Galicia aplaza niños y bodas

Los matrimonios envejecen: casi un 90% espera a los 30 / Solo uno de cada diez enlaces se celebra por la Iglesia

Mayores en un parque.   | // GUSTAVO SANTOS

Mayores en un parque. | // GUSTAVO SANTOS / C. Villar

Carmen Villar

Carmen Villar

Aunque haya tangos que entiendan que veinte años no es nada, en dos décadas la fisonomía de la comunidad gallega ha cambiado, ha ido ganando más arrugas. En lo que va de milenio, la media de edad de la población se ha incrementado en casi cinco años, en consonancia con su progresivo envejecimiento, y ya roza los 48. A la par que ganan peso los mayores, los gallegos retrasan el reloj de las diferentes etapas vitales y echando la vista dos décadas atrás, incluso una, los cambios se notan: se ha disparado el porcentaje de quienes deciden dar el paso de casarse cuando ya soplaron al menos 30 velas y también los ritos se han modificado: apenas uno de cada diez acude a la Iglesia para celebrar el enlace cuando en 2001 eran el 75%.

Así lo permiten constatar los datos provisionales difundidos ayer por el Instituto Galego de Estatística correspondientes a 2021, que certifican, como avanzaba ya hace unos meses el INE, su homólogo estatal, que Galicia encadena otro año, y ya van más de treinta, con un saldo vegetativo negativo. Solo dos concellos en toda la comunidad –dos de 313, y ninguna de las siete ciudades– logran, y por poco, cerrar con más nacimientos que defunciones: Salceda de Caselas (Pontevedra) y Ames.

Fallecimientos

La información difundida ayer por el IGE cifra en 32.843 las personas fallecidas el año pasado, un 0,01 por ciento menos que durante el año de irrupción de la pandemia. El grueso de las defunciones va asociado a las personas provectas (el colectivo de 85 años en adelante supone el 52 por ciento de los decesos) y en general también la muerte llama más tarde a las puertas: el 55 por ciento de los varones que fallecieron tenían como mínimo 80 años, mientras que, entre las mujeres, ese grupo de edad concentra tres de cada cuatro óbitos. Con todo, no se libran los más jóvenes y casi una de cada diez muertes acaecidas afectan a gallegos que no habían llegado a la edad para jubilarse.

Menos niños que defunciones

En el lado contrario de la balanza están los neonatos, que no bastan para compensar las restas. Como apunta el IGE, los nacimientos siguen con el descenso iniciado en 2009 y se sitúan en 14.759. Los datos avanzados para este año, disponibles para el primer trimestre, elevan la cifra de partos a 3.442, un 1,56% superior a la del mismo período de 2021. No obstante, las defunciones siguen sacando mucha ventaja, un total de 9.047 de enero a marzo.

Madres tardías

Aparte de que hay pocos niños, las mamás se lo piensan cada vez más antes de serlo: el informe indica que el pasado año casi el 80 por ciento de los partos fueron de madres de 30 o más años de edad, cinco puntos más que diez años antes. De hecho, las progenitoras que cuentan con 40 o más años representan “ya”, como destacan desde el IGE, el 14,4% de los nacimientos, el doble que hace solo una década.

Bodas aplazadas

El retraso se nota también en los matrimonios. Aunque después de las restricciones derivadas de la pandemia 2021 fue el año de los enlaces –se registraron un 53 por ciento más–, si se analizan los matrimonios de diferente sexo se puede observar también, como subrayan desde el IGE, cómo los cónyuges aplazan cada vez más la decisión. Así, durante el pasado año casi el 83,5% de las mujeres y el 90 por ciento de los hombres que se dieron el sí tenían como poco 30 años. En 2011 estos porcentajes eran inferiores: se situaban en el 66,1 por ciento y en el 77,8 por ciento, respectivamente. Y si se comparan con 2001, el salto es drástico: se casaban a esas edades la mitad de los hombres que ahora y solo un tercio de las mujeres. Además hora, cuando se casan, lo hacen, en su inmensa mayoría, por lo civil. En las bodas entre personas de diferente sexo, la celebración católica apenas supone uno de cada diez matrimonios.

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