Los vertidos industriales se reducen, pero crecen los que portan sustancias peligrosas

Cianuro, cloro, cobre, cinc, arsénico, plomo... Alguna de estas sustancias peligrosas para el medio ambiente está presente en 15 de cada cien litros de vertidos industriales a ríos o rías gallegas, un porcentaje derivado de un paradójico fenómeno. La contracción de las emisiones de las fábricas a las dos cuencas hidrográficas de la comunidad contrasta con el ligero incremento registrado en lo relativo a los materiales contaminantes y peligrosos.

Así figura en el balance del censo nacional de vertidos elaborado por el Ministerio para la Transición Ecológica relativo a 2021, publicado esta misma semana. En ese documento, se fija que las industrias gallegas realizaron en ese ejercicio 331 emisiones al medio acuático que sumaron 2.321 hectómetros cúbicos. De esa cifra, 1.875 y 132 emisiones corresponden a la demarcación Galicia-Costa, gestionada por la Xunta, y 445 hectómetros en 199 vertidos a la Miño-Sil, competencia del Gobierno central por afectar también a Castilla y León.

Se trata de un 1,3% menos que en 2020, a pesar de que ese año la actividad industrial se resintió debido al impacto de la pandemia de COVID-19. Sin embargo, el desglose relativo a las sustancias peligrosas refleja un ligero aumento de un hectómetro cúbico en el registro legal de vertidos sobre unos materiales definidos en el real decreto 817 de 2015.

En este caso, Galicia Costa registró 84 vertidos autorizados de estos materiales que sumaron 73,7 hectómetros cúbicos, cifra muy inferior a los 287 hectómetros cúbicos de la cuenca Miño-Sil en solo 20 vertidos.

A pesar de contar con un menor impacto industrial que otras comunidades, la demarcación Galicia-Costa se sitúa como la cuarta con mayor volumen de vertidos industriales, solo por detrás de Ebro, Cuencas Mediterráneas-Andaluzas y Canarias. “Aunque también influye, estos primeros puestos en el ranking no están ligados ni a la superficie de la demarcación ni a la población asentada en esta superficie. Fundamentalmente, deriva de la actividad industrial presente en esos territorios y, muy en particular, de las industrias de generación eléctrica y de las piscifactorías existentes. Ambas son los dos tipos de industrias que más agua necesitan para satisfacer sus procesos”, establece el informe del Ministerio para la Transición Ecológica. En el caso gallego, la demarcación hidrográfica Galicia-Costa concentra “casi el 37,5% de piscifactorías de toda España”, añade.

En el caso de las sustancias peligrosas, el control de estas emisiones enfrenta a Xunta y ecologistas, puestos estos últimos denuncian un exceso de permisividad para que las industrias superen los límites de vertidos para los que reciben autorización.

El Ejecutivo gallego, que controla la demarcación Galicia-Costa, aclara que las emisiones de sustancias contaminantes “están sometidas a un control destinado a evitar que la contaminación se produzca” y vincula los altos datos registrados en Galicia precisamente a esa vigilancia, que exige analíticas periódicas. “Como Galicia es una de las comunidades que controla con más intensidad los vertidos, es de las que presenta mayor número de vertidos registrados”, apuntan fuentes de Augas de Galicia, dependiente de la Consellería de Infraestruturas. “Esto es positivo porque así se pueden fijar condiciones y hacer un seguimiento continuo. Galicia es, de hecho, una referencia estatal” en este campo, añaden.

El departamento dirigido por Ethel Vázquez destaca el “esfuerzo” realizado en los controles y ayudas a los concellos para mejorar las redes municipales de saneamiento, que “en muchas ocasiones presentan un estado deficiente provocando vertidos al medio”. En el programa de inspecciones en Galicia-Costa, la Xunta ha invertido más de 22 millones de euros desde su puesta en marcha para clausurar 626 puntos de emisiones contaminantes a las rías, que actualmente representan el 14% de los vertidos inventariados.

Júcar y Segura

A nivel estatal, 2021 se cerró con un incremento de las emisiones industriales a rías, acuíferos y ríos, pasando de 15.539 hectómetros cúbicos en 2020 a 17.602. En el caso de las sustancias peligrosas, también se registro un ligero repunte: de 1.159 a 1.270, según el Ministerio para la Transición Ecológica.

Los puntos más problemáticos se sitúan en las cuencas del Júcar y del Segura, con 344 y 309 hectómetros cúbicos de materiales contaminantes respectivamente.

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