Ourense lidera el resurgir de la producción de aceite en Galicia con 40 hectáreas de olivos

El ourensano Alfonso Udías, preside la asociación gallega (APAG), con 144 productores asociados, 60 de ellos en la provincia | Además recolectar y vender aceitunas, muchos ya se animan a comercializar su propia marca

Recogiendo aceituna durante la pasada cosecha, en una plantación de olivos de la provincia de Ourense.   | // IÑAKI OSORIO

Recogiendo aceituna durante la pasada cosecha, en una plantación de olivos de la provincia de Ourense. | // IÑAKI OSORIO / M.j.Álvarez

M. J. Álvarez

Galicia fue pujante tierra de producción de aceite de oliva y además de altísima calidad, allá por el siglo XV, hasta que, según defienden los historiadores, los Reyes Católicos ordenaron arrancar aquellos centenarios olivos gallegos, para trasladar la industria del aceite al sur de la península, los entonces territorios reconquistados, y fomentar así su repoblación y reactivación económica. Solo se salvaron algunas pequeñas plantaciones, en sitios inaccesibles como la Ribeira Sacra.

La historia, siempre testaruda, ha permitido que seis siglos después un puñado de gallegos “teimudos”, se rebelen y la Asociación de Productores de Aceite y Aceitunas de Galicia (APAG), representa ya a 160 productores en la comunidad, que tienen 144 hectáreas de olivos plantadas, lo que se traduce en 152.000 ejemplares. La provincia de Ourense, con 60 asociados, y 40 hectáreas de olivares, lidera el resurgir de un sector injustamente esquilmado en su día, y olvidado después.

El ourensano Alfonso Udías preside la APAG. Aunque en esta asociación están firmas como el buque insignia del aceite en Galicia –Abril, que vende en decenas de países–, la condición para integrarse es que la producción tiene que ser de aceituna cultivada en Galicia. Aunque la mayoría de los socios son pequeños productores para los que estos cultivos eran casi un experimento, ahora se animaron a hacer su propia marca.

Según algunos historiadores, los Reyes Católicos mandaron arrancar en el siglo XV el denso olivar gallego, para llevar esa producción al sur, territorio reconquistado, y reactivar su población y economía

“El dato que utilizamos es que en la provincia de Ourense hay en torno a 35 o 40 hectáreas de olivos plantadas, de las cuales la mayor parte pertenecen a la Asociación de Productores de Aceite y Aceitunas de Galicia”, explica Alfonso Udías. Lleva en el cargo desde diciembre como presidente accidental, pero está claro que “esto es siempre una alternativa de inversión en la provincia”. Tiene su plantación en Cenlle, O Ribeiro, junto con otro socio, y una de las premisas de la asociación es que todas las marcas asociadas deben de ser AOVE, (aceite de oliva virgen extra) de aceitunas gallegas cultivadas en Galicia.

Udías es de nueva cosecha también, pero son muchos los jóvenes emprendedores que apuestan por sacar rentabilidad a terrenos sin uso con este tipo de cultivo. En unos cinco años, si no hay contratiempos, climáticos –habituales últimamente– o de otro tipo, ya empiezan a producir aceitunas, para la venta o para su transformación en aceite.

Productores gallegos, han conseguido seis siglos después, que en Galicia haya ya más de 150.000 olivos plantados en las cuatro provincias y muchas marcas de AOVE en marcha

Su antecesor al frente de la APAG, José Antonio García, fue de los primeros que plantó olivos, y lo hizo en Castrelo de Miño. “Mi superficie es anecdótica; empecé en 2014 y hace tres años mi hija Antía ha creado una marca Alma Meiga, que se ha está abriendo mercado. La producción es de unos 600 litros o 700 litros de la marca, “que ha obtenido las mejores puntuaciones” afirma, de los expertos.

Inicialmente “apostábamos por la variedad arbequina, que representa el 90% de lo que hay en Galicia, y ahora nos decantamos por picual, brava, mansa, variedades autóctonas”, indica José Antonio. Los pioneros pensaban en vender el fruto “pero vimos que había almazaras y empezamos a probar y producir aceite; mi deseo es que la gente se anime no solo a plantar, sino a producir aceite 100% gallego, pero no basta con eso, tiene que ser muy bueno y cumplir todos los parámetros”, afirma.

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Alfonso Udías, presidente de APAG / INAKI OSORIO

Alfonso Udías: "Tenemos 1.200 olivos produciendo en Cenlle"

Alfonso Udías lo tuvo claro. A pesar de tener su puesto en una administración local, decidió, con Pablo, su socio, “aportar nuestro granito de arena hacia una actividad que apostaba por generar valor añadido al territorio, y además, con un producto de máxima calidad, el aceite de oliva virgen extra, que contribuye a la sostenibilidad”, explica. Su sueño ya se ha materializado. “Nuestra plantación está en O Ribeiro, en Cenlle, en el monte comunal en Osmo. Actualmente tenemos unos 1.200 árboles en producción, principalmente de las variedades arbequina y picual, entre otras. La plantación ya comenzó a dar las primeras producciones y tenemos aceite”, asegura.

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José Antonio García y su hija Antía que lleva Alma Meiga / Iñaki Osorio

José Antonio y Antía: hay relevo en el olivar gallego

“Empecé plantando en Castrelo de Miño, en ORibeiro, y en Santa Cruz y hay algunos productores que me venden parte de su producción”, explica José Manuel García. Él fue de los pioneros de APAG, en apostar por una modesta producción y ahora tiene dos marcas, una de ellas es ya de Antía García, su hija. “Tiene 22 años, acabó Derecho, y es la dueña de Alma Meiga. Es un proyecto de futuro; un ingreso más”. Por otro lado esta marca “ya tiene premio, de algún modo, pues consiguió la máxima calificación de los expertos”, explica José Antonio García. Él mismo tiene un vivero en el que produce variedades autóctonas , para un aceite gallego cien por cien.

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