Crisis y mercado de segunda mano reducen la basura tecnológica en 2.000 toneladas

La generación de residuos electrónicos cae un 11% en un año tras batir su récord en 2021

Los productos domésticos, como lavadoras o móviles, son los responsables

Recepción de material eléctrico y electrodomésticos en la planta del punto limpio de Santiago

Recepción de material eléctrico y electrodomésticos en la planta del punto limpio de Santiago / Xoán Álvarez

Daniel Domínguez

Daniel Domínguez

Cada vez resulta más común la compra de artículos electrónicos de segunda mano, móviles de alta gama pero con algunos meses de uso que permiten acceder a una tecnología de grandes prestaciones a un precio más asequible y, además, contribuye a la reutilización de productos con todavía muchos años de vida posibles. A esta tendencia se le añade desde el año pasado el inicio de la escalada de precios, que ha obligado a muchas familias a buscar maneras de reducir sus gastos. En este contexto, Galicia logró reducir su basura tecnológica por primera vez desde 2017: produjo 2.000 toneladas menos a lo largo del año pasado que en 2021 hasta alcanzar las 16.105.

Neveras, lavadoras, televisores, tabletas, teléfonos móviles, consolas de videojuegos, lámparas... todos estos artículos deben ser considerados basura electrónica y deben recibir un tratamiento especial debido a su alto efecto contaminante, una circunstancia que ya se ha convertido en un problema global. De hecho, los más de 50 millones de toneladas generados durante cada ejercicio han causado gran controversia, pues grandes potencias, como la propia Unión Europea, transportan esos desechos a países más pobres, principalmente de África, cargándolos así con el daño medioambiental y, potencialmente, sobre la salud de su ciudadanía. La Asociación Mundial de Estadísticas de Residuos Electrónicos estima que solo el 17,4% de esa basura es reciclada de forma apropiada, según El País.

El bum tecnológico de los últimos años, la renovación de electrodomésticos y el avance de la sociedad ha ido aumentando estas cifras desde 2017 en Galicia, pero el año pasado se frenó la tendencia. La comunidad generó 16.105 toneladas de esta basura electrónica, 2.000 menos que en 2021, lo que equivale a un 11% de caída, según los datos de la Vicepresidencia Segunda y Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Vivenda.

El descenso se debe principalmente a los residuos de origen doméstico, que pasaron de 16.622 toneladas en 2021 a 14.400, un descenso de 2.222 equivalente casi a un 14%.

Ese dato compensó el aumento del 15% en los residuos de origen profesional, que crecieron de 1.485 a 1.705, si bien representan diez veces menos prácticamente que la otra categoría.

Todos estos residuos fueron recogidos en puntos limpios (2.824 toneladas) o bien por la propia red de gestores autorizados, como los propios puntos de venta de electrodomésticos, que retiran el material que va a ser sustituido para que reciba, según establece la normativa, un reciclaje adecuado, teniendo en cuenta que estos productos contienen materiales tóxicos nocivos para la salud y el medio ambiente, como mercurio, cromo, arsénico o litio.

La evolución, a pesar del último año, es preocupante, de acuerdo con las estadísticas oficiales de Medio Ambiente. En 2014, la cifra de esta basura tecnológica sumó 9.767 toneladas, dato que evolucionó a 10.602 en 2015, 14.330 en 2016, 12.982 en 2017, 14.415 en 2018 y 16.890 en 2019.

  • 1-Cinco toneladas menos al día

    Galicia redujo sus residuos electrónicos el año pasado en 2.000 toneladas, lo que supone una media de 5,5 toneladas menos cada día.

    2-Elementos nocivos para la salud

    Neveras, lavadoras o baterías de teléfonos contienen materiales que pueden dañar la salud o el medio ambiente.

    3- Un 65% más de productos usados

    Más de 340.000 gallegos venden objetos que no precisan a través de internet, un 65% más que en 2020, según el INE.

Normativa ‘ad hoc’

Los daños al medio ambiente y la necesidad de frenar el avance del cambio climático obligan a la sociedad a reducir su ritmo de consumo de estos materiales, apostando por la economía circular que permita reutilizar los productos. En 2021, la Unión Europea impulsó una norma para frenar la obsolescencia programada –que limita la vida útil de la tecnología para forzar a comprar una nueva cada poco tiempo–, obligando a fabricantes de televisores, secadores o neveras, por ejemplo, a permitir que estos puedan ser reparados durante al menos una década.

En Galicia, la Xunta aprobó la estrategia de economía circular 2020-2030, que pretende fomentar el reciclaje –con ayudas directas para el sector de la reparación, por ejemplo–, el consumo de productos de cercanía o menos contaminantes, como la madera, y limitar al máximo los residuos.

Subvenciones

Además de impulsar campañas de concienciación social, la Xunta también concedió casi 9 millones de euros en ayudas para mejorar el reciclaje. La primera de ellas, dotada de 3,1 millones, está destinada a las entidades municipales para mejorar los puntos limpios y adquirir dispositivos móviles o fomentar la reparación de residuos domésticos electrónicos.

Otros 5,6 millones están distribuidos en subvenciones a empresas, autónomos, asociaciones y fundaciones para “financiar proyectos de nueva construcción, ampliación o mejora de las instalaciones de preparación para la reutilización, así como para actuaciones en plantas de triaje y clasificación de envases”, detalla Medio Ambiente.

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