en 2019, antes de la crisis sanitaria.

Bajan los donantes de órganos

Pero tampoco es el único dato favorable de donación. Volviendo a Galicia, el número de trasplantes realizados sube un 10% (son 331) el último año, pese a la ligera bajada de los donantes de órganos, que cae en 19 personas –lo que representa un 15%–, al pasar de 128 en 2022 hasta 109 en 2023. De esos trasplantes en hospitales gallegos, 168 fueron de riñón, de los que 24 procedían de donantes vivos; 88 de hígado, 4 de páncreas, 22 de corazón y 49 de pulmón.

Y, también, se ve mejorado uno de los grandes escollos en la donación, que llega a lastrar operaciones posibles: las negativas familiares. Su cifra el último año también baja al 15,5%, tres puntos menos que en el ejercicio anterior, lo que ratifica la tendencia descendente en los últimos años y situándose incluso por debajo de la media española.

Negativa familiar

Se congratularon de que se haya limado la tasa de negativas en este espinoso asunto el director general de Asistencia Sanitaria del Sergas, Jorge Aboal, junto con la coordinadora autonómica de trasplantes, Encarnación Bouzas. “Le estamos dando la vuelta a la tendencia; era un caballo de batalla que teníamos en Galicia porque había una tasa de negativa familiar importante y que a través de los programas formativos, de concienciación, el cambio cultural de la sociedad y, sobre todo, concienciar a los más pequeños y a los jóvenes hemos conseguido cambiar esta tendencia”, afirmó Aboal. Por su parte, Marisa López, explicó que la mayoría de las veces los familiares se niegan a donar órganos porque desconocen “cuál era la voluntad del fallecido”. Por eso, emplazó a las personas a comunicar a sus familiares su intención de donar órganos y su alta en el correspondiente registro.

.Elena Velasco, junto a su hermana Laura, que le donó su médula.

.Elena Velasco, junto a su hermana Laura, que le donó su médula. / Cedida E. V.

Otro de los datos positivos tiene que ver con los donantes de médula ósea, que continúan una senda de crecimiento: sumaron casi un millar y llegan casi a 14.400. En Galicia hay 124.285 personas que poseen la tarjeta de donante de órganos: 2.612 de ellas, fueron inscritas el último año. Y siguiendo con una cifra histórica, desde el primer trasplante realizado en Galicia, en el año 1981, hasta el final del año 2023, se practicaron 9.548.

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“Lo que yo veo en cada una de mis piezas es mi cáncer, así que al mismo tiempo me gustan y las odio, porque me recuerdan a momentos muy difíciles de mi vida, pero me está ayudando a cerrar este proceso”, explica Elena Velasco en “Cicatriz”. Se trata de un proyecto artístico con el que esta gallega de 41 años trata de volcar al exterior lo que llevaba dentro, para alcanzar “la plenitud” de su recuperación. Esa, que comenzó con una donación de médula... de su hermana Laura. Hace ocho años, con 33, a Elena le diagnosticaron linfoma de Hodgkin, un tipo de cáncer hematológico producido por la proliferación maligna de las células defensivas del sistema inmunitario. “Las primeras líneas de tratamiento son quimioterapias, radio e incluso el autotrasplante de células madre, pero a mí no me funcionaron y el trasplante de médula ósea se convirtió en mi única opción”, recuerda Elena, que reconoce su suerte. Tenía en casa a la donante. Y Laura resultó ser “100% compatible”; algo que solo ocurre en un 25% de hermanos. Esa ha sido la (primera) fórmula mágica que le ha devuelto a la vida. Su cáncer, que curó la medicina, se sanó con el arte a nivel emocional.

Una de las obras de Elena en "Cicatriz"

Una de las obras de Elena en "Cicatriz" / Cedida E. V.

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