Más de 175.000 hogares gallegos soportan un gasto desproporcionado de luz y gas
Estas familias crecieron un 18% en un año, el mayor aumento de todo el Estado | En tres años se duplicaron las viviendas que no pueden tener una temperatura adecuada en invierno
Las facturas de luz y calefacción están haciendo tambalear las economías domésticas. En Galicia el 16,35 por ciento de los hogares soportan un gasto desproporcionado de energía. Según los indicadores de pobreza energética que acaba de publicar el Ministerio de Transición Ecológica correspondientes a 2021 –antes de que estallara la guerra de Ucrania y se dispararan aún más los precios de la electricidad y los carburantes–, en la comunidad autónoma sumaban ya más de 175.000 las familias gallegas que dedicaban una parte excesivamente alta a pagar las facturas energéticas. Y esta problemática va en aumento en la comunidad, pues en un año se incrementaron un 18 por ciento los núcleos familiares en esta situación. De hecho, fue la autonomía con un mayor incremento. El Gobierno considera que se paga demasiado cuando el peso del gasto en energía sobre el total de ingresos es más del doble que el de un hogar medio a nivel nacional.
El gasto desproporcionado en las facturas de electricidad y calefacción es uno de los indicadores que utiliza el Gobierno para medir la pobreza energética, que define como la situación en la que se encuentra un hogar en el que las necesidades básicas de suministros de energía no pueden ser satisfechas, como consecuencia de un nivel de ingresos insuficiente, y que puede ser posiblemente agravada por disponer de una vivienda ineficiente en energía.
En el conjunto nacional los hogares con un gasto excesivo en energía bajaron ligeramente hasta el 16,4 por ciento. El Ministerio de Transición Ecológica lo atribuye “al efecto positivo de las medidas fiscales y de acción social tomadas por el Gobierno tras la pandemia de COVID”. Sin embargo, esta mejoría no se trasladó a todas las comunidades. En cinco autonomías se incrementó el porcentaje de familias que soportan pagos desproporcionados en relación a sus ingresos: Andalucía, Baleares, Castilla-La Mancha, Cataluña y Galicia. Y de ellas, el mayor aumento fue precisamente el de la comunidad gallega.
Si en 2020 sufrían un gasto energético excesivo el 13,86 por ciento de los hogares, en 2021 se elevó esta tasa al 16,35 por ciento, lo que se traduce en un incremento de 27.300 familias en comparación con el año anterior.
Aún así, Galicia está muy próxima a la media nacional en cuanto a hogares con un desembolso excesivo para abonar las facturas energéticas.
Según el análisis que realiza el Ministerio de Transición Ecológica a nivel nacional, el gasto desproporcionado en luz y gas no afecta por igual a los distintos tipos de hogares. Así, en el caso de los mayores que viven solos la incidencia casi se duplica hasta el 27,8 por ciento. También hay un 21,9 por ciento de familias monoparentales con pagos excesivos en relación a sus ingresos. Estar en el paro es un factor de riesgo. De hecho, más de la mitad de los núcleos en los que el cabeza de familia se encuentra en el paro también están en esta situación.
Otro indicador que usa el Ministerio de Transición Ecológica para medir la pobreza energética es la imposibilidad de mantener una temperatura adecuada en la vivienda en invierno. Y ahí los datos son incluso más alarmantes. En Galicia más de 140.000 familias, el 13,1 por ciento del total, han restringido el uso de energía en sus hogares como medida de precaución para poder hacer frente al pago de sus facturas. Su número se ha duplicado respecto a 2019, cuando el porcentaje de hogares que no usaban la calefacción por falta de recursos era solo del 6 por ciento. Pero no es una tendencia exclusiva de la comunidad autónoma, pues ha ocurrido algo similar en el conjunto nacional.
El estudio del Ministerio de Transición Ecológica pone cifras también a la “pobreza energética escondida”, que se define como el porcentaje de hogares cuyo gasto energético es inferior a la mitad de la media nacional. En todo caso, este indicador puede estar relacionado con los hogares que limitan sus necesidades energéticas por debajo de lo que sería deseable para mantener un nivel mínimo de confort, pero también puede obedecer a pautas de comportamiento más eficiente, así como a la disponibilidad de equipamiento con elevados estándares de eficiencia energética.
En esta situación se encuentran 95.000 hogares gallegos, el 8,9 por ciento del total, si bien su número ha descendido respecto al año anterior. Y dado que aumentan las familias con gasto desproporcionado y que no pueden tener su vivienda a una temperatura adecuada, puede deberse a una mayor eficiencia energética de las viviendas.
Las dificultades de los hogares para afrontar los gastos de luz y gas se traduce en retrasos en el pago de recibos. En 2021 el 5,7 por ciento de las familias gallegas aplazaron el abono de estos recibos, una cifra superior al 5 por ciento del año anterior y bastante más elevada que el 2,8 por ciento que se registraban en el año 2018.
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