Agricultores ya plantan con éxito los olivos gallegos recuperados por el CSIC

Galicia tiene 11 variedades autóctonas con gran potencial comercial por la calidad de su aceite | Las plantaciones son experimentales y pueden ser clave para impulsar el rural vaciado

La Misión Biológica de Galicia (MBG-CSIC, Pontevedra), a través del equipo VIOR, dirigido por la bióloga Carmen Martínez, trabaja en numerosos proyectos con investigadores de todo el mundo para buscar salidas rentables a productos autóctonos de alta calidad, con elevado valor en el mercado como: el olivo. Ahora se encuentran en el inicio de la segunda fase de la recuperación de las 11 variedades de olivo autóctono gallego. Se trata de la multiplicación a gran escala y por toda Galicia de estos olivos, en colaboración con agricultores locales. Trabajan impulsando plantaciones experimentales donde poder analizar la calidad de los aceites obtenidos. Como una especie de campos de ensayo en los que no solo se recuperen las aceitunas antiguas, sino que se sienten las bases para el nacimiento de un sector olivarero de gran calidad en Galicia, competitivo al más alto nivel. “Producen un aceite impresionante, lleno de matices”, dice la experta.

Martínez: “Hay conocimientos y tecnología para que el campo viva bien”

Lo hacen a partir de los conocimientos que han adquirido estos 30 años sobre tres variedades de leñosas: vid, olivo y rosa. Tres especies que comparten áreas de crecimiento entre Galicia, Asturias y Noroeste de León. Y que, además, suponen para los expertos la verdadera clave de la recuperación del rural y la España vaciada si, como auguran los resultados, consiguen coordinarse con Administraciones públicas para ofrecer a los agricultores sus conocimientos con los que sacar el máximo rendimiento. “Hoy tenemos conocimientos y tecnología para que los agricultores vivan bien, como cualquier otro tipo de trabajador”, afirma la investigadora.

Y lamentan que es necesario que exista una buena conexión a internet porque en estas plantaciones experimentales se recogen datos en tiempo real que los científicos necesitan para hacer su labor.

Son muchos los agricultores que demandan los olivos del CSIC para su cultivo, pero el centro de investigación selecciona aquellos que mejor conocen el trabajo del olivo y cuyos terrenos presentan condiciones más favorables, entre otras cuestiones. El CSIC trabaja asimismo en colaboración con la Asociación de Productores de Aceite y Aceitunas de Galicia, la Asociación de Viveristas del Noroeste (las especies que ya son comerciales llegan a los agricultores a través de los viveros), la Xunta y la Fundación Juana de la Vega (que financió el proyecto de recuperación de los olivos).

Conservación de uva de Galicia en la Misión Biológica. |   // RAFA VÁZQUEZ

Conservación de uva de Galicia en la Misión Biológica. / RAFA VÁZQUEZ

Una D.O para el olivo gallego

La presencia de los olivos en Galicia es un hecho histórico con numerosas pruebas arqueológicas. Entonces, ¿por qué sigue sorprendiendo que se trate de un producto autóctono y, encima, con tantas variedades propias? Porque en el siglo XVII casi desapareció. El interés personal de un hombre poderoso, el Conde Duque de Olivares, dueño y señor de grandes extensiones de olivares en otros puntos de España, fue la causa. Gravó a los olivos gallegos con un impuesto por ejemplar que acabó con su producción, según explica Carmen Martínez.

Ahora, y con todo el camino andado hasta descubrir las variedades y sus altas capacidades a nivel comercial y sanitario de los aceites de Galicia, los investigadores del CSIC consideran que existen bases científicas suficientes para la creación de una Denominación de Origen (D.O) o Indicación Geográfica Protegida (IGP) propia bajo el nombre: ‘Aceites de Galicia’.

No es el único reconocimiento que buscan para los productos gallegos. El equipo VIOR, cree importante la creación de un sello de calidad para los productores de vino con variedades de uvas actualmente en experimentación, que cultivan al amparo del proyecto On-Farm. “Sería una manera de reconocer su trabajo como garantes del estas vides, la cultura y tradición agrícola de Galicia. Y daría un valor extra al producto”, afirma Martínez que además explica que se han dado cuenta de que conservar estas especies en bancos de germoplasma no es suficiente, es necesario cultivarlas porque, de lo contrario, acabarían extinguiéndose, como ya ocurrió con variedades de frutales que se han perdido. “El hombre forma parte de la cadena ecológica, no se le puede sacar de ella”, sentencia la experta.

El equipo también trabaja ahora mismo en cómo reducir el uso de productos fitosanitarios en la producción de vino. “Permitiría ahorrar costes a los agricultores, potenciar el equilibrio con el medio ambiente y mejorar la salud”, afirma Martínez. La idea es optimizar la producción de vino al mismo tiempo que se libera de los excesos químicos. Esta línea de investigación también tendría resultados sobre los olivos (leñosos con procesos similares de cultivo). Actualmente, hay variedades tan sensibles que en la Misión Biológica hay olivos conservados en invernaderos con ‘mosquiteros’. “Se contagian por la tierra y los insectos, por eso están en macetas separados”, explica la científica.  

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