El PP gobernará casi la mitad de alcaldías y la izquierda no logra equilibrar la balanza

Los populares se garantizan 146 consistorios y la alianza de PSdeG y BNG queda por debajo de los 150 previstos. Los socialistas logran con 99 y el BNG obtiene 32. Queda por constituirse aún una docena

Rey Varela de la mano conRueda.   | // K. DELGADO/EFE

Rey Varela de la mano conRueda. | // K. DELGADO/EFE / Daniel Domínguez

Daniel Domínguez

Daniel Domínguez

El recuento de los votos tras las municipales del 28 de mayo dejó una noche con dos vencedores en la política gallega, PP y BNG, y un perdedor, el PSdeG. Los populares obtuvieron un aumento de cinco puntos y 50.000 papeletas, que les permitirá mantener prácticamente el mismo número de alcaldías, unas 150 de los 313 concellos de la comunidad, pero añadiendo Ferrol, única ciudad que gobernarán, y la Diputación de Pontevedra, asestando así un golpe a los socialistas. El PSdeG retrocede de momento 11 alcaldías hasta sumar 99 y el BNG crece ligeramente de 29 a 32, aunque añade Santiago por primera vez y está pendiente de Mazaricos, que no se ha constituido por un recurso, pero donde tiene mayoría absoluta. Su suma de 131 se queda lejos de los 150 bastones de mando que esperaba conseguir mediante alianzas con terceras fuerzas la izquierda, que no logra equilibrar la balanza así con el PP en un momento político clave, con las generales del 23 de julio a la vuelta de la esquina y las autonómicas previstas, si no se produce adelanto, para el próximo verano.

Las cifras resultan todavía provisionales. Queda por constituir una docena de concellos, entre los afectados por recursos en la comarca del Barbanza y Celanova, así como Carballeda de Valdeorras y Castro Caldelas, donde se repetirán los comicios. En este último, el PSdeG logró mayoría absoluta, como Boiro, con lo que cuenta con sumar 101 Alcaldías.

El PP mantiene cifras, pero gana Ferrol y una diputación

El PP rompió el empate con el PSdeG que se había producido en las municipales de 2019, las peores en toda la historia para los populares, que vieron cómo aquel empate técnico se traducía en su expulsión del poder urbano por completo y limitaba el control provincial a la Diputación de Ourense.

El 28-M le permitió no solo recuperar 50.000 votos, sino aventajar a los socialistas en casi 134.000. Sus datos de poder se mantienen en términos similares a los de 2019, cuando salió de la jornada de constitución de las corporaciones municipales con 150 bastones de mando. Al cierre de esta edición, el PP cifraba sus Alcaldías en 146,5, pues en Ramirás (Ourense) se repartirá dos años el poder con el PSOE en uno de esos giros de las política municipal.

De la docena que está pendiente, los populares se aseguran al menos tres consistorios, como son Lousame, Porto do Son y Carballeda de Valdeorras, y tiene opciones en Noia, A Pobra y Celanova, según fuentes de la formación presidida por Alfonso Rueda. El 28-M lograron 135 mayorías absolutas, por lo que la falta de acuerdo de la izquierda o sus pactos con independientes le permitieron subir casi una quincena de consistorios y repetir cifras de 2019.

El PP carece de aliados estables porque aglutina casi todo el voto de centro derecha en una comunidad donde Vox solo tiene un edil en Avión, pero el poder urbano es su flanco débil.

Aun así, la formación puede presumir de ser la fuerza más votada en cinco de esas urbes, cuando hace cuatro años solo lo había sido en dos. En Ferrol ya lo habían sido, pero ahora sumaron un edil que les dio la mayoría absoluta y el bastón de mando. En Lugo también repitió como más votado, pero a uno de la mayoría absoluta.

En Pontevedra el PP logró darle la vuelta a la tradición y ser la fuerza más apoyada, sacándole dos ediles al BNG de Lores, que repite como alcalde, mientras en A Coruña y Santiago se consuela con su crecimiento hasta el primer puesto. La Alcaldía le quedó lejos.

A esos datos se suma la Diputación de Pontevedra, que logra arrebatar a la izquierda tras ocho años de pacto PSdeG-BNG, y previsiblemente retener la de Ourense, apartando incluso de la política a Manuel Baltar, al que sus escándalos al volante dieron argumentos a las direcciones gallega y estatal del partido para forzar su renuncia.

El acuerdo para permitir la investidura en la ciudad de Ourense de Gonzalo Pérez Jácome, al que el PP negó que apoyaría, le permitirá retener la institución provincial. Hace cuatro años esa alianza incluyó como condición que Democracia Ourensana no concurriese a las autonómicas, opción que podría comprometer la mayoría absoluta de los populares.

En Pontevedra sus gobiernos locales serán los de Arbo, Baiona, Campo Lameiro, Cerdedo-Cotobade, Covelo, Crecente, Dozón, A Estrada, A Guarda, Lalín, A Lama, Marín, Moraña, Mos, As Neves, Oia, Poio, Ponteareas, O Porriño, Portas, Ribadumia, Salvaterra de Miño, Sanxenxo, Valga y Vilanova.

El PSdeG pierde una decena de cetros municipales

Los socialistas gallegos bajaron tres puntos el 28-M respecto al 2019, un año en el que prácticamente alcanzaron al PP, el triple que el PSOE a nivel estatal, un resultado que se tradujo ayer en la pérdida de más de una decena de alcaldías. De 111 bastones de mando ha pasado a 99: 31 en A Coruña, 25 en Lugo, 24 en Ourense y 19 en Pontevedra. Con Boiro y Castro Caldelas llegaría a 101.

A nivel simbólico, el día de ayer certificó la pérdida de las Alcaldías de Ferrol y Santiago, que pasaron a PP y BNG, con el que no ha entrado de momento en un tripartito con CA en la capital. Además, dijo adiós a la Diputación de Pontevedra y a la posibilidad de darle la vuelta al 28-M con sus negociaciones para lograr la de Ourense. Finalmente, el PP pudo ofrecer más a Jácome para entregarle a este la Alcaldía de la ciudad de As Burgas y retener el poder provincial. Tanto el PSdeG como el PP habían prometido no negociar con el líder de Democracia Ourensana. Ambos, por tanto, incumplieron su promesa.

En el caso de Pontevedra, los socialistas gobernarán con mayoría absoluta Vigo, Ponte Caldelas, Vilaboa, Nigrán, Fornelos, A Cañiza y Meis y gracias a pactos lo harán en Silleda, O Grove, Cuntis, Gondomar, Tui, Vilagarcía, Caldas de Reis, Cambados, Forcarei, A Illa, Redondela e Rodeiro.

El Bloque gobernará a casi 359.000 vecinos

El BNG gobernará 32 municipios (17 mayorías absolutas y 15 con pactos), si bien prevé añadir Mazaricos, en los que viven casi 359.000 vecinos, cifra ligeramente superior a los 29 logrados en 2019, a pesar de haber ganado 4,5 puntos de votos y acudir al 28-M con la ola de las autonómicas de 2020, de las que salió como segunda fuerza política de Galicia con 19 escaños, su máximo histórico. Sin embargo, sale del reparto de poder local con la foto de la primera alcaldesa nacionalista de la historia de Santiago, a pesar de tener 6 de 25 ediles. El BNG confía en que el simbolismo de gobernar la capital empuje sus aspiraciones electorales en las autonómicas. También retuvo Pontevedra.

Sus mayorías absolutas son Carballo, Moeche, San Sadurniño, Santiso, Toques, Zas, A Pobra de Brollón, Catoira, Moaña, Mondariz-Balneario, Tomiño, Allariz, A Mezquita, Montederramo, A Teixeira, Verea y Vilar de Santos. Ayer logró las alcaldías gracias a pactos de Arzúa, Fene, Barreiros, Muras, Samos, Soutomaior, Barro, Bueu, Cangas, Pontecesures, O Rosal, A Rúa y Vilar de Barrio, además de Santiago y Pontevedra.

El reparto PP-PSOE en Ramirás o el caso Mugardos

Además de las siete mayorías absolutas de independientes, la sesión de ayer dejó casos curiosos, como el del concello ourensano de Ramirás, donde el PSdeG y el PP se repartirán dos años la alcaldía cada uno. En Mugardos, por ejemplo, Esquerda Unida facilitó el gobierno local del PP, al votarse a sí mismo y no a una alianza de socialistas y nacionalistas. También el PP logró Cariño, Cabanas y Ortigueira por falta de acuerdo entre izquierda e independientes.

Los acuerdos de última hora permitieron desbloquear la situación en Ponteareas, donde Nava Castro volvió a la Alcaldía tras 20 años al fracasar el pacto de la izquierda y ACIP, mientras que las fuerzas progresistas sí sellaron una alianza en Cangas. En Beade, por ejemplo, el reconocido franquista Senén Pousa perdió el bastón de mando ante el PP, con el que había roto tras pedirle que se apartase. Deja la Alcaldía que mantenía desde 1974.

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La única mayoría absoluta conseguida por el PP en las ciudades le permitirá a José Manuel Rey Varela volver a ser alcalde durante cuatro años, tarea que desempeñó también entre 2011 y 2015. De nuevo, en la ciudad se produjo un cambio de bastón de mando, como marca la tradición. “El alcalde y el gobierno de Ferrol solo dependerá de los ferrolanos”, prometió el también exconselleiro, arropado por el presidente de la Xunta y del PPdeG, Alfonso Rueda y su vicepresidente primero, Diego Calvo, además de los senadores populares Miguel Tellado, Verónica Casal y Juan Juncal.

Rey Varela invitó a a todos los miembros de la corporación “a trabajar unidos” y se comprometió a “escuchar a todos para tomar decisiones, que será nuestra regla de oro”, informa Europa Press. También prometió que serán “leales y exigentes con los gobiernos de la Xunta y Estado”.

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